Los tóxicos proceden del aire drenado del avión, de sustancias desprendidas al calentarse los revestimientos de plástico de la cabina, de bacterias y virus que se ocultan tras los paneles y del uso de insecticidas.
Según datos recopilados por Biosalud Day Hospital en el tratamiento de sus pacientes durante 3 años, estas sustancias son neurotóxicas y los disolventes del benzeno son también carcinogénicos.
Así, el síndrome aerotóxico es una patología crónica sistémica e inflamatoria y es desencadenado por una combinación de sustancias contaminantes que solo se da en los aviones. Afecta principalmente al personal de vuelo y puede tener consecuencias muy graves para la salud.
Los síntomas a corto plazo de este síndrome incluyen afonía, dolor de garganta, asma e irritación de las vías respiratorias mientras que a medio plazo puede provocar problemas cardiovasculares, ictus, intestino irritable, pérdida de memoria, alteración de la personalidad y fatiga crónica. Y derivar en enfermedades como cáncer o Parkinson, entre otras, según un estudio publicado este año en la revista Environment Health.
Hasta la fecha, ni las aerolíneas ni los fabricantes han llevado a cabo mediciones de los posibles riesgos de exposición a dichas sustancias contaminantes.
Los expertos advierten que es importante concienciar sobre el impacto real que puede suponer el síndrome aerotóxico para personal de vuelo y pasajeros. Para hablar de todo ello te ofrezco una entrevista con el doctor Mariano Bueno, médico especializado en el tratamiento de este síndrome.