Con el paso de los años, las personas empiezan a presentar deficiencia en sus funciones motoras y cognitivas, dificultando la realización de las prácticas más cotidianas, como es ducharse.
Pensando en ello, Eduard Segura, fundador de ISENSI, creo la Cabina Lucía, una propuesta única en el mercado para la estimulación sensorial, con un origen conmovedor.
La creación de la Cabina Lucía
Lucía es una cabina de estimulación sensorial que, mediante el efecto hidromasaje con agua pulverizada, facilita las rutinas de higiene de las personas con movilidad reducida. Con este producto, ISENSI ofrece la posibilidad de disfrutar la sensación de placer durante el baño.
La idea surgió a raíz de una visita de Eduard Segura a su abuela Lucía en la residencia en que vivía. Al salir de allí no podía dejar de pensar en una manera de mejorar la calidad de vida de las personas mayores en general y de su abuela en particular. Fue entonces cuando surgió la idea.
Obsesionado por entender de manera clara las necesidades y limitaciones a las que se enfrentaban cada día las personas mayores, se enfundó en un traje MAX de Stephan Biel. Este sistema diseñado en una universidad alemana permite moverse, desenvolverse y sentirse como una persona de entre 50 y 80 años. Fue así como Eduard Segura pudo ponerse en la piel de las personas mayores, enfrentarse a sus limitaciones y empatizar con ellos. Esta experiencia fue fundamental para convertir a la Lucía en un entorno cómodo para personas con movilidad reducida.
Dos prototipos fueron la clave del resultado final
Tras un extenso período de diseño, el equipo de ISENSI instaló el primer prototipo en una residencia de ancianos situada en Barcelona. Colaborando con el equipo multidisciplinar de este lugar, Eduard consiguió mejorar en gran medida este primer prototipo. Fue así como el modelo migró de manera paulatina hacia el concepto actual, centrándose en la estimulación sensorial sin descuidar los aspectos de higiene.
A partir de ese momento, arrancó una nueva etapa de diseño en la que se adentraba en el mundo de los sentidos. En conjunto con expertos en aromaterapia, terapia musical y fisioterapia, obtuvo resultados espectaculares, logrando convertir la cabina en lo que es hoy en día.
El segundo prototipo dotado de todas las terapias sensoriales fue instalado en dos residencias. Con los resultados de ambos prototipos, el proceso de diseño industrial fue retomado teniendo presente las medidas antropométricas de los usuarios. Es decir, las personas mayores que disfrutan de la Cabina Lucía y sus cuidadores.
En febrero de 2020 fue posible instalar la primera Cabina Lucía plenamente funcional. El resultado fue una solución única para el cuidado y atención de personas con dificultades motoras o cognitivas. Esta cabina combina 4 terapias en cada sesión: iluminación cromática, aromaterapia, hidroterapia y terapia musical.