¿Alguna vez se ha pensado en ser el propio jefe? Esto es lo que se preguntó Carlos, un rider de una destacada compañía de compra, recogida y envío de pedidos a domicilio que también tenía esa idea en su cabeza. Él tenía claro que no quería tener jefes, pero no sabía cómo empezar.
“Antes de ser rider, busqué un negocio en el que poder emprender por mi zona, que es algo que conozco bien, así que busqué modelos de franquicia de empresas conocidas con los que pudiera emprender. Pronto vi que el dinero que había que invertir para alquilar el local, adecuarlo, comprar la maquinaria y contratar personal era demasiado alto. Además, no tenía ninguna garantía de que fuera a funcionar y si pedía un crédito y el negocio no prosperaba, me podía arruinar”, comenta Carlos, que actualmente reparte los pedidos que recibe desde la app móvil que administra que se llama Agusto Delivery.
Y es que, en todas las franquicias, los altos costes de inversión y la duda de si la ubicación del negocio será buena son problemas a tener muy en cuenta, el riesgo es alto.
“He tenido varios trabajos, cumplir órdenes y horarios a rajatabla no es para mí, así que tras consultar opciones decidí probar a hacerme rider porque es algo que vi en foros que a la gente le funcionaba, yo iba de un sitio a otro repartiendo paquetes de comida a domicilio. Pasado un tiempo descubrí que aunque no tenía jefes, igualmente estaba muy controlado por la plataforma de pedidos y tenía que acatar órdenes encubiertas, ser rápido y tener buenas valoraciones. Además, el dinero que ganaba no era para tirar cohetes por mucho que trabajara”, comenta Carlos.
“Yo que repartía los pedidos veía la gran cantidad de pedidos que movía la plataforma al día, no solo yo sino todos mis compañeros y en viernes y fines de semana había overbooking de tantos pedidos que teníamos que repartir… Volvía a tener la sensación de que alguien se forraba con mi propio trabajo mucho más que yo”, sentencia Carlos.
La única forma de crecer en un negocio es ser parte de él, dice Carlos.
Carlos buscaba dar un paso más y, lejos de cesar en su empeño, contactó con algunas plataformas de pedidos online para poder tener su franquicia y manejar su propio negocio: “Pensaba que estaría bien tener una franquicia en mi zona, porque sabía que era algo muy seguro, sin embargo, pregunté a la compañía donde trabajaba, pero no era posible, así que pregunté a otras plataformas, pero ninguna me daba esa facilidad”.
“Un día de casualidad vi un post en redes sociales de una plataforma de pedidos online que ofrecía modelo de franquicia y contaba su historia, me bajé su app, Agusto Delivery, y vi que era muy parecida a la app móvil con la que yo trabajaba, eso era precisamente lo que yo estaba buscando”, recuerda Carlos.
“Sin pensármelo dos veces, me puse en contacto con ellos. La plataforma y el modelo de negocio eran idénticos, me contaron cómo funcionaba todo y hasta las máquinas por dónde reciben los pedidos los restaurantes eran de la misma marca y la aplicación para recibir el reparto de pedidos de los riders era muy parecida”. Replicando un modelo de éxito, “hasta las máquinas por dónde reciben los pedidos los restaurantes eran de la misma marca”
“Además, es lo que yo quería: no tenía que invertir en locales, ni adecuarlos, ni comprar maquinaria, ni contratar personas, todo podía hacerlo yo desde mi teléfono con una app por donde recibo pedidos y tengo un portal donde gestionar la facturación de los locales en los que reparto con la app”.
“Lo comenté con mi novia y, finalmente, decidí a dar el paso, porque si dejaba pasar aquello no me lo perdonaría. Lo que me hizo decidirme fueron dos cosas: primero, que la cantidad a invertir era razonablemente baja y segundo, que podía seguir siendo igualmente rider para la plataforma en donde ya estaba trabajando y, si despegaba mi negocio, sería mucho mejor y si no no pasaba nada porque seguía teniendo ingresos”.
Carlos explica cuál fue su experiencia una vez que ya pudo operar con su franquicia de pedidos: “Como ya conocía mi zona, me fue muy fácil firmar contratos con los restaurantes que ya me conocían para que les entraran pedidos desde mi nueva plataforma de Agusto Delivery. Los restaurantes trabajan con todas las aplicaciones de pedidos online y esta era una más para ellos, así que fue un paso sencillo”.
“La primera semana fue muy floja, hasta la tercera semana no empecé a tener pedidos de verdad, quizás porque no sabía promocionar la app en mi zona, pero una vez le pillé el truco empezaron a entrar pedidos, y cada vez más. Son las pequeñas acciones comerciales lo que me hizo catapultar mi negocio".
“Ahora, no solo repartía los pedidos, sino que también ganaba la comisión de cada pedido, el dinero que yo genero con mi esfuerzo va cien por cien para mí”. “Al principio, lo repartía todo yo, pero llegó un punto en el que no podía abordarlo todo y ahora únicamente reparto para los pedidos de mi plataforma y estoy ampliando mi flota de repartidores". “Puedes empezar a repartir con una moto y a medida que creces más y más, las vas ampliando y ganando más”, comenta Carlos.
Eduardo Valls, del equipo de Agusto Delivery, comenta que lo que quieren es una rápida expansión de su modelo de negocio y es por ello que ofrecen tan buenas condiciones hasta que se cubran los puestos de todas las áreas por donde quieren expandirse.