El sábado 10 de junio, finalizando la gira estreno, se presentará el ballet "Las Cuatro Estaciones", música de Max Richter, recomposición de Antonio Vivaldi, coreografía de Ilia Jivoy, en el Auditorio y Centro de Congresos Víctor Villegas de Murcia.
Acertada elección la versión coreográfica de Las cuatro estaciones,del creador ruso Ilya Jivoy, para ser bailada por el joven y comprometido equipo de bailarines de PAR, el programa de Alto Rendimiento en Danza, impulsado desde La FACT Cultural de Terrassa. Tuvieron estreno el pasado sábado 6 de mayo en Terrassa, con función adicional el domingo 7 de mayo en Sant Cugat.
Itinerario gira:
6 Mayo - Factoria Cultural de Terrassa - Terrassa
7 Mayo - Teatre Auditori - Sant Cugat del Vallès
13 Mayo - Auditorio de Zaragoza, Sala Mozart
17 Mayo - Teatro Principal de Alicante
18 Mayo - Teatro Circo de Albacete
26 Mayo - Teatre Fortuny de Reus
10 Junio - Auditorio Victor Villegas de Murcia
Además, abierto al público y coincidiendo con estas representaciones, los alumnos y escuelas de danza de la Comunidad Valenciana, Aragón, Castilla-La Mancha, Cataluña y la Región de Murcia, recibirán varias "master clases" impartidas por los profesores de la compañía.
La coreografía de "Las Cuatro Estaciones", exigente en la técnica, lo que de verdad requiere para ser eficaz es un equipo compacto y compenetrado, con conciencia de grupo, que sea capaz de resolver la sincronización, el unísono, la simetría y el canon, con constantes entradas y salidas de los bailarines, recursos sobre los que Jivoy articula toda la obra, que discurre con la serenidad sin exaltaciones que Richter impone a la conocida partitura.
Jivoy, treintañero, montó originalmente esta creación para el legendario Mariinski, de San Petersburgo, cuando ocupaba allí la posición de coreógrafo residente. Hoy, fuera de su país y abiertamente contrario a la guerra en Ucrania, va dándose a conocer por Europa. A juzgar por la coreografía vista el pasado fin de semana en Terrassa, se mueve en un territorio claramente marcado por la elegancia y musicalidad de los cuerpos. Hay también esmero y cuidado en la iluminación, que, con su ciclorama de colores vivos para cada estación, otorga sugerentes cualidades cromáticas a la pieza. Hay además buen gusto y sentido de la composición coreográfica en la resolución de las distintas etapas que, articuladas por breves interludios de música electrónica, pasan de la belleza de la primavera a la roja efervescencia veraniega, quizá la más brillante del conjunto, para dar paso a la melancolía del otoño y finalmente, a la blanca monotonía invernal.