A la gran mayoría de escritores les precede la misma fama: que esa genialidad acompaña a personas introvertidas, de caracteres especiales, excéntricos algunos, tímidos, más bien serios y que pasan más tiempo en los mundos que crean sus mentes literarias que en la realidad que les rodea.
Sin embargo, esa no es la primera impresión que uno se lleva cuando conoce a Lena Valenti, ni tampoco es la impresión que deja cuando se va. Esta escritora nacida en Badalona, desenfadada, sonriente, con don de gentes y con mucho sentido del humor, con cartel internacional y libros traducidos al italiano, al inglés, al portugués, al alemán e incluso al cirílico, se sale de los cánones establecidos.
A lo largo de su carrera, en un vago intento por encasillarla o definirla, han dicho de ella que es la nueva E.L James, otros que es la nueva Stephenie Meier, que su Saga VANIR es el Juego de Tronos de la novela romántica adulta, que tiene la capacidad creativa y la imaginación de J.K Rowling, la chispa de Terry Pratchett o la prosa narrativa de Katherine Neville. Y, sin embargo, todos los lectores sabrían a ciegas si el libro que están leyendo es de ella, porque coinciden en que su estilo y sus historias son únicas y diferenciales, y que no es comparable a nada ni a nadie.
No es difícil comprender, entonces, que la cataloguen como un unicornio literario. Algo especial y atípico debe tener una escritora para escribir más de 60 libros en once años, todos distintos entre ellos y crear un metaverso romántico adulto y explícito (llamado Lenaverso) en el que puedan convivir sagas reconocidas y de culto de diferentes subgéneros: desde el paranormal, el épico, el thriller romántico, la novela sentimental erótica, la fantasía, el misterio, el chick lit, LGTB, histórico, hasta el new adult.
Y es que, Lena Valenti podría ser un género literario de por sí.
¿De dónde sale esa capacidad para escribir tantos libros y todos tan distintos unos de otros?
Mi mente siempre ha sido muy creativa. Me gusta desarrollar tramas, me da igual de qué subgénero sean. Lo innegociable es que sean originales y que den vueltas de tuerca, que no sean previsibles. Cada vez que viene un personaje a mi cabeza, venga de donde venga, le escucho inmediatamente, para ver si lo que me cuenta me interesa. Y después, a fluir y a trabajar. No todo es imaginación. Hay disciplina, estudio y documentación detrás de cada novela.
Más de 600.000 ejemplares vendidos, una legión de lectores que alimentas año tras año, sagas que marcan al lector en lo físico y en lo emocional de una manera muy especial... ¿Cómo se consigue todo este éxito y tanta continuidad sin tener altavoces mediáticos o un gran monstruo editorial detrás que te impulse?
El éxito no solo se consigue de una manera, no es solo una cosa. El éxito es tener lectores que te busquen, te pidan y te encuentren, aunque no estés muy a la vista. También es mantenerse y hacer lo que realmente te gusta. Tengo todas las herramientas y canales abiertos a mi alcance, sin prohibiciones. No soy solo una escritora. Hago muchísimas más cosas para crear mis propios universos además de escribir. Mis redes sirven para comunicarme como yo quiero y ha sido mi único altavoz, pero también he tenido un apoyo incondicional de los míos, desde el principio, como ha sido mi equipo de Editorial VANIR, pequeñito pero matón. Durante años, me he rodeado de ellos, que creen en mí, que me dan mi espacio, que saben que tienen que dejarme hacer las cosas a mi manera, y que también son competentes y hacen las cosas con cariño y muy bien impulsando mis ideas y llevando a cabo iniciativas impensables en el género y en el mercado, y eso me ha ayudado para trabajar a gusto y escribir y elaborar cada proyecto como quiero. Y todo lo demás, siempre acaba llegando.
Lena, dicen que eres una autora diferente, que con tus sagas das un salto evolutivo al género romántico, que tus historias no son solo historias de amor y que se diferencian del resto. ¿Puedes explicarnos a qué se refieren?
Pues creo que eso debería responderlo quienes dicen eso de mí, que son los que me leen. Pero yo siempre he querido otras cosas para mis libros, algo más, además de un tórrido romance con sus subidas y bajadas y escenas de alto voltaje sexual. Siempre quise otras tramas y otros desarrollos que puedan interesar incluso a quienes nunca han leído romántica. Mi objetivo es ese: abrir la romántica a todos los lectores, vengan del género que vengan. Para mí, la literatura no es solo un entretenimiento. Es mucho más. Por eso quiero que cuando lean mis libros vean mucho más allá, lean sus mensajes y crezcan con ellos y vean que la trama es más interesante que el erotismo que pueda tener.
El género romántico es de los más vendidos en todo el mundo y el género en el que más escritoras surgen y se publican cada día. Esto no sucede con otros géneros, más exigentes en cuanto a lo que suelen exponer. ¿Crees que la sobreexposición de títulos como 50SDG y la búsqueda incesante del mismo fenómeno ha perjudicado al género?
La sobreexposición no perjudica al género. Cantidad con calidad no tiene por qué ir reñido si las cosas se hacen bien y con criterio. Pero si ha pasado eso con la romántica, nadie puede culpar a las editoriales por explotar las tramas tipo Grey, con los mismos arquetipos hasta la saciedad. Pasa en todos los géneros y lo han hecho todas las editoriales. En un mundo de letras, lo que manda son los números y ellos lo saben. Les dio igual impulsar la moda en el plano adulto o en el juvenil. Lo importante era vender. Y lo sigue siendo. Sin embargo, creo que la tendencia está cambiando y que, después de la borrachera romántico-erótica de los últimos años, aunque sigue habiendo muchos libros así, los que consumen esta literatura ya no consumen cualquier cosa. Y es una buenísima noticia para que el género pueda crecer no solo en cantidad, sino también siga creciendo en calidad. No podemos dar ni un paso atrás. Tenemos que ser responsables.
En el mundo editorial se habla de libros por encargo, de editoriales que fichan a escritores para que les escriban las historias que ellos quieren y luego las puedan modelar a su gusto. ¿Has seguido alguna vez la inercia del mercado y has escrito algún libro porque era lo que se vendía o porque te lo hayan pedido?
La verdad es que he hecho siempre todo lo contrario y lo que he querido. Tal vez, por eso, a pesar de todo el fenómeno y de los excelentes lectores que tengo, aún sea una desconocida para muchos (risas), porque no me interesa escribir lo que se vende en el momento ni mucho menos hacer copias. Ya dije «no» a varias propuestas por lo mismo. Hasta ahora, a mí se me tiene que seguir, buscar y encontrar. Me gusta contar mis propias historias, las que se plantan en mi cerebro y germinan en las entrañas. Historias muy románticas y apasionadas, para lectores emocionalmente maduros, que disfruten de una buena ficción, la mayoría con mucha acción y con tramas atípicas, que no son las que se suelen leer por norma general. Si algún día me proponen algo realmente interesante y que me vibre, pues me lo pensaré.
Cuando uno revisa tus redes y el feedback con tus seguidores, se repiten mucho unos términos: libros de relectura y libros mágicos. ¿Por qué?
Supongo que porque son historias que releerías una y otra vez y, en cada relectura, descubrirías cosas nuevas que antes no habías advertido. A mí me gusta tocar los tres cerebros: el de la cabeza, el del pecho y el que sea que haya entre las piernas. Pero me interesan los tres, no solo uno. Me gusta que en mis libros las tramas vayan encajando como un Tetris perfecto, que solo puedes intuir y del que no verás su totalidad hasta el final, sobre todo en mis series más largas. Y eso es mágico. Ver que todo, hasta el más ínfimo detalle, cuadra y tiene un porqué.
Es difícil encontrar a un escritor tan prolífico y con un contacto cercano con los lectores como el que tú tienes. Eres profesora en Vanir Academy, trabajas tus perfiles, haces directos en Instagram, les informas sobre tus proyectos y sueles hablar bastante con ellos. ¿Son exigentes contigo? ¿No los estás malacostumbrando?
La exigencia es mutua. Más allá de eso, prefiero malacostumbrarlos a que un día ya no esperen más de mí y digan que siempre escribo lo mismo. Después de más de 60 libros todavía no lo pueden decir. Nunca lo podrán decir. Al final, la relación escritor-lector es como una planta, que hay que cuidarla y regarla, como un proceso kármico donde recogemos lo que sembramos, los unos de los otros.
Entonces, ¿crees en el Karma?
Por supuesto. Creo que todo lo que hacemos, cada palabra, cada acción, aunque creamos que es insignificante y que no va a hacer daño a nadie, tiene una reacción y un efecto que puede que no lo veamos al instante, pero lo acabaremos notando y nos acabará afectando para bien o para mal en un futuro. Por eso tenemos que ser conscientes, consecuentes, despiertos y buena gente en todo lo que hacemos. La vibración existe, así que mejor vibrar en la buena energía que en la menos buena. No cuesta nada sonreír y ser amable.
Entonces, como tú dices, después de más de 60 libros publicados, y especialista en sagas y superproducciones románticas como eres, ¿qué te queda por contar?
A una escritora de cuna siempre le quedarán muchas historias por contar. Ahora es cuando viene lo mejor. El 2023 va a llegar mi Fuego Sagrado con Grijalbo y tocará arder.
En el último semestre de 2022 Lena Valenti ha sacado tres publicaciones: el tercer libro de La Mediadora (exclusivo de Amazon), que está cosechando una avalancha de buenas críticas y una legión de seguidores de Ada sin H; la quinta parte de su polémica y exitosa saga romántica-vampírica La Orden de Caín (Editorial Vanir) y un libro irreverente, reivindicativo, lleno de humor, romántico y erótico que se publica el 19 de diciembre, que rompe los esquemas del género y que enloquecerá a sus lectores: La Puta Ama (Editorial Vanir).
El plato fuerte llega el 26 de enero del 2023. Un auténtico bombazo que dicen se convertirá en la obsesión del año y que hará que las librerías de toda España y Latinoamérica se incendien: La trilogía del Fuego Sagrado (Grijalbo), que saldrá completa en un espacio de seis meses.