Detectar las patologías visuales a tiempo (durante la edad pediátrica) es clave para conseguir el éxito de los tratamientos y evitar problemas de salud visual más graves. Además, la mayor progresión de la miopía, considerada ya una patología de salud pública, se produce entre los 6 y 14 años, momento en el que resulta imprescindible realizar los controles pertinentes para frenar su avance.
El problema es que la mayoría de los niños que necesitan gafas, no las llevan o desconocen que su visión no es la correcta. En algunos casos, la principal razón es porque sus padres no saben que padecen alguna patología. En otros, la causa es que las gafas limitan su libertad de movimiento, además de la cuestión estética o el problema de las pérdidas o roturas. En definitiva, las gafas no son la mejor alternativa para todos los niños, pero, ¿qué otros métodos de corrección existen?
Cuando las gafas no son la opción idónea, ¿qué otros tratamientos hay?
Lentillas diurnas
Muchos padres se preguntan, “¿los niños pueden usar lentillas tradicionales?”. El uso de lentes de contacto en menores genera una gran controversia. Aunque existe la creencia de que no deben ser utilizadas por los niños, la realidad es que el riesgo de su uso en oftalmología infantil no va más allá de los riesgos a los que se somete un adulto, sobre todo, en lo que se refiere a la manipulación e higiene.
Lentillas pijama u Orto K en Niños
La ortoqueratología consiste en un tratamiento que moldea la córnea con unas lentillas para niños que se usan exclusivamente por la noche (de ahí su nombre) y que permite eliminar el uso de gafas o lentillas durante el día. También conocida como Orto K, es todavía para muchos una técnica desconocida, pero la realidad es que lleva años utilizándose en todo el mundo.
Las lentillas pijama o libertad total tienen una curvatura interior que está diseñada especialmente a medida para cada paciente. Al usarse durante las horas de sueño, la capa más externa del ojo se adapta suavemente a la forma de la lente. Este pequeño cambio de curvatura no causa ninguna sensación molesta diferente a la de una lentilla convencional, sin embargo, es suficiente para que el ojo se haya adaptado a ella y pueda tener una visión totalmente normal. Este efecto dura todo el día y va desapareciendo poco a poco.
Según la Asociación de Optometristas, la ortoqueratología es el método óptico no invasivo más indicado para desacelerar la progresión de la miopía y otros defectos visuales en niños en edad escolar. La razón es que, cuando se aplica este tipo de tratamiento en un ojo aún en desarrollo, el desenfoque periférico que genera el moldeo disminuye el estímulo para el crecimiento axial del ojo que conlleva el aumento de la miopía. Es decir, con el uso de lentes Orto K, se puede llegar o corregir o reducir el aumento de la miopía. En el caso de la hipermetropía puede corregir entre 0,5 y 4 dioptrías en adultos.
Está indicado que a partir de los seis años resulta un método muy práctico para poder disfrutar de la libertad que no aportan las gafas o las lentes de contacto tradicionales. No hay que olvidar que la cirugía refractiva no es posible hasta los 18 o 20 años cuando la graduación del ojo ya se ha estabilizado y, además del problema estético, las roturas, pérdidas o accidentes que comentábamos al principio, requieren una disciplina e higiene en su uso para el que los niños no están preparados.
Prevenir, la solución para desacelerar el avance de la miopía
Según el Consejo General de Colegios de Ópticos Optometristas, la mitad de los niños que necesitan corregir su visión no utilizan gafas porque sus padres desconocen el estado de su salud visual. Así ha quedado también de manifiesto en el último estudio presentado por AMIRES (Asociación Miopía Magna con Retinopatías) sobre la prevalencia de la miopía en la población infantil, en concreto, en la ciudad de Madrid.
Por otro lado, tres resultados importantes que se extraen del estudio, en el que han participado 2.500 niños madrileños entre los 6 y 12 años, durante cuatro años seguidos, y que hay que tener en cuenta son:
El 41,5 % de los niños que necesitan gafas en 6º de primaria no las llevan.
Mientras que la prevalencia de la miopía en 2º de Educación Primaria fue de 6,5 %, en 6º aumento al 18, 7 %.
En cuatro años este resultado se multiplicó por tres.
Estos datos destacan la importancia de la divulgación para que, a partir de los 4/5 años, los niños tengan su primera revisión oftalmológica, ya que la actuación temprana en el control de la miopía es fundamental para evitar su progresión. Además, los expertos en salud visual recomiendan realizar un examen anualmente para evitar lesiones más graves que pueden evitarse.
Los ojos son la mayor fuente de información de nuestro cuerpo. Aprender a cuidar de ellos desde la infancia es fundamental para disfrutar de un estilo de vida saludable. Las personas que necesiten orientación sobre cómo Orto K puede ayudar a un niño en la progresión de su miopía o tengan que pasar la revisión anual correspondiente, pueden contactar con Avanlens, clínica especializada en contactología avanzada.