La biofertilización se muestra como una práctica que encuentra su base en la simbiosis entre la naturaleza y la ciencia, estando emergiendo como solución clave para el desafío global de garantizar la seguridad alimentaria mientras se preserva el medioambiente.
En este contexto, el basto lienzo de la agricultura, donde la tierra fértil y las semillas mantienen la promesa de cosechas abundantes, existe una revolución silenciosa y poderosa que está transformando la forma en la que cultivamos nuestros alimentos.
En este caso, nos centramos en el binomio biofertilización y sostenibilidad. Para ello, entrevistamos a Alejandro Morera Ramírez, director de exportación de la firma Jose Morera, S.L., empresa fundada en 1965 por José Morera Arrix, y que con Alejando, se perpetúa en su cuarta generación.
Esta empresa es un ejemplo, como muchas de las demás empresas Asociadas a AEFA, que ha evolucionado en el tiempo, incorporando en sus catálogos, avances tecnológicos en materias como optimizadores de crecimiento, aminoácidos, enmiendas, desalinizadores, correctores de carencias, potenciadores de crecimiento, abonos especiales, bioestimulantes y microorganismos. La mayoría de estas especialidades, impensables en sus inicios.
Destacar la constante implicación que la firma Jose Morera mantiene con AEFA. Esta es miembro fundador de la Asociación, su gerente Alberto Morera Lleó fue su presidente durante la etapa 2003 a 2008, además de pertenecer a otras Juntas directivas y comisiones de trabajo de la Asociación. Actualmente, Alejandro Morera forma parte del equipo del Departamento de Comunicación de AEFA.
La primera pregunta es casi obligada ¿Qué se entiende por biofertilización?
La biofertilización moderna es una estrategia innovadora en la agricultura que busca mejorar la fertilidad del suelo y aumentar la productividad de los cultivos, utilizando para ello microorganismos beneficiosos y biotecnología avanzada.
Estos microorganismos, conocidos como microorganismos eficientes o simbióticos, interactúan de manera positiva con las raíces de las plantas, ayudando en la absorción de nutrientes esenciales y proporcionando una serie de beneficios adicionales.
En cuanto a la formulación de biofertilizantes, las empresas empleamos tecnologías avanzadas para seleccionar y aplicar específicamente estos microorganismos beneficiosos en el suelo o directamente en el sistema radicular de las plantas. Esto se logra mediante la producción de productos como inoculantes, bioestimulantes y enmiendas biológicas que contienen cepas seleccionadas de determinados microorganismos.
Como concepto de biofertilización ¿Estamos ante una innovación o una moda?
El concepto de biofertilización no se puede considerar una moda pasajera, sino una innovación significativa en la agricultura moderna.
Es cierto que ha habido un aumento en el interés y la aplicación de prácticas de biofertilización en estos últimos años. Pero este fenómeno se basa en fundamentos científicos sólidos y en la comprensión de cómo los microorganismos beneficiosos pueden mejorar la fertilidad del suelo y la productividad de los cultivos de manera sostenible.
En ellos hay una base científica sólida que respalda su eficacia y sostenibilidad a largo plazo; ha demostrado sus beneficios económicos y ambientales; en un contexto de crecimiento de la población, cambio climático y preocupaciones ambientales, es una herramienta clave para abordar la necesidad de producir alimentos de manera más sostenible y eficiente; cuenta con regulaciones estrictas que requieren evidencia científica de su eficacia y seguridad antes de su comercialización; e incluso podemos ver la creciente inversión en investigación y desarrollo en este campo, lo que indica que se trata de una área en constante expansión y mejora, por lo que va más allá de una moda temporal.
¿Es compatible la biofertilización con el abonado químico?
Sin duda. La biofertilización es perfectamente compatible con el abonado químico en la agricultura y de hecho, a menudo se utilizan de manera complementaria. Esta combinación se conoce como fertilización integrada o fertilización mixta. También hay que tener en cuenta que, en el caso de agricultura ecológica, sí se restringe el uso de fertilizantes químicos.
Es importante hablar de la complementariedad de nutrientes. Los fertilizantes químicos pueden proporcionar nutrientes esenciales de manera rápida y en formas específicas para las plantas, lo que puede ser beneficioso para abordar deficiencias concretas en el suelo. Por otro lado, la biofertilización se centra en mejorar la disponibilidad de nutrientes en el suelo a través de la actividad de microorganismos beneficiosos. Ambos enfoques pueden complementarse, ya que la biofertilización puede mejorar la eficiencia de uso de los nutrientes presentes en los fertilizantes químicos.
¿Qué ventajas en la productividad y calidad de los cultivos aporta la biofertilización frente a la fertilización convencional?
Las hay y además desde muchos puntos de vista. Uno ya lo hemos adelantado, como es la mejora de la disponibilidad de nutrientes, porque los microorganismos presentes en los productos de biofertilización pueden solubilizar nutrientes presentes en el suelo, convirtiéndolos en formas más fácilmente absorbibles por las plantas. Esto conduce a un crecimiento más saludable y un mayor rendimiento.
También está el concepto de fertilización a largo plazo. A diferencia de la fertilización convencional, que a menudo requiere aplicaciones periódicas de fertilizantes químicos, la biofertilización puede proporcionar nutrientes de manera continua a lo largo de todo el ciclo de cultivo.
Otro aspecto es la reducción de la dependencia de fertilizantes químicos, ya que mejora la eficiencia de uso de los nutrientes presentes en el suelo. Y no olvidemos su incidencia en la mejora de la salud del suelo, tanto a nivel físico como biológico.
Estos son algunos ejemplos, a los que podíamos sumar su contribución a una mayor resistencia a enfermedades y estrés abiótico por parte de las plantas, minimizar el impacto ambiental, etc.
¿Cómo se adaptan a condiciones climáticas y edáficas?
Como empresa, una de nuestras características singulares es el enfoque en la adaptación. Les ocurre a prácticamente todas las empresas de AEFA, aunque cada una lo resolvemos con estilo propio.
En nuestro caso, abordamos cada rincón de la Tierra en base a sus propios desafíos únicos en la agricultura. Desde climas cálidos y secos hasta entornos fríos y húmedos, nos embarca en una investigación constante y un desarrollo incesante para brindar soluciones a medida que permitan a los agricultores maximizar sus cosechas y lograr resultados óptimos sin importar el escenario.
Por ello, no todo reside solamente en los biofertilizantes formulados, sino también en el desarrollo de nuevas soluciones agrícolas.
Desde microorganismos beneficiosos hasta las técnicas de control, trabajamos en la capacidad para impulsar la frontera de la innovación y esta se manifiesta en cada producto a medida que se presentan al mundo. Sin caer en la pedantería, actuamos como arquitectos de un mañana agrícola más próspero y sostenible.
¿Cómo se llega a ello?
Cada empresa desarrolla su propia estrategia. Si bien, hay parámetros en común. Aun así y dentro de ellos, existen variables en la tecnología utilizada.
Por una parte, está la selección de microorganismos beneficiosos, en concreto, aquellas cepas específicas que mejor se adapten a unas condiciones específicas del suelo. Algunos pueden ser más efectivos en suelos ácidos, alcalinos, arenosos o arcillosos. Por lo tanto, se seleccionan cepas que puedan prosperar en las condiciones específicas de la zona agrícola.
También se explora su resistencia a condiciones climáticas adversas, como sequías o altas temperaturas. Esto asegura que los microorganismos elegidos permanezcan viables y activos en el suelo a pesar de estas condiciones desafiantes.
Por supuesto, se contemplan otros factores, como su adecuación a la temporada de cultivo. Estos biofertilizantes, pueden ser seleccionados y aplicados de manera oportuna, ya que, según la cepa de un determinado microorganismo, puede ser más efectiva en climas fríos o cálidos, por lo que se ajusta la aplicación según la estación de cultivo.
Como en otras muchas especialidades, el éxito o efectividad de un determinado producto, en este caso de un biofertilizante, está muy condicionado por su manejo. Para ello es importante el monitoreo y ajuste porque permite realizar variantes en su aplicación de biofertilizantes según las condiciones climáticas cambiantes y la respuesta de los cultivos.
¿Cuál es la contribución de los biofertilizantes a la sostenibilidad de las prácticas agrícolas?
A lo largo de nuestra conversación, ya he comentado algunos aspectos relacionados con la contribución de los biofertilizantes a la sostenibilidad de las prácticas agrícolas. Pero a modo de resumen, podemos decir que desempeñan un papel significativo y de varias maneras.
Una es la reducción de la dependencia de fertilizantes químicos, lo que a su vez disminuye los costos de producción y la contaminación ambiental causada por la lixiviación de nutrientes. Otra es la mejora de la calidad del suelo, ya que los biofertilizantes ayudan a mejorar la salud y la estructura del mismo.
También, de forma indirecta, participan en la reducción de la erosión y la degradación del terreno porque mejoran la estructura del suelo. Así como el aumento de la resistencia de la planta a enfermedades y estrés, al fortalecer la salud de las plantas y su resistencia a enfermedades y estrés ambiental.
Determinados biofertilizantes contienen microorganismos que pueden fijar el nitrógeno atmosférico, lo que reduce la necesidad de fertilizantes nitrogenados y disminuye la emisión de gases de efecto invernadero asociados con su producción. Y por supuesto, al favorecer la vida del suelo, contribuyen a la diversidad biológica del suelo, lo que es esencial para un ecosistema agrícola más saludable.
¿Es necesaria una formación al agricultor en torno a la biofertilización?
Sin duda. La implementación exitosa de la biofertilización puede depender en parte de la capacitación de los agricultores. Recordemos que estamos inmersos en un desarrollo tecnológico y por consiguiente, es necesaria una transferencia de nuestras empresas a los operadores que las aplican.
Es tan necesaria que, si analizamos los equipos técnico comerciales de nuestras empresas, no son vendedores estándar, sino provenientes del mundo de la biología, técnicos, ingenieros, etc., en definitiva, profesionales a los cuales además formamos, para que nuestra investigación, desarrollo e innovación, sea transferida de forma eficiente.
En una agricultura avanzada como la actual, todos los operadores vamos de la mano y la cadena se resentiría si un eslabón decide ir por separado en su propio beneficio. Así pensamos en nuestra empresa.