La iniciativa posee al mismo tiempo un alto poder terapéutico, potenciado por el autoconocimiento y la reminiscencia
El instante efímero que congela una fotografía es el mejor aliado del recuerdo. Transformando esta premisa en terapia, el equipo de profesionales de Ronda de Dalt Residencial pone en marcha la campaña ‘Retratos contra el olvido’ motivada por el Día Mundial del Alzheimer . La propuesta tiene como objetivo estimular la memoria individual y colectiva de sus usuarios a través de sus propios retratos, realizados a cada paciente en su propio espacio, donde se aloja el ‘yo como persona’. Al mismo tiempo, lucha contra el estigma que recae sobre el Alzheimer, reclamando un tratamiento individualizado, diferenciado y digno para todas aquellas personas que sufren demencia.
Se trata de la realidad de cada vez más individuos mayores de 65 años, sin herramientas para revertir su avance. No obstante, sí se puede conseguir ralentizar o incluso frenar. Ya afecta a 44 millones de personas y las previsiones apuntan hacia un aumento: la Organización Mundial de la Salud prevé que en 2050 sean 152 millones de afectados. Es por ello que la propia OMS considera esta demencia una prioridad en cuanto a salud pública.
Autoconocimiento y reminiscencia: la fotografía como terapia
‘Retratos contra el olvido’ no solo busca visibilizar y apoyar la lucha contra el Alzheimer. La iniciativa tiene un determinante poder terapéutico, generando una nueva manera de percibir y conectar con el mundo, que ya ha sido empleada con anterioridad, como demuestran los estudios de White (1980), Mc Adams (1985) o Hagnerg (1995).
El autoconocimiento, en su sentido más literal, sucede cuando el propio sujeto se observa y es capaz de reconocer la imagen que le es devuelta: tanto en espejos como en fotografías o vídeos. Es un acto innato que viene desarrollado en edades tempranas y acompaña al ser humano durante toda su vida. ¿Qué beneficios directos tiene el autoconocimiento combinado con los estímulos pictóricos de la reminiscencia?
- Refuerza la identidad y el propio yo.
- Fomenta la activación sensorial.
- Beneficia la función adaptativa.
- Refuerza la autoestima.
- Potencia la activación de recuerdos.
- Alzheimer, ¿qué hacer cuando aparece?
Este tipo de demencia se desarrolla en tres fases: enfermedad leve (etapa temprana), moderada (etapa media) y grave (etapa final), tratadas de forma aislada en el residencial a través de Unidades de Convivencia según el grado de deterioro, donde se da un ambiente enriquecedor que favorece la ralentización y un tratamiento adaptado. “Al carecer de cura, cuando se instaura la enfermedad el primer paso es la aceptación de este diagnóstico y ofrecer al paciente y su entorno maneras de sobrellevarlo”, explican Alba Ribas García -directora en Ronda de Dalt Residencial- e Irene Pulido García -psicóloga en Ronda de Dalt Residencial-.. Las expertas recalcan la importancia en la diferenciación del Alzheimer respecto al resto de demencias, para así reconocer “qué se espera a corto y medio plazo, así como el alcance de la enfermedad”.
La edad, factores genéticos y ambientales confluyen como causas, por lo que se recomienda llevar un estilo de vida saludable. Según indican las especialistas, la prevención es vital y pasa por la atención a distintos factores de riesgo a lo largo de la vida de la persona, que deben ser controlados para evitar un desarrollo temprano: una rutina activa, la lectura, la musicoterapia, la estimulación multisensorial y la conversación, poniendo el acento en la persona y su realización personal.
A pesar de que la enfermedad comienza a desarrollarse décadas antes de mostrar síntomas (Alzheimer preclínico), los centros residenciales tienen una gran responsabilidad en la prevención, el acompañamiento y la ralentización del proceso neurodegenerativo. En este punto, Ribas y Pulido subrayan la importancia de “mantener el funcionamiento cognitivo de estos residentes a través de la estimulación cognitiva (adaptada al nivel de deterioro cognitivo que presente la persona), estimulación basal y multisensorial, talleres de música y reminiscencia -la protagonista de esta iniciativa-. También se emplea la terapia de validación, la más recomendada en estadios de Alzheimer avanzados”.
Apoyo al entorno
La principal diferencia es que, en Unidades de Convivencia diferenciadas con casos de demencia, el personal debe ser tolerante, afectuoso y “estar específicamente formado en reconducción de situaciones complejas”, argumentan las profesionales. Además, se debe realizar un seguimiento continuo con los familiares sobre el avance de la enfermedad, donde se manejen expectativas y se realicen propuestas.
Conscientes de la incertidumbre que trae consigo esta patología, las profesionales de Ronda de Dalt hacen una mención especial al trato a los familiares de los afectados, basado en:
Realizar un seguimiento constante.
Proponer pautas de actuación ante posibles situaciones.
Ofrecer herramientas para su gestión.
Una manera de enseñar a los más allegados a convivir con la situación.. Y es que las reuniones multidisciplinares son otro pilar de la atención a la familia: la clave, aseguran, es promover una “comunicación bidireccional”.
Como sostiene la metodología de Ronda de Dalt Residencial y su gemela Lepant Residencial, el objetivo es empoderar a sus usuarios buscando siempre su estimulación, basando el discurso en la Atención Centrada en la Persona (ACP). Hoy, y todos los días, se debe recordar que la mejor arma ‘Contra el olvido’ es comprender, apoyar y tratar a cada individuo como tal: personas con diversas historias de vida.