Ya se han plantado más de 2 millones de árboles alrededor del mundo y en menos de un año con este sistema, que es replicable y escalable y podría tener un enorme impacto en todo el mundo.
Algunos organismos internacionales como la ONU y otros actores de la comunidad medioambiental ya se han interesado en este proyecto, que ya ha ayudado a más de 2.500 familias en riesgo de exclusión social.
Es sabido que los planes de reforestación son una de las formas más eficaces de luchar contra el cambio climático. Por eso, el activista Fernando Cervigón decidió fundar hace seis años la ONG Trees4Humanity, que promueve proyectos tanto en España como en diferentes partes del mundo como Uganda, Namibia, Amazonas, Borneo o Papúa. El objetivo de Fernando es plantar 100 millones de árboles en los próximos años.
Sin embargo, durante años, una de las principales contradicciones que llamó la atención a este joven madrileño sobre los proyectos de reforestación era que en la plantación de las semillas se utilizaran macetas de plástico, gastando así toneladas de este material fabricado principalmente en países asiáticos, y que no generaba ningún beneficio en los países donde se empleaba. Por eso, Cervigón empezó a trabajar en una solución que ha salido a la luz hace unos meses y que está revolucionando la forma de hacer las cosas: la fabricación de macetas biodegradables con la utilización de algas y desechos orgánicos.
"Cuando empezamos a desarrollar esta iniciativa no éramos conscientes de la magnitud del impacto que iba a generar la fabricación de las macetas biodegradables entre las comunidades locales", afirma Cervigón. De esta forma, además de evitar el uso de millones de plásticos, este sistema supone un compromiso para las comunidades locales cercanas a las zonas de reforestación. En concreto, para la fabricación de las macetas biodegradables, la ONG trabaja principalmente con grupos de mujeres en riesgo de exclusión social. De hecho, desde que se ha implantado este sistema ya se ha brindado una fuente de ingresos a más de 2500 familias de áreas rurales. "Para que un proyecto de estas características tenga éxito a largo plazo es fundamental dotar a las comunidades locales de las herramientas y los medios necesarios para que sean capaces de gestionar sus propios recursos naturales", explica Fernando Cervigón.
Una iniciativa que además está utilizando la tecnología blockchain para asegurar la trazabilidad del proyecto, y que, en conjunto, está generando mucho interés entre los principales actores de la comunidad medioambiental internacional, por ejemplo, en la ONU, así como en empresas privadas, con las que Tress4Hummanity ya trabaja.
Además, Tress4Hummanity se encarga de todo el proceso de reforestación, desde el desarrollo de las semillas en el vivero hasta la llegada del árbol al bosque, valorando la temporada de plantación, teniendo en cuenta los ciclos de lluvias y el clima, algo que supone un importante reto, ya que, debido a la crisis climática, los cambios estacionales son cada vez más imprevisibles. La ONG también se encarga de seleccionar cuidadosamente cada especie arbórea que se va a plantar, ya que es importante estudiar el hábitat y las condiciones locales específicas: "más del 90% de los árboles plantados son especies endémicas. El resto, de los árboles son frutales y de crecimiento rápido que son, a su vez, muy útiles para las comunidades locales".
Trayectoria de Fernando Cervigón
Fernando Cervigón es un emprendedor social madrileño que en los últimos años he desarrollado proyectos de protección medioambiental en todo el mundo. Esto le ha dado la oportunidad de convivir con las tribus aisladas del Amazonas, trabajar en la protección de los orangutanes en Borneo y participar en investigaciones contra el tráfico ilegal de especies y la lucha contra la caza furtiva en África. Todo ello le ha permitido comprobar de primera mano el verdadero estado de deterioro en el que se encuentran los principales ecosistemas del planeta. Por ello, cree que se tiene que combinar la tecnología y el pensamiento creativo junto con los conocimientos ancestrales de las comunidades indígenas para encontrar soluciones creativas a las principales amenazas y retos a los que nos enfrentamos como especie.
Además de Trees4Humanity es el fundador de Todarus, empresa que investiga y desarrolla productos fabricados con bioplásticos, como botellas, cepillos de dientes y pajaritas.