Resumen de la entrevista de Álvaro Estévez de Bolsamanía a Antonio Delgado Rigal, Doctor en Inteligencia Artificial, fundador y CEO de AleaSoft Energy Forecasting. En la entrevista se analiza la crisis de precios altos de la electricidad por los altos precios del gas y CO2, y acentuada tras la invasión rusa a Ucrania. Además, se resalta la importancia de las energías renovables para reducir la dependencia energética y descarbonizar la economía, y el potencial de España como exportador de combustible verde
El pasado marzo, el precio medio de la electricidad en el mercado mayorista alcanzó los 283,39 euros por megavatio hora (€/MWh), un 523,49% más que lo que se pagó en el mismo mes de 2021 (45,45 €/MWh). El día 8 de marzo se registró el precio medio más alto del período, con un promedio de 544,98 €/MWh y un pico de hasta 700 euros. Fue el mes en el que más se pagó por el recibo de la luz en España desde que se tienen registros. La situación mejoró ligeramente en abril, cayendo un 32% respecto a marzo hasta situarse en un precio medio de 191,52 €/MWh, el más barato desde septiembre de 2021 (156,14 €/MWh)… pero también casi tres veces lo que se pagaba en el mismo mes de 2021 (65,02 €/MWh) y casi el doble del precio medio del año pasado (111,93 €/MWh).
Desde el pasado octubre, se está viendo un precio de la luz absolutamente disparado. El incremento de los costes de los derechos de emisión de CO2 o el aumento de la demanda tras la fuerte reapertura de la economía mundial pospandemia son algunos de los factores que más han influido en esta crisis energética, acentuada desde el pasado 24 de febrero: el día en el que Rusia comenzó la invasión de Ucrania. Desde hace tres meses, el precio del gas natural y del petróleo se ha disparado. “Europa está en guerra. Igual no se ha tomado tomado conciencia de ello porque el frente está en Ucrania, pero Europa está en guerra y la guerra tiene consecuencias, no solo por la parte de los heridos y los muertos, sino también por la parte económica”, señala Antonio Delgado Rigal, consejero delegado de AleaSoft Energy Forecasting.
“El problema no es hasta dónde va a llegar el precio del gas, sino hasta cuándo va a durar. Es posible que en algún momento se interrumpa el suministro porque ese gas viene de Rusia”, apunta Delgado, cuando todavía no se había producido el corte de gas a Finlandia tras hacer pública su intención de adherirse a la OTAN. De producirse esa circunstancia de forma generalizada en Europa, el CEO de AleaSoft señala que eso sería un gran problema, pero no por la reducción de la oferta en comparación con la demanda, sino por la dependencia europea del gas ruso: “Interrumpir el suministro del gas sería crítico. Hay mucha producción eléctrica que depende de los ciclos combinados y un corte del gas subiría muchísimo los precios”. Soluciones como el acuerdo entre EEUU y la Unión Europea para que el primero suministre una mayor cantidad de gas natural licuado (GNL) tampoco parecen óptimas: “Ese gas viene en barco y a través de fracking y tiene un coste elevado. Seis estaciones, casi un tercio de las europeas, están en España y los países europeos están viendo que ese tipo de instalaciones no se hacen tan fácilmente”. “Se tardará en recuperar precios como los de 2019”, sentencia.
Delgado argumenta que, pese a que España no está en la mejor situación, subrayando el “problema potencial” que supone la dependencia de Argelia (“un 30% de la demanda viene por ese gasoducto y se puede interrumpir si hay un problema diplomático”), la dependencia de España es mucho menor que la de otros países de Europa Central y del Este “que llevan años con esas importaciones de gas estables, incluso importando directamente electricidad”: “No se puede prescindir de un día para otro de esa energía porque la economía depende de esa energía”.
“Ahora es en un momento tranquilo del año porque es primavera”, prosigue, “luego llega el verano y, salvo que se corte el suministro, este problema no será dramático, pero habría que ir almacenando gas porque cuando llegue el invierno, todas las tensiones volverán a aparecer y la situación se puede complicar”. Delgado, quien espera que Rusia “recapacite”, destaca la importancia de hacer este almacenamiento energético para cuando no haga tanto sol o no haya tantos días de viento, un problema “dramático y del que parece que nadie se da cuenta” porque “España y Europa se han acostumbrado al gas”: “Era muy fácil: si se necesitaba gas, de algún lado venía, por gasoducto o por barco. Pero ahora no se va a tener ese gas”. “En verano, la energía fotovoltaica tiene un rendimiento respecto a la capacidad del 50% y en invierno, un 10%. Es necesario hacer un almacenamiento estacional para poder llegar bien al invierno”, subraya.
España, una potencia con margen de mejora
En este contexto, la Unión Europea ha redoblado su apuesta por las energías verdes y la descarbonización de la economía con planes como el plan REPowerEU, que contemplan una reducción de casi dos tercios de las importaciones de gas ruso para finales de 2022. Para Delgado, todos estos planes “a 30 años” van a ser “todavía más notables e imprescindibles”. “Es la única alternativa que hay”, asegura, al tiempo que destaca el papel que España puede tener en este escenario: “España tiene sol, tiene viento, las industrias fotovoltaicas y eólicas son rentables y seguirán siéndolo porque cada vez se necesitarán más energías limpias. También hay que que almacenar esa energía y exportarla y España puede pasar a ser un gran exportador de combustible verde”.