Naciones Unidas proclamó en 2013 el 6 de abril como el Día Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz.
A pesar de los múltiples beneficios para la salud y la promoción de un estilo de vida equilibrado, España es el cuarto país europeo con mayor número de población que no practica ningún tipo de deporte.
"A través del deporte podemos actuar en ámbitos personales muy concretos, como la autoestima, el autocontrol, la socialización o la gestión de los alumnos" señala Ana Herrero, Orientadora del grupo Brains International Schools.
En 2016, durante la celebración de los Juegos Olímpicos de Río (Brasil) tuvo lugar un hecho histórico en el mundo del deporte. Por primera vez desde el comienzo de los JJOO modernos en 1896, un equipo de atletas refugiados pudo participar en la competición más importante a nivel global. Bajo una bandera blanca con los cinco anillos olímpicos, diez deportistas que abandonaron sus países de origen debido a persecuciones, conflictos o violaciones de Derechos Humanos, lanzaron un mensaje de esperanza y paz al mundo entero.
Un mensaje que estos días resuena aún con más fuerza, sobre cómo el deporte puede ayudar a derribar barreras, unir a las personas y ejercer como una herramienta para la promoción de valores como la solidaridad, el respeto o la paz. Estas son las razones por las que desde 2013, Naciones Unidas decidió proclamar el día 6 de abril como el Día Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz. Una jornada que, según palabras de la Vicesecretaria General de las Naciones Unidas, Amina J. Mohammed, es clave para celebrar el deporte como una herramienta para alinear la pasión, energía y entusiasmo en torno a una causa colectiva.
"Es innegable la importancia del deporte en la educación, principalmente, para la promoción de hábitos saludables y mejorar el desarrollo motor de los más pequeños. Pero no podemos olvidar su capacidad para la promoción de valores que son importantes para su futura vida en sociedad. A través del deporte podemos actuar en ámbitos personales muy concretos, como la autoestima, el autocontrol, la socialización o la gestión de las emociones. Aptitudes que se obtienen en el terreno de juego pero que son fácilmente extrapolables a la vida cotidiana", señala Ana Herrero, Orientadora del grupo Brains International Schools.
Deporte en cifras
A pesar de las reconocidas ventajas del deporte, en nuestro país, su práctica es cada vez menos habitual. En España, la media de horas semanales dedicadas al deporte es de 5,2 horas, situándose como el cuarto país europeo donde hay un mayor porcentaje de población que no practica ningún tipo de deporte. Solo Italia, Polonia y Francia se encuentran por debajo de España en el número de horas dedicadas a la práctica deportiva, mientras que al otro lado de la balanza se sitúa Países Bajos, con 12,8 horas a la semana de media.
Asimismo, según un estudio publicado en la revista The Lancet Child & Adolescent Health y elaborado por investigadoras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 80% de los niños en edad escolar en todo el mundo no llegaron al nivel mínimo recomendado de actividad física al día, siendo los adolescentes los que alcanzan el mayor nivel con menor actividad física diaria. Una cuestión en la que la perspectiva de género también se manifiesta, siendo las niñas menos activas que los niños.
¿Qué valores fomenta el deporte?
Debemos tener en cuenta que la práctica deportiva no implica generar de forma automática una serie de valores para la convivencia humana, sino que es necesario un esfuerzo por parte de la comunidad educativa y la red familiar de los alumnos para que la cadena de transmisión de estos valores sea efectiva. Estos son los principales valores en los que una práctica deportiva saludable y guiada puede incidir:
El respeto y la tolerancia. Es la base de toda práctica deportiva. Promueve la estimulación y aceptación de las diferencias individuales. Se trata de una actitud, de una perspectiva positiva en la que se transmite y reconoce el valor que tienen las personas. Además, también hay que entender que en cualquier disciplina deportiva a veces se gana y otras se pierde. Por ello, es importante aprovechar el fracaso como elemento educativo para promover la tolerancia.
Compromiso y disciplina. La práctica deportiva fomenta entre los más pequeños la consecución de metas y objetivos previamente establecidos y, por tanto, es un método práctico para la asimilación de aptitudes como el compromiso y la disciplina de una forma natural y sin imposiciones. De esta manera, los más pequeños pueden iniciarse en el desarrollo de hábitos y rutinas saludables y equilibradas.
El compañerismo y cooperación. El deporte impulsa las relaciones sociales. Las personas crecen, experimentan nuevas sensaciones y emociones a nivel individual y grupal. El compañerismo alienta a ver el deporte como una herramienta para el entendimiento mutuo entre las personas. Además, en las estructuras de carácter cooperativo como los deportes de equipo, cada joven alcanza sus objetivos al mismo tiempo que el resto de sus compañeros, por lo que se promueve una interdependencia positiva entre los logros de todos los participantes.
La paz. Fomentar una visión más humanista del deporte, donde el valor del juego recaiga sobre las personas y no sobre la competición. En este sentido, el diálogo es una herramienta básica para potenciar la resolución de conflictos y construir una paz sostenible. Por supuesto, no debemos olvidar que en el deporte también suceden acontecimientos desafortunados. La reflexión y el rechazo ante estos hechos también son importantes y deben servir para interiorizar su apoyo al juego limpio en el deporte.
"Estamos en un momento social e histórico en el que más que nunca es necesario superar nuestras diferencias y celebrar nuestras similitudes. No solo la Guerra de Ucrania acecha en los rincones de cada clase, la pandemia del coronavirus ha traído consigo un importante parón a nivel físico y psicológico que es necesario volver a reactivar. El deporte es una gran medida para lograr la cooperación, y con ello, valores sociales como la paz, el respeto o la tolerancia. Trabajar juntos para superar obstáculos y comenzar así a crear sociedades pacíficas e inclusivas", señala Ana Herrero.