El caos del ecosistema NFT: ventas por más de 22.741 millones de euros y un crecimiento del 300% en fraudes

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Los NFT experimentaron en 2021 un crecimiento del 200% en ventas respecto a los datos de 2020

El caos del ecosistema NFT: ventas por más de 22.741 millones de euros y un crecimiento del 300% en fraudes

Cada NFT es único, no se puede replicar ni borrar y se asocia a un token que únicamente puede poseer una persona. No se compra una licencia ni una reproducción, se compra un bien intangible original.

En 2021 los NFT movieron de forma ilícita un total aproximado de más de 2.948 millones de euros y el fraude de copias de NFT ha un 300% a principios de 2022.

Llevar a cabo un único NFT consumen un total de 340 kWh de energía y producen alrededor de 211 kg de CO2 y se multiplica tantas veces como se venda.

Hasta hace relativamente poco tiempo, el mundo de las criptomonedas y el blockchain formaba parte, exclusivamente, de la vida de grandes inversores, pero parece que están cambiando. A pesar de que muchas personas que se encuentran ajenas a todas las ventajas que ofrecen las NFT, cada día se evidencia más el creciente interés por la población general en este nuevo fenómeno que está revolucionando el mundo del arte. De hecho, el pasado mes de febrero, Ironhack, la escuela líder en formación de talento digital de forma intensiva, realizó una webinar sobre NFT a la que se conectaron un total de 1.080 participantes, lo que les ha llevado a analizar el éxito y los contras que hay detrás de los NFT.

El éxito de los NFT

En la actualidad, casi cualquier cosa es susceptible de ser compraba o vendida como un activo digital. Al igual que sucede con el arte en formato físico, música, fotografía… todo puede comercializarse. La verdadera aportación de la tecnología blockchain al mundo de la creación digital tiene que ver con el reconocimiento de la autoría y de una transacción en la que se identifica a un propietario. Aunque desde finales de los años 90 existen iniciativas para reconocer la propiedad de bienes digitales (siendo Creative Commons el principal exponente), es la capacidad de identificar de manera unívoca a un propietario la que ha dado lugar al nacimiento al mercado de compraventa de la posesión de activos digitales. Es la conocida fiebre de los NFT (Non-Fungible Tokens), una especie de certificado digital de autenticidad, nacidos en 2012, y que vivieron su gran momento en 2021, cuando las ventas sumaron más de 22.741 millones de euros según estimaciones de DappRadas, lo que supuso un aumento del 200% respecto a 2020.

El reciente interés por el mundo del arte ha sido un gran impulso para este crecimiento de activos no tangibles, puesto que, hasta ahora, el concepto del bien digital está ampliamente asociado al hecho de ser completamente replicable sin necesidad de transacciones económicas. En este sentido, es la tecnología blockchain la que lo cambia todo. El acto de vender algo mediante esta tecnología implica que la transacción es reconocida y que lo que se compra no es una copia, sino un bien original. Por tanto, la propiedad del bien digital se vuelve permanente y esa es la principal aportación de los NFT: cada NFT es único, no se puede replicar ni borrar y se asocia a un token que únicamente puede poseer una persona, es decir, no se compra una licencia o una reproducción, se compra el propio bien intangible. Lo que sí se puede es transferir, es decir, el dueño de un NFT puede, a su vez, revenderlo, lo que le permite obtener un beneficio con la revalorización.

Hasta ahora, las reproducciones de un bien digital eran indistinguibles entre sí y del original. Gracias a la tecnología NFT, se pueden crear activos digitales únicos, se puede digitalizar el valor de un bien y, como hay un mercado donde ese bien puede comprarse y venderse, además de digitalizarlo, le da liquidez.

Los NFT se crearon con el objetivo de dar propiedad al arte intangible y los artistas digitales han encontrado en ello una gran plataforma al mercado y a la visibilidad. Crear, vender y comprar NFT son tareas relativamente sencillas, ya que existen diferentes plataformas que permiten que cualquier artista digital pueda poner a la venta sus tokens, además de ofrecer a los compradores el registro permanente a la propiedad de la obra que adquieran mediante una firma digital. No sólo eso, sino que la tecnología blockchain y los smart-contracts permiten, por ejemplo, que un artista digital obtenga un ingreso monetario cada vez que se realiza un cambio en la propiedad de su bien, cosa que no ocurre fuera de lo digital. El mundo del arte está cambiando y este tipo de obras pueden llegar a costar millones. Una muestra de ello es la obra digital ‘The Merge’ del artista Pak que fue vendida por la cifra más alta de la historia de los NFT: 91.8 millones de dólares.

La “cara b” de la criptomoneda

El boom de los NFT también ha dado paso a la especulación y a diferentes tipos de delitos, actividades ilícitas y estafas. De hecho, según Chainalysis, en 2021 se detectó que los NFT habían movido de forma ilícita un total aproximado de más de 2.948 millones de euros.

En cuanto a las copias, la compañía Opensea hizo público el 28 de enero de este año, mediante un tweet, que alrededor de 8 de cada 10 artículos creados con su herramienta fueron obras plagiadas, colecciones falsas y spam. Por su parte, la plataforma DeviantArt implantó un sistema de alertas de fraude en busca de copias de NFT y ya han emitido alrededor de 80.000 alertas de estafa, llegando a aumentar un 300% a principios de 2022.

Otro punto negativo es la alta capacidad de contaminación que se esconde detrás de los NFT. Las transacciones digitales necesarias para llevar a cabo un único NFT consumen un total de 340 kWh de energía y producen alrededor de 211 kg de CO2 y se multiplica tantas veces como se venda, de acuerdo con datos de Memo Atken.

“Los NFT ofrecen una solución a algunas cuestiones que no se habían resuelto desde el nacimiento de la web, como la autoría, unicidad, propiedad y monetización de un activo digital. Su aplicación a todos los contextos donde se crean e intercambian activos digitales, como el arte, el coleccionismo, los videojuegos o el anticipado Metaverso, unido a la idea de la revalorización económica rápida, han despertado el interés de pequeños inversores. El compromiso de Ironhack con la formación en competencias digitales nos hace recomendar siempre la misma aproximación a la tecnología: entender sus principios, propósito y funcionamiento antes de tomar decisiones. Especialmente si hablamos de decisiones de inversión de particulares en mercados de gran volatilidad", afirma Carlos Guardiola, Director of New Business de Ironhack. 

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