El consumo de grasas saturadas favorece la pérdida del cabello al provocar el agotamiento de las células madre del folículo piloso, del cual nace el pelo, bloqueando su regeneración e impidiendo que éste vuelva a crecer, según explican desde Hospital Capilar
El aumento en el consumo de grasas conlleva a un déficit nutricional y un aumento de los radicales libres, lo que afecta a toda la parte celular a nivel del folículo piloso; provocando estrés oxidativo, células menos viables y estrés metabólico
Se recomienda seguir una dieta que incluya frutas, verduras, carnes y legumbres, haciendo hincapié en la ingesta de alimentos ricos en vitaminas y nutrientes beneficiosos para la salud y el crecimiento del cabello como el hierro, el zinc y los ácidos grasos Omega-3
Nuestro cabello necesita nutrientes y vitaminas para crecer de manera saludable y, por ello, seguir una dieta equilibrada se ha convertido en un factor clave a la hora de prevenir la caída del pelo. Sin embargo, diversos estudios afirman que la ingesta de grasas saturadas favorece la pérdida del cabello al provocar el agotamiento de las células madre del folículo piloso, del cual nace el pelo, bloqueando su regeneración e impidiendo, a la larga, que éste vuelva a crecer. Por ello, desde Hospital Capilar, la mayor corporación del sector capilar, explican de qué manera influyen las comidas grasas y los malos hábitos alimentarios en nuestra salud capilar, así como los principales alimentos a incluir en nuestra dieta para lograr que nuestro pelo luzca fuerte y sano.
"Las grasas son muy importantes en el ciclo de crecimiento del cabello. Hay una participación importante de ácidos grasos esenciales a nivel del ciclo folicular, por lo que éstas son esenciales para mantener una correcta salud capilar. El problema reside en que lo habitual es el consumo de grasas saturadas, las cuales alteran a nivel sistémico, comprometiendo la irrigación sanguínea del folículo piloso, lo que, a su vez, produce un aumento de los radicales libres", explica el doctor Steven Walker, de la clínica Hospital Capilar.
Así, alimentos que consumimos con mayor asiduidad en estas fechas, tales como los azúcares refinados, los productos procesados, las bebidas gaseosas o el alcohol, tienen un impacto negativo en la salud del cabello debido, fundamentalmente, a su alto contenido en grasas saturadas, ya que provocan una contracción grave de los folículos y, en última instancia, la pérdida del cabello.
De esta forma, el aumento de grasas saturadas puede afectar a la calidad del tallo piloso, haciendo que el pelo luzca más opaco, sin brillo y deshidratado; ralentizando el crecimiento capilar y produciendo un aumento en la caída del cabello. Así, la fase anágena del folículo, que suele durar unos cinco años de media, se acortará y el pelo se caerá con mayor rapidez, afectando también a la propia pigmentación del pelo y haciendo que se pierda el color natural de éste progresivamente.
"En esta temporada festiva, las comidas copiosas están muy ligadas con una ingesta calórica alta en grasas saturadas, carbohidratos y azúcares refinados, dejando de lado las fibras y micronutrientes esenciales para el correcto funcionamiento folicular como vitaminas y minerales. Este aumento en el consumo de grasas saturadas conlleva a un déficit nutricional y un aumento de los radicales libres, lo que afecta a toda la parte celular a nivel del folículo piloso; provocando estrés oxidativo, células menos viables y estrés metabólico del folículo piloso, entre otros, llevando a un efluvio telógeno", declara el especialista de Hospital Capilar.
Alimentación y estilo de vida, factores claves a la hora de frenar la pérdida capilar
Para prevenir, en la medida de lo posible, la caída del pelo, los expertos recomiendan, en primer lugar, seguir una dieta equilibrada que incluya frutas, verduras, carnes y legumbres, haciendo hincapié en la ingesta de alimentos ricos en vitaminas y nutrientes beneficiosos para la salud y el crecimiento del cabello como el hierro, el zinc y los ácidos grasos Omega-3, que ayudarán a mejorar la salud del cuero cabelludo y los folículos pilosos. "El folículo es una de las estructuras con mayor actividad metabólica del cuerpo que precisa de altas exigencias nutricionales para su correcto funcionamiento. De esta forma, cualquier aspecto que produzca un estrés metabólico afecta al folículo piloso, y es por esto que la alimentación tiene una gran importancia, ya que, si existe un déficit de nutrientes esenciales, el cabello irá perdiendo calidad", puntualiza el doctor Walker.
Por ello, para tener un cabello sano y fuerte, se deberá incluir en la dieta a las vitaminas C y B, especialmente importantes al participar en la replicación celular del ciclo de crecimiento capilar, mientras que la vitamina C y el zinc contribuyen a la producción de colágeno. Por otro lado, será fundamental incluir alimentos ricos en vitamina A y E, ya que éstos influyen en la restauración de la microvasculatura y reducción de radicales libres.
"En nuestra dieta, se aconseja ingerir de forma habitual huevos, al ser una excelente fuente de proteínas y biotina, ambas esenciales para el crecimiento del cabello; alimentos ricos en hierro, como las espinacas, las legumbres secas, el hígado, las ostras o el salmón; pescados azules como el salmón, el atún o las sardinas por su alto contenido en omega-3; así como fuentes de silicio como las patatas o los aguacates, o de selenio, como las carnes rojas", señala el especialista de Hospital Capilar.
Otros consejos a seguir a la hora de lograr una buena salud capilar se basan en no abusar de peinados tirantes, mantener una correcta higiene del cuero cabelludo, evitar productos químicos agresivos como tintes, alisados o permanentes y, en el caso de estados carenciales o déficit de alguna vitamina, se aconseja optar por una suplementación vitamínica en caso de ser necesario, siempre bajo la recomendación de un especialista, con el fin de aportar los micronutrientes necesarios para el folículo piloso.