La congelación de óvulos permite superar las barreras biológicas

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La congelación de óvulos permite superar las barreras biológicas

Todas las mujeres nacen con un número limitado de óvulos: dos millones de folículos que se van reduciendo con la edad

La vitrificación de óvulos ofrece tranquilidad si en el futuro existen problemas para conseguir el embarazo, ya que los ovocitos se mantienen intactos

Nuestra fertilidad disminuye con la edad, tal y como nos recuerda la metáfora del reloj biológico vinculada a las limitaciones de nuestra capacidad reproductiva. Todas las mujeres nacen con un número limitado de óvulos: dos millones de folículos que se van reduciendo con la edad. Entre los 25 y los 31 años ya solo quedan 75.000 y, a partir de los 39 años, tan solo 10.000. Por eso en España, país que destaca entre sus homólogos europeos por la avanzada edad de las mujeres al tener su primer hijo1 y por el continuado descenso de sus cifras de natalidad2, es especialmente importante fomentar el autoconocimiento sobre el estado de la propia fertilidad.

Y es que, según los datos arrojados por el reciente VII Estudio ‘Conocimiento y Hábitos de la fertilidad de las mujeres’, realizado por Ginefiv en junio de 2021 a 1.136 mujeres en edades comprendidas entre los 18 y los 50 años, más de un 34% de las encuestadas desconocen si tienen algún problema para concebir. Esta necesidad de aumentar la información sobre cómo cuidar la fertilidad es la que ha inspirado el webinar ‘Todo lo que debes saber sobre la preservación de la fertilidad’, organizado por Ginefiv, clínica de reproducción asistida perteneciente al grupo internacional GeneraLife. “A partir de los 35 años la fertilidad disminuye, con lo que es más complicado conseguir un embarazo natural. Los avances en fertilidad permiten que las mujeres puedan postergar el momento de ser madres a través de la sencilla técnica de vitrificación de ovocitos”, anticipa la doctora Mariolla Parra, ginecóloga con amplia experiencia del equipo médico de Ginefiv en Madrid y ponente del webinar.

Existen múltiples motivos y circunstancias por las que recurrir a esta técnica: una de las principales razones sería el deseo de retrasar la maternidad, querer ser madre pero sentir que aún no ha llegado el momento, bien por motivos laborales, económicos o de pareja. Otros motivos pueden ser causas médicas en pacientes que padecen endometriosis o que se van a someter a una intervención quirúrgica en el ovario, resultados clínicos que indican una baja reserva ovárica en mujeres jóvenes o ser una mujer transgénero, entre otras. Otra razón importante sería por causa oncológica o en mujeres que vayan a someterse a tratamientos tóxicos para sus gametos.

“La congelación de óvulos permite superar las barreras biológicas. Someterse a este procedimiento no impide que la mujer intente ser madre de forma natural, pero sí ofrece tranquilidad si en el futuro existen problemas para conseguir el embarazo, ya que los ovocitos vitrificados se mantienen intactos”, puntualiza la especialista.

Por qué es recomendable vitrificar los óvulos antes de los 35 años

Las mujeres que deseen congelar sus óvulos deben tener en cuenta que es recomendable vitrificar las células reproductivas antes de llegar a los 35 años ya que a esas edades tenemos mejor reserva ovárica, así como calidad ovocitaria, y esto se traduce en tener más posibilidad de embarazo en el futuro con menor riesgo de aborto. A partir de esa edad habrá que valorar su conveniencia en cada caso según la circunstancia de cada paciente. A partir de los 42 años no es aconsejable. También es importante saber que, dependiendo de la reserva ovárica de cada mujer, a veces es necesario someterse a más de un tratamiento de estimulación ovárica para obtener una cantidad adecuada de ovocitos.

Este es un procedimiento sencillo que suele durar aproximadamente 15 días. Comienza con una ecografía vaginal en los primeros días de la regla, en la que se realiza un recuento de folículos antrales en ambos ovarios, se explica el procedimiento de administración de la medicación y se inicia la fase de estimulación ovárica en donde se realizan controles ecográficos regulares. Es una medicación que “se tolera muy bien, ya que son las mismas hormonas que produce nuestro cuerpo, pero administradas de forma externa para que pueda crecer el mayor número de folículos que se pueda obtener dependiendo de la reserva ovárica de cada mujer”, argumenta la Dra. Parra.

Una vez superada esta primera fase, se induce la ovulación y se pasa a la segunda fase: la punción ovárica, que es una intervención sencilla, ambulatoria, que no requiere hospitalización y que dura entre 5 y 10 minutos. “Tras comprobar en el laboratorio que la muestra contiene los ovocitos se procede a utilizar el sistema de enfriamiento rápido para evitar que se formen cristales de hielo en su interior y después son introducidos en nitrógeno líquido para su conservación”, desarrolla la especialista.

No obstante, antes de someterse al procedimiento “es necesario valorar la idoneidad del tratamiento en cada caso y que las mujeres conozcan esta opción para no perder la oportunidad de ser madres en futuro, si se desea”, explica la Dra. Parra. Los especialistas de Ginefiv pueden llevar a cabo una valoración completa de la fertilidad a través de un plan diagnóstico total. “Consiste en un pack de pruebas para conocer la historia clínica completa de la mujer antes de someterse a cualquier tratamiento y poder ofrecer un diagnóstico completo sobre el estado de su fertilidad. Así conseguimos todo lo necesario para aconsejarle sobre el procedimiento que más se ajusta a su situación”, detalla la ginecóloga.

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