La 'Sinfonía n° 3' de Bruckner' cierra el ciclo de la Orquesta Sinfónica de Murcia en El Batel

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El concierto tendrá lugar este martes, 7 de junio, a las 20:00 horas

La 'Sinfonía n° 3' de Bruckner' cierra el ciclo de la Orquesta Sinfónica de Murcia en El Batel

El Auditorio El Batel acoge este martes, 7 de junio, el último concierto del ciclo que la Orquesta Sinfónica de Murcia (ÖSRM) ofrece todas las temporadas en Cartagena. En este cuarto concierto, la sinfónica interpretará, bajo la batuta de Virginia Martínez, la 'Sinfonía n° 3' de Bruckner, conocida como 'Sinfonía Wagner' por estar dedicada al compositor alemán. Además, la orquesta recupera las charlas antes del concierto.

En el compositor austriaco Anton Bruckner encontramos a uno de los más destacados sinfonistas de la historia. Una marcada tendencia a la monumentalidad en sus obras orquestales se demuestra por la amplia instrumentación de sus temas. Pudiéndose afirmar que sus sinfonías constituyen una réplica orquestal al lirismo dramático de Wagner. A la 'Sinfonía n° 3' se la puede considerar como la primera de sus nueve sinfonías en la que se presenta la manifestación de un dominio completo y maduro de la propia voz del compositor. Dedicada a Richard Wagner, fue estrenada por la Orquesta Filarmónica de Viena en 1890.

El primer movimiento de esta sinfonía comienza con quintas abiertas silenciosas y misteriosas. Un lejano toque de trompeta anuncia el tema principal sobre un discurso rítmico fantasmal. Llenos de una ansiedad estremecedora, estos primeros compases parecen surgir del silencio. A medida que se desarrolla la música, la orquesta parece transformarse en un poderoso órgano, con singulares líneas motívicas que se suceden en octavas expansivas. El silencio se vuelve tan importante como el sonido.

Un coral noble abre el segundo movimiento. Ecos momentáneos de los cromatismos de la ópera Tristán e Isolda de Wagner se mezclan con unas secuencias musicales que se expresan con una claridad de articulación casi barroca. Vastas panorámicas sónicas, llenas de colores brillantes, se abren frente al oyente que, gradualmente percibe un aumento dinámico para, después de una detención que llega casi al silencio, provocar la sensación de que se está entrando en una íntima oración musical.

El 'Scherzo', o tercer movimiento, comienza con un solo serpenteante a modo de línea melódica dando la sensación de broma, pero pronto se percibe que el humor tiene un matiz oscuro y siniestro, al convertirse en un pasaje danzante de impresionante y aterrador poder titánico. Una música más suave genera un episodio de complacencia antes de una nueva aparición de ciertos compases con unos sonidos de una ferocidad estimulante. Su trio se traslada a un mundo completamente diferente donde se distingue el carácter bucólico de una danza campesina austriaca aderezada con imitativos toques ocasionales de canto de pájaros.

Y la apertura del 'Finale' cobra vida con la misma energía explosiva que comenzó el 'Scherzo'. Un desarrollo cromático ascendente de cuatro notas se inicia en una pequeña célula que luego explota en toda la orquesta. La tensión se disipa en la segunda idea que contiene este movimiento, que recuerda a las danzas folclóricas propias de las pequeñas poblaciones de las riberas del Danubio.

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