Esto es lo que nunca hay que hacer en un atasco

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Esto es lo que nunca hay que hacer en un atasco

Cleverea ofrece una serie de consejos para evitar los atascos y nos habla de los errores más comunes que se comenten durante los embotellamientos

Sobre todo para los habitantes de una gran ciudad, soportar atascos y retenciones en el tráfico es algo tan frecuente que cualquier conductor entiende la frustración que producen. Pero por mucho que soportar un atasco sea algo casi cotidiano, no significa que los conductores no puedan implementar una serie de medidas que mejoren la fluidez del tráfico y su propia seguridad. Según los datos que maneja cleverea, la empresa líder en seguros online de movilidad y hogar, los españoles perdemos de media unas 20 horas al año en atascos, cifra que se duplica si vivimos en Barcelona o en Madrid.

Además de la tremenda pérdida de tiempo que suponen, los atascos tienen otra cualidad que los hace insoportables: sacan lo peor de los seres humanos. En vez de mantener un comportamiento cívico y tranquilo para que la situación se solucione lo antes posible, tiramos piedras contra nuestro propio tejado cometiendo una serie de errores evitables que pueden ponernos en riesgo a nosotros, a nuestros vehículos y que, además, contribuyen a que el atasco se prolongue. Por ello, los expertos de Cleverea enumeran los errores más frecuentes que se cometen en los atascos :

1. La distancia de seguridad sigue siendo importante

Casi todo el mundo entiende la importancia de mantener la distancia de seguridad cuando circula por carretera, pero no funciona así en los atascos. En cuanto el tráfico empieza a ralentizarse, los vehículos tienden a acercarse entre ellos lo máximo posible, lo que aumenta significativamente el riesgo de alcances, que son los accidentes más usuales en este tipo de situaciones.

Es frecuente que haya momentos en los que se avanzan unos metros, seguidos de otros momentos de frenazos más o menos bruscos cuando el tráfico se detiene. Si no se respeta la distancia de seguridad y dos o más vehículos colisionan, además de los destrozos en la carrocería y los posibles latigazos cervicales, el atasco durará el triple.

2. Acelerones y frenazos

Relacionado con lo anterior, una conducción brusca de acelerones y frenazos también facilita que se produzcan alcances entre los vehículos, mientras que una conducción suave y tranquila resulta más segura y fluida. No se llega antes por recorrer los mismos metros más rápido si luego el tráfico se detiene, simplemente, se alargará el tiempo en el que se está parado y se acortará el de la marcha. Lo que sí pasará es que aumentará el consumo de gasolina, se contaminará más y se desgastarán más rápidamente las pastillas de freno.

3. No olvidemos los intermitentes

La comunicación es esencial para la convivencia en sociedad. El ser humano ha diseñado cientos de mecanismos y formas de comunicarse precisamente por lo importante que es. Está la escritura, el código morse, el teléfono, la radio... y los intermitentes también. Sirven para comunicar si vamos a movernos a la izquierda o a la derecha. También para avisar de una parada, una avería, una emergencia o una retención.

En los atascos, después de mucho tiempo parados o circulando a muy poca velocidad, los conductores tienden a distraerse o a confiarse y realizan maniobras sin señalizarlas. Usar los intermitentes es esencial para que los demás conductores sepan qué se va a hacer y puedan actuar en consecuencia.

4. Cambios de carril

En los desiertos, los espejismos producen la ilusión de un oasis de agua fresca y vegetación. En un atasco el espejismo es percibir que una fila siempre avanza más que las otras y nunca es en la que se está. Cambiar constantemente de carril ralentiza aún más el ya de por sí ralentizado tráfico, enfada al resto de conductores y aumenta las posibilidades de accidente. Para que un atasco termine rápido y el tráfico fluya, lo mejor es que todos los vehículos permanezcan en su carril hasta que llegue su salida.

5. Todo el mundo quiere llegar antes

Tener prisa por llegar, sobre todo cuando hay una urgencia, y encontrarse con un atasco es tremendamente frustrante, pero es imposible luchar contra los elementos. Aunque cualquier conductor atrapado en un atasco sueñe con un coche volador, no le queda otra opción que acomodarse en el suyo y armarse de paciencia. La prisa, los nervios y el estrés no hacen que el tráfico fluya. La tranquilidad, la precaución y la conducción responsable, sí.

6. Cuidar la mecánica del vehículo

Si no se hace un buen uso, la mecánica del vehículo sufre y en los atascos, lo que más suele resultar perjudicado es el embrague. Debido a que se inicia y se detiene la marcha cada pocos metros, es habitual dejar el pie presionando el embrague de forma continua junto con la primera marcha metida. Esto daña el mecanismo y acorta su vida. Lo más recomendable es meter la marcha solo al arrancar y mantenerse en punto muerto con el freno pisado en los ratos en los que se esté detenido.

7. Conservar la calma

Los atascos tienen la molesta cualidad de sacar de quicio incluso a las personas más tranquilas. Entre la prisa, la impotencia y la misantropía que causa el ver a otros conductores incurriendo en todos los errores que ya se han mencionado, e incluso en otros peores como circular por el arcén, es normal que uno acabe por sentirse desesperado. Pero hay que conservar la calma, cuando un conductor está nervioso y frustrado, es más probable que cometa errores graves y que su concentración se disperse. A pesar de la molestia, hay que tratar de serenarse, respirar hondo y asumir la situación. Un buen podcast que resulte interesante, un audiolibro o una lista de la música preferida pueden conseguir que la situación de verse en un atasco se convierta, incluso, en un momento placentero de tranquilidad con uno mismo. La actitud con la que se encaran los problemas influye mucho en el nivel de sufrimiento que producen dichos problemas.

8. La prevención es clave

Pasa con todo: siempre es mejor prevenir el problema que tener que lidiar con él. Por eso, los profesionales de Cleverea insisten en la importancia de incorporar una serie de medidas preventivas en el día a día del conductor que eviten lo máximo posible los molestos embotellamientos:

Rutas alternativas

Hoy en día todo el mundo lleva un smartphone encima capaz de informar sobre el estado del tráfico en tiempo real. Antes de hacer cualquier trayecto, es recomendable consultar en el navegador qué carreteras tienen mayor densidad de tráfico y qué alternativas hay.

Transporte público

Es posible que la opción de usar el transporte público no sea siempre rentable si no hay buenas comunicaciones desde el principio del trayecto, pero quizá si resulte útil llegar en coche hasta cierto punto y, a partir de ahí, tomar el metro o el cercanías; dos medios de transporte a los que no les afectará el estado de las carreteras.

Salir antes

Si como costumbre se sale de casa 15 minutos antes de lo necesario, es más probable que se pueda evitar la hora punta o que los atascos, de haberlos, no ocasionen un gran trastorno porque no habrá tanta prisa por llegar.

Compartir vehículo

Sería ideal que todo el mundo colaborase y que los coches se compartieran siempre. Mejoraría el tráfico, la calidad del aire y la economía familiar.

Si cinco vecinos deben ir a lugares cercanos a trabajar ¿por qué no organizarse para ir en un solo coche en lugar de tener que llenar las carreteras con cinco vehículos que van a hacer la misma ruta?

Ya hay multitud de aplicaciones para el móvil que conectan a personas interesadas en compartir vehículo. En buena compañía, además de ahorrar, puede que el atasco se haga más llevadero.

Hacerse motorista

Si todo lo demás falla y tampoco es posible mudarse a un lugar más cercano a la oficina o teletrabajar, entonces una moto puede ser la solución. No hay vehículo más ágil que este y, hasta que comercialicen los coches voladores, la moto es el único medio de transporte privado que no sufre en los atascos.

Javier Bosch, consejero delegado de Cleverea, ha dicho: "Los atascos puntuales ocurridos por un accidente sobrevenido, son situaciones inevitables que hay que soportar y comprender. Los conductores también debemos aportar nuestro grano de arena y hacer lo que esté en nuestra mano para no empeorar la situación. Desde Cleverea, animamos a los conductores a seguir todas estas medidas para evitar los atascos y a que respeten las normas del tráfico cuando no hayan podido sortearlos. Si todos practicamos una conducción empática y responsable se evitarán muchos accidentes y la fluidez del tráfico mejorará”.

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