Según el Informe Europeo de Pagos de Intrum, el 62% de las entidades de esta comunidad es consciente de que, si no se toma en serio sus responsabilidades ambientales, perderá clientes rápidamente.
Una de las razones de no ser más sostenibles son los retrasos en los pagos por parte de los clientes: el 76% de las compañías murcianas indica que, si estos le pagasen antes, podría invertir más en mejorar sus resultados en materia de sostenibilidad.
Las compañías son, actualmente, uno de los principales agentes de cambio. Esto ha llevado a que la sostenibilidad empresarial, entendida como la capacidad de una entidad para realizar sus actividades teniendo en cuenta los denominados factores ESGs (ambientales, sociales y de gobierno corporativo), tome más relevancia que nunca en la Región de Murcia. Tanto para hacer crecer al negocio y mejorar su reputación e imagen, como para garantizar su impacto positivo a todos los niveles.
Así lo avala el Informe Europeo de Pagos de Intrum, que refleja que, durante el último año, el 67% de las empresas murcianas, el 60% en España, ha incrementado significativamente sus esfuerzos para ser más sostenible.
Una de las razones de esta mayor implicación es que lo ven como un pilar fundamental para mantener a sus clientes, especialmente en lo que respecta a los criterios ambientales. Según el estudio elaborado por la firma de servicios de gestión de créditos y activos, el 62% de las organizaciones de esta comunidad es consciente de que, en caso de no tomarse en serio sus responsabilidades en ámbito medioambiental, perderá clientes rápidamente.
A nivel nacional, el porcentaje asciende al 64%, una cifra que sitúa a España como el país europeo más concienciado sobre la importancia que ahora mismo dan los consumidores y la sociedad a esta cuestión. En concreto, de las 29 regiones analizadas, las organizaciones españolas estarían en el primer puesto, únicamente igualadas con las de Suecia (64%), y ocho puntos por encima de la media europea (56%). En el otro extremo del ranking estarían las búlgaras (44%), las italianas (44%) y las irlandesas (50%).
De hecho, las compañías españolas y murcianas ya están comprobando cómo la sociedad les reclama un mayor compromiso, ya que el 54% afirma que sus clientes le piden cada vez más que rinda cuentas por su impacto ambiental, siendo consciente de que no comprarán sus productos o servicios si no es responsable con el planeta. En el total de España, esta cifra es del 55%, un porcentaje que también estaría muy por encima de la media europea, con un 46% de organizaciones que hacen esta afirmación.
A esto se suma que el 40% del entramado empresarial de la Región de Murcia (42% nacional) cree que, de no mejorar la gestión del impacto del calentamiento global, su negocio podría cerrar en los próximos 10 años.
Aunque este enfoque sostenible podría parecer simplemente una cuestión de negocio, también está relacionada con la propia concienciación de las empresas. Tal y como muestra el Informe Europeo de Pagos, el 54% de las organizaciones de la región defiende haber adquirido en el último año una mayor sensibilidad ante el riesgo climático y la necesidad de lograr que su negocio sea más resiliente. En el caso nacional, el dato es algo mayor, llegando al 59%.
Asimismo, el estudio elaborado por Intrum revela que, a pesar del esfuerzo, muchas empresas murcianas reconocen que no son tan sostenibles como les gustaría, entre otras cuestiones, por el incremento de impagos por parte de sus clientes: el 76% de entidades (7 de cada 10 en España) indica que, si recibiese antes los pagos de sus deudores, invertiría más dinero en mejorar sus resultados en materia de sostenibilidad.
Estos datos reflejan la necesidad de que, en un contexto de incertidumbre económica, sea más importante que nunca que las compañías contribuyan al desarrollo responsable, adoptando una visión más holística de la sostenibilidad y yendo más allá de la compensación de emisiones CO2, la contribución a la sociedad o el impulso de acciones de buen gobierno. Ahora, es necesario que este concepto incluya también las relaciones comerciales, cadenas de suministro, cadenas de valor a clientes y esferas de influencia más amplias.