Por Julio García Gómez, experto en lenguaje y comunicación de la Fundación Casaverde
Carmen Sevilla, un fenómeno de la comunicación que rompió moldes. A través de sus películas y programas de televisión supo ganarse al público. Manejaba como nadie el lenguaje no verbal de su rostro, su sonrisa, sus guiños de ojos, a caballo de la ingenuidad y la picaresca. Los errores y equivocaciones en el Telecupón la convirtieron en maestra de la improvisación. Un ejemplo de singularidad en la comunicación, lenguaje verbal y gestual a la vez, para conseguir comunicar con los ojos, el rostro y las manos. Una mujer de habilidades de comunicación innatas.
Supo seducir a las audiencias a través de sus películas, sus canciones y en su etapa en la televisión de la mano de Valerio Lazarov, y conseguir que cada noche el país estuviera pendiente de lo que iba a decir, cómo y dónde se equivocaría. Este es el arte de captar la atención del espectador, algo singular que se tiene o no y que muchas personas además saben potenciar con acierto.
Las claves de las características de comunicación de Carmen están en haber sabido ser muy cercana a los espectadores, manejar la sonrisa abierta como nadie, ser natural, con buen sentido del humor, y además capturar la atención con unos mensajes cortos, pero contundentes y radicales.
La última etapa de su carrera, en su retiro con las ovejitas de su finca de Herrera del Duque en Extremadura supo también hacer arte de la discreción. Vivió una etapa tranquila aquí, que le sirvió para tomar oxígeno y volver a los platós después con más fuerza.
Pocos personajes han sabido atraer la atención como ella. Muchas veces sin pretenderlo. Ella tenía eso que llamamos carisma que va unido a liderazgo. Saber estar, saber transmitir y que luego hablen de nosotros. De hecho protagonizó muchas campañas publicitarias de televisión, desde los orígenes del medio, con los anuncios/canciones de electrodomésticos Philips, hasta cosmética después y productos ultracongelados.
Carmen Sevilla, todo un mito del espectáculo, icono de la comunicación en su más puro estado.