· En 1922 José María Toro Albalá transformó una antigua central eléctrica abandonada de Aguilar de la Frontera en una bodega emblemática de la Denominación de Origen, y admirada en todo el mundo.
· Cien años después, tras el trabajo realizado por de Antonio Sánchez Romero, el legado de la bodega está en manos de sus hijos.
De izquierda a derecha: Javier Martín, presidente de la D.O. Montilla-Moriles; Araceli Cabello, Directora General del Medio Natural, Biodiversidad y espacios Protegidos; Rafael Á. Llamas, alcalde de Montilla; Carmen Flores, alcaldesa de Aguilar de la Frontera; Antonio Sánchez, propietario de Bodegas Toro Albalá; Francisca A. Carmona, alcaldesa de Moriles; y Juan Ramón Pérez, Delegado Territorial de Agricultura en Córdoba-
Bodegas Toro Albalá, referencia mundial en vinos generosos, ha celebrado hoy su centenario en la emblemática bodega de Aguilar de la Frontera, con una celebración cuyo eje vertebrador ha sido una cata que recorre sus cien años de historia a través de sus vinos más prestigiosos, los PX de añada. Esfuerzo, trabajo y talento han caracterizado la trayectoria de esta bodega, abanderada internacional de la más alta calidad en la denominación Montilla-Moriles.
Estos cien años han hablado de la historia de Toro Albalá a través de los vinos servidos en la cata, que ha contado con profesionales del sector y personalidades como el delegado territorial de Agricultura, Ganadería y Pesca en Córdoba, Juan Ramón Pérez Valenzuela; el delegado del Gobierno de la Junta de Andalucía en Córdoba, Antonio Repullo Milla; Araceli Cabello, Directora General del Medio Natural, Biodiversidad y espacios Protegidos, dependiente de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de la Junta de Andalucía; la alcaldesa de Aguilar de la Frontera, Carmen Flores Jiménez; la Alcaldesa de Moriles, Francisca Carmona, el presidente y el gerente del Consejo Regulador de Montilla – Moriles, Javier Martín Fernández; y Enrique Garrido Giménez, respectivamente.
El presidente de Bodegas Toro Albalá, Antonio Sánchez Romero, ha asegurado que "la filosofía de Toro Albalá ha girado siempre en torno a un consumidor exigente. Yo he cumplido con mi obligación, haciendo el mejor vino posible y sabiendo dónde estamos, porque al final, es el cliente el que importa y ha sido siempre el centro de nuestro proyecto". Sánchez valora la buena gestión de la bodega durante este siglo de trayectoria, apreciando la labor de su tío, el fundador, José María Toro Albalá, y esperanzado con el futuro de la bodega y las generaciones al frente, que habrán de poner atención, además de al buen funcionamiento de la bodega, a la viña, eje de la siguiente etapa de Toro Albalá como referente de calidad en Montilla- Moriles.
Sánchez Romero define que su trayectoria en la bodega se basa en "poner en práctica aquellos conocimientos que recibí y tratar de mejorarlos para encontrar un futuro viable en Montilla-Moriles". Esta viabilidad la encontró con el descubrimiento y recogida de vinos viejos que corrían el riesgo de desaparecer tras el cierre de pequeñas bodegas en la zona. Para el propietario, "vivimos el mejor momento de la bodega y contamos con gente joven que está ilusionada por coger el relevo y seguir con nuestro legado, un libro abierto con muchas páginas por escribir". A la hora de definir la bodega, Sánchez Romero asegura que "Toro Albalá es hoy una bodega de primer nivel mundial con sus grandes amontillados, palo cortado, px dulces y vinagres". En cuanto al futuro, es claro: "las nuevas generaciones deben asentar el trabajo que hicieron sus predecesores".
"Estamos muy orgullosos de haber llegado hasta aquí manteniendo el carácter familiar de Toro Albalá y respetando toda la labor que durante décadas ha realizado Antonio Sánchez, quien ha marcado un antes y un después en la enología de los vinos de Montilla – Moriles. Ahora encaramos el futuro con una vuelta a la tierra, practicando una viticultura respetuosa con el entorno y dando valor a los pagos históricos de Montilla, Sierra de Montilla y Moriles Altos. El futuro se presenta, para nosotros, casi tan emocionante como lo han sido estos primeros 100 años de historia", comenta el director general de Toro Albalá, Paco Muñoz.
El recorrido de la cata ha pasado por los mejores vinos de las distintas gamas de vinos con los que cuenta la bodega: MIUT EL JABONERO, MIUT SANTA MAGDALENA, MIUT L'ASSEMBLAGE, MARQUÉS DE POLEY AMONTILLADO SELECCIÓN 1951, MARQUÉS DE POLEY PALO CORTADO SELECCIÓN 1964, PALO CORTADO CENTENARIO, AMONTILLADO CENTENARIO, DON PX CENTENARIO y DON PX EXCELSO.
Cumplir años no implica perder la visión moderna e innovadora. En una región donde la preocupación por el viñedo, así como la propiedad por parte de las bodegas, no era una prioridad, Toro Albalá se ocupó de guardar para sí, y para el futuro de Montilla-Moriles, tesoros líquidos de bodegas que desaparecían, botas especiales, soleras viejas...
Para Toro Albalá, la vuelta al viñedo es una necesidad, proteger el patrimonio vitícola montillano y desarrollarlo es una labor que empieza a ser urgente para trabajar en nuevos perfiles que reflejen el terroir, sin perder de vista la esencia de la bodega, los tesoros que custodia en sus naves de albero.
Asimismo, la apuesta por los vinos añada y muy viejos es una filosofía que no solo ha conseguido vinos excepcionales, sino que también le ha valido a la bodega grandes reconocimientos nacionales e internacionales, haciendo que sus PX se encuentren en los mejores restaurantes del mundo.
Este primer centenario encamina a Toro Albalá por nuevas vías para interpretar Montilla-Moriles, con la vista de nuevo puesta en el territorio y los pagos históricos de la Denominación y la elaboración de vinos vinculados al terroir, tanto generosos y PX de añadas, como la nueva línea de vinos tranquilos que abandera MIUT, una trilogía de px de diferentes orígenes que se han llamado así en tributo al Mimo, la Identidad, la Uva y la Tierra de Montilla- Moriles.