Presbicia, astigmatismo y cataratas, entre los problemas visuales que pueden ocasionar pérdida de interés por la lectura

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23 de abril: Día Internacional del Libro

Presbicia, astigmatismo y cataratas, entre los problemas visuales que pueden ocasionar pérdida de interés por la lectura

La presbicia, también conocida como vista cansada, afecta a prácticamente el 100% de la población por encima de los 45 años. Uno de sus síntomas es la necesidad de alejar el libro para ver las letras con más claridad

El astigmatismo y las cataratas provocan visión borrosa, lo que puede suponer que el paciente interrumpa la lectura

Expertos del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega explican cuál es el mejor tratamiento para estos problemas y cómo y cuándo llevarlos a cabo

Si existe una afición que requiere de una buena visión,esa es la lectura. Conscientes de ello, y con motivo del Día Internacional del Libro, desde el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega advierten que problemas visuales como la presbicia, el astigmatismo o las cataratas, debido a sus signos y síntomas, podrían llegar a ocasionar pérdida de interés por la lectura.

"La presbicia, también conocida como vista cansada, afecta a prácticamente el 100% de la población a partir de los 45 años (en miopes puede paliarse durante un tiempo), por ello es el principal problema visual para que las personas abandonen el hábito de leer", advierte el Dr. Luis Fernández-Vega Cueto-Felgueroso, del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega, quien añade que "la disminución de la capacidad de acomodación del cristalino para ver de cerca provoca, por ejemplo, la necesidad de alejar el libro para ver las letras con más claridad".

Los síntomas de este trastorno se muestran de forma gradual a partir de los 40 años y comienzan a ser clínicamente significativos a partir de los 45 años, cuando se empieza a necesitar una corrección óptica, así como revisiones oftalmológicas periódicas para vigilar su desarrollo. Entre otros síntomas, también se dan la sensación de agotamiento en los ojos, la visión borrosa de objetos cercanos, la dificultad para leer letras pequeñas, el empeoramiento de la visión cuando hay poca luz e, incluso, dolores de cabeza recurrentes.

Otros problemas visuales que afectan a la lectura

El astigmatismo produce una visión borrosa y distorsionada, síntomas que también pueden hacer incómoda la lectura. En España, la prevalencia del astigmatismo significativo (igual o mayor a 1,5 dioptrías) se sitúa en torno al 25% de la población, lo que la convierte en el tercer problema visual más común entre los españoles, por detrás de la miopía y la presbicia.

Las cataratas, que consisten en la opacidad del cristalino, constituyen otro de los problemas visuales que pueden afectar a la lectura. Aunque la edad es una de las principales causas de esta patología, existen otras como los traumatismos oculares, la herencia genética o el tratamiento con corticoides, entre otras.

Uno de los síntomas más frecuentes de las cataratas es también la visión borrosa. El paciente percibe una neblina que impide la correcta visión, lo que interfiere en actividades cotidianas como la lectura. Llegado a este punto, es imprescindible acudir a un especialista, ya que, en caso de no hacerlo, la evolución de la catarata puede desembocar en una pérdida de visión más avanzada.

Un referente en la implantación de lentes intraoculares

En cuanto al tratamiento de estas patologías, actualmente la implantación de una lente intraocular es la mejor opción. En concreto, existen dos tipos de intervenciones: la cirugía sustitutiva, en la que se sustituye el cristalino por uno artificial, y la cirugía aditiva, en la que se implanta una lente sobre el cristalino para compensar parcialmente el defecto de acomodación. La elección de la lente intraocular debe ser personalizada en ambos casos para poder ofrecer al paciente la mejor alternativa.

En el caso de la presbicia, esta cirugía puede empezar a valorarse en torno a los 50-55 años, según el caso. "Desde nuestra amplia experiencia en cirugía del cristalino, recomendamos que el paciente espere a operar la presbicia cuando esté bien establecida, dado que va aumentando poco a poco", explica el Dr. Fernández-Vega. "Aconsejamos fijar la edad límite para operar la presbicia en torno a los 55 años, aunque hay casos, como los pacientes hipermétropes, en los que se puede adelantar el procedimiento".

En cuanto al astigmatismo, se puede corregir en la misma cirugía de presbicia o de cataratas, lo que se traduce en un claro beneficio para los pacientes, ya que en un mismo acto quirúrgico se puede mejorar su cantidad y su calidad de visión, así como disminuir o eliminar la dependencia de las gafas. En concreto, está recomendado el uso de lentes intraoculares tóricas.

Respaldado por su experiencia en investigación en la cirugía sustitutiva de cristalino, el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega es un referente en Europa en la implantación de lentes intraoculares. Tal es así que recientemente fue pionero en la implantación de un novedoso modelo de lente intraocular trifocal, que corrige el problema de visión y elimina la dependencia de las gafas.

Además, gracias a esta nueva lente, se mejora el punto focal intermedio, permitiendo el enfoque a 60 centímetros de distancia del ojo, mientras que las habituales resultan más efectivas a una distancia de 80 centímetros. "Esto resulta especialmente interesante en aquellos lectores con vista cansada, ya que de este modo no tendrían que alejar el libro de sus ojos", concluye el Dr. Luis Fernández-Vega Cueto-Felgueroso.

Sobre el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega (IOFV)

El Instituto Oftalmológico Fernández-Vega (IOFV) constituye, desde hace 135 años y cinco generaciones, una referencia nacional e internacional en la especialidad de Oftalmología, gracias a su triple faceta asistencial, docente e investigadora. De acuerdo con el Monitor de Reputación Sanitario 2022, el IOFV es, por segundo año consecutivo, el centro privado con mejor reputación de España entre los profesionales sanitarios y los pacientes. En Oviedo se encuentra la sede principal, donde radica la actividad clínico-quirúrgica, y en Madrid, un centro clínico para primeras revisiones y seguimiento de los pacientes. El Instituto está orientado a ofrecer, a los más de 110.000 pacientes que recibe al año, una atención excelente, garantizada por la humanidad, conocimientos y experiencia de los más de 200 profesionales sanitarios que trabajan en sus instalaciones. La incorporación de los últimos avances tecnológicos, y la revisión interna constante de la calidad y seguridad de los procedimientos médicos y quirúrgicos, son señas de identidad en su actividad asistencial. Además, el Instituto cuenta con dos Fundaciones, la Fundación de Investigación Oftalmológica (FIO) y la Fundación Fernández-Vega (FFV), que complementan la vocación de investigación traslacional y de compromiso social.

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