La planificación en la construcción continúa siendo uno de los grandes retos, los cuales hoy se afrontan con herramientas colaborativas tales como el Last Planner(r) System (LPS), el cual se ha posicionado como una de las prácticas de planificación más habituales en los últimos tiempos. Esta nueva forma de planificar brinda la oportunidad de potenciar el desarrollo de una cultura de trabajo que transforme las prácticas habituales centradas en el rol de un profesional dedicado al seguimiento y control de un programa de obra.
LPS es un sistema de planificación colaborativo basado en cinco niveles de planificación y control de la producción en un proyecto: Debería; Se Puede; Se hará; Se hizo; y la mejora continua como el camino hacia la excelencia. Este sistema de planificación ha capturado la atención a través de su impacto y lo llamativo de sus paneles coloridos de gestión que han quedado en la memoria colectiva de los profesionales del sector construcción, sin embargo, una buena implementación de LPS se basa en potenciar valores claves tales como la colaboración, la transparencia y el compromiso.
Una adecuada implementación de este sistema de planificación debe garantizar que todos los participantes se sientan parte de un objetivo común, siendo clave el rol de un líder interno con la capacidad de inspirar, guiar y motivar equipos, superar obstáculos, cumplir con plazos y mantener niveles sobresalientes de calidad y seguridad. El liderazgo bien ejercido no solo optimiza la eficiencia operativa y la productividad, sino también fomenta una cultura de trabajo basada en la confianza, colaboración, innovación y excelencia en cada etapa de un proyecto. Todo lo anterior, pone de manifiesto que antes de cualquier intento de hacer un panel colorido o de implementar un software de LPS debe existir el convencimiento de que la clave de este sistema de planificación son las personas, su compromiso y colaboración.
En los últimos proyectos realizados con este sello diferenciador, se han logrado impactos en dos dimensiones claves, primero la Integración Cultural, la cual se ha visto reflejada en la integración de supervisores a la generación de ciclos de mejoramiento continuo en obra, el levantamiento y mediciones de productividad con impactos cuantificables mayores a un 10% en partidas claves del programa, y gestión de hasta un 80% de desperdicios en procesos de actividades críticas para el avance del proyecto. En segundo lugar, el Proceso de Planificación Colaborativa, logrando más de un 60% de confiabilidad en el levantamiento de restricciones de los participantes del proyecto. Son estos los resultados que dan cuenta del impacto de este sistema de planificación y responden por qué se ha transformado en una herramienta reconocida en el mundo.