Saul Santolaria y la plataforma Global Sound Lab, llevan a los grandes municipios su iniciativa de realizar auditorías sonoras para abordar la gestión del impacto que el sonido provoca en los habitantes
Recientemente se ha celebrado el Día Mundial de las Ciudades, con el lema "Mejor ciudad, mejor vida". Saúl Santolaria, especialista en audio y acústica en el entorno urbano, sostiene que ese bienestar tiene mucho que ver con la gestión de los sonidos y con la construcción de los paisajes sonoros adecuados en cada urbe.
"Somos lo que escuchamos. Es una dimensión que el ciudadano exige y que todavía no se tiene muy en cuenta, ya que generalmente se contempla el sonido como un residuo -el ruido- a eliminar y no un "recurso" a utilizar. "Además de reducir la contaminación acústica en la ciudad, también se trata de integrar sonidos que despierten nuestras emociones: nos resulten agradables, nos relajen o activen nuestros recuerdos, creando espacios sonoros de bienestar".
Su visión está en sintonía con el último informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente "Fronteras 2022", que señala la contaminación acústica como uno de los riesgos ambientales emergentes y afirma que "cada vez es más relevante considerar paisajes sonoros que contribuyan a el bienestar físico y psicológico de las personas en el entorno urbano".
Especialista desde la física acústica, productor e ingeniero de sonido, Saúl es pionero en este campo y lleva 10 años concienciando sobre la importancia del sonido en todos los ámbitos de la vida. Especialmente en la creación de ciudades y comunidades más sostenibles, acordes a los parámetros que se establecen en los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Desde su empresa, Global Sound Lab, está llevando a los grandes municipios la iniciativa de realizar auditorias sonoras como un primer paso para poder abordar la gestión de los sonidos urbanos. También cuenta con un proyecto pionero para crear en Bilbao el summit internacional Ciudad Mundial del Sonido. Es un galardón donde compiten y se premian las mejores prácticas y gobernanzas, con el objetivo de crear ciudades acústicamente más confortables y sostenibles.
Su propuesta incluye analizar los datos ya recogidos para crear una bibliografía completa sobre el sonido en la ciudad. También realizar trabajo de campo, documentando los sonidos y actividades; identificando los sonidos naturales -por ejemplo, dentro de espacios verdes- y los provocados por la propia acción humana: la obra pública, la industria residual, el ocio nocturno, el tráfico rodado… Todo ello desde los criterios del referente de "paisajes sonoros sostenibles".
Todos los datos recogidos se analizan y clasifican, junto con las medidas a implementar, integrando la perspectiva de arquitectos y urbanistas. También se realiza una propuesta de identidad sonora reconocible, que se testea a través de análisis de datos y medición cualitativa basada en inteligencia artificial, así como encuestas y participación ciudadana.
El resultado de integrar la perspectiva sonora en la ciudad son parques urbanos tranquilos, áreas verdes dentro de bloques de apartamentos, patios, jardines y otras áreas de ocio… lugares accesibles y cercanos dentro de la metrópoli donde la gente puede escapar del ruido, lo que contribuye a la salud y el bienestar de las comunidades locales.
"También contribuye a mejorar todos los indicadores biométricos en el organismo, desarrollando espacios biofílicos para preservar nuestros ciclos circadianos y mejorando así nuestra calidad de vida".