La plataforma ha charlado con diferentes portavoces acerca de la importancia de la educación sexual desde la infancia, las infecciones de transmisión sexual, la sexualidad de las personas con discapacidad o las adicciones vinculadas al sexo y sus consecuencias.
La educación sexual continúa siendo una de las grandes asignaturas pendientes en España, a pesar de tratarse de un pilar fundamental para vivir nuestra sexualidad de forma consciente e informada. Por eso, Freeda, la plataforma que difunde historias reales para inspirar un cambio positivo, ha querido dedicar el mes de septiembre a este tema hablando con un amplio espectro de personas que denotan la necesidad de profundizar en la educación sexual a todos los niveles.
Uno de ellos es el de educar a los niños en sexualidad. La falta de naturalidad que existe a la hora de abordar este tema en la infancia ha llevado a la plataforma a charlar, en su sección 'Tips de una Pro', con Alba y Bea de @aclasex acerca de cómo el despertar sexual no aparece de repente en la edad adulta, sino que todas las personas nacemos con sexualidad. Las expertas subrayan que hablar de este tema con niños contribuye a fomentar el respeto por sus cuerpos, su autoconocimiento y a entender mejor sus deseos e incluso a evitar abusos sexuales.
"Podemos aprovechar los estímulos del entorno, que van a llegar inevitablemente, para hablar del tema. Ver si realmente vemos algo de donde se pueda empezar a tirar del hilo. Muchas veces son los propios niños y niñas los que nos van a sacar el tema, y se trata de tener esa actitud desde el principio y estar abiertos a abordar esa sexualidad como lo que es: algo natural" reconoce Bea durante su charla con Freeda España.
En lo que respecta a las infecciones de transmisión sexual, Freeda también ha querido poner el foco sobre una de ellas, el VPH, contando la historia de Olga, diagnosticada con este virus hace más de diez años. Tanto en el diagnóstico como en las revisiones posteriores, Olga sintió una falta de empatía y comprensión que quiso compartir con Freeda.
"Después de que a mí me operan, me dicen que en dos o tres días me voy a recuperar, estuve casi un mes sangrando y no cerraba la herida. Entonces, cuando yo vuelvo a la revisión y me coloco en esta camilla en la que te abres las piernas, esa ginecóloga lo que hizo fue introducir un aparato que cauteriza y no me avisó. De repente sentí un dolor como nunca he sentido, que me estaban quemando el cuello del útero. Todo eso es parte también del VPH, esos no consentimientos, no solo con las parejas, sino cuando nos abrimos de piernas con mucha ingenuidad delante de ginecólogos, ginecólogas que a lo mejor no están teniendo el tacto que requieren nuestros cuerpos", explica Olga.
También existe un océano de desinformación en torno a lo que rodea la sexualidad de las personas con diversidad funcional. En este caso, la plataforma ha charlado con Arturo, Oyirum y Nina con el objetivo de incluir a todo el mundo en el imaginario colectivo del placer. Los tres cuentan cómo el tabú social que existe en torno a su sexualidad les lleva a vivir situaciones incómodas y ofensivas, a menudo provocadas por lo poco que sabe la gente sobre el tema.
"Me dicen: 'Te veo frágil, me daría miedo acostarme contigo…' ¿No hemos aprendido nada de esta era del feminismo, o de la comunicación, de '¿dónde te puedo tocar? O ¿qué te gusta que te vaya a hacer? Te entran pidiéndote ya tu historial médico, y luego además se me junta que soy mujer, gorda y la silla de ruedas" dice Oyirum durante su charla con el equipo de Freeda España. "Como encima coloquialmente tengo una cosa que se llama huesos de cristal, pues la gente ya piensa que me voy a romper como un cristalito en tres mil millones de pedacitos. Me preguntan mucho que si se me levanta… ¡que yo sepa ahí no hay hueso!" añade Arturo.
En muchas ocasiones añaden que se les niega el derecho a disfrutar del sexo por el mero hecho de tener una discapacidad. El rechazo es algo que viven habitualmente cuando tratan de conocer a alguien, como lo hace hoy en día cualquier otro individuo.
"Es que ¿de quién somos el tipo los discapacitados?", se pregunta Oyirum. "Hay muchas formas de rechazo. Tú estás en una app, escribes a alguien y el silencio que muestra, o que ni siquiera te diga 'hola' y te dé una oportunidad de hablar y de que cuentes un poco de ti, eso ya me parece rechazo", añade Arturo.
Algo similar al rechazo es lo que ha experimentado en numerosas ocasiones Yolanda, una persona adicta al sexo, que asegura que algunos hombres "la han llamado de todo" y que han dado por hecho que es una mujer fácil, sin tener en cuenta que lo que verdaderamente tiene es un problema de salud mental.
"Fui al psicólogo y después de muchas terapias pues ya me di cuenta de que había un problema con el sexo. La adicción es como cualquier otra, como cuando alguien es adicto al tabaco, el alcohol, al juego… Cuando he intentado contárselo a alguien, depende de la persona se lo toma de una forma u otra. En el caso del género masculino me han llamado de todo y me han dicho incluso que les doy asco porque he sido muy usada", afirma Yolanda al equipo de Freeda España.
Otro tipo de adicción que mezcla el sexo con las drogas es el chemsex. Se trata de una práctica, generalmente asociada al colectivo gay, que consiste en tener sexo bajo influencia de las drogas para lograr una duración mayor, de horas o incluso días. Sergio Cuho, el protagonista de esta historia cuenta su experiencia como usuario de chemsex y alerta de los peligros físicos y psíquicos que puede conllevar, subrayando la importancia de contar con un buen círculo de apoyo.
"Estás en tu casa tan tranquilo, abres una aplicación: Si tú quieres tener sexo sin preservativo ya hay una específica. Si tú quieres tener sexo con drogas…igual. Entonces tú ya estás en la boca del lobo sabiendo dónde vas. Quizás lo que más crea adicción no es la sustancia, es el llegar a un sitio, ver a 10 tíos, por ejemplo, y que los 10 tíos te quieran coger, no te sientes juzgado por nadie. No lo estoy justificando, pero sí que es verdad que todo lo que pasamos de niños de no poder desarrollarnos como queremos llega este tipo de conductas", dice Sergio Cuho a Freeda España.
Sergio, a día de hoy, forma parte de la ONG Stop, a la que se incorporó como voluntario después de que, en la pandemia y a raíz de un problema médico, sintió que tenía que parar y buscar ayuda.
"Es muy duro reconocer que tienes un problema. Hay que estar alerta siempre. La parte positiva es que hemos creado un grupo de personas que no nos juzgamos tampoco, es muy importante que nadie te juzgue y que tu familia esté acompañándote, porque le puede pasar a cualquiera y riesgos hay muchos, como infecciones de transmisión sexual," concluye Sergio Cuho.
"La educación en sexualidad es clave para que todas las personas podamos desarrollarla de la manera más libre e informada posible, así como para construir actitudes sanas en nuestras relaciones, mejorar la comunicación e incluso prevenir ciertos tipos de violencias. Además, como todo lo que tiene que ver con el sexo, hablar abiertamente de estos temas sigue siendo complicado por estar rodeado tabúes, algo que no beneficia a nadie y que solo contribuye a generar más estigma. Por eso creemos que es necesario hablar de sexualidad y normalizar el sexo como algo del día a día, presente en todo tipo de realidades", concluye María Arranz de Freeda España.