Dejar atrás la gran ciudad y volver a las raíces, según Nerea, nueva empleada de Alternatic

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Dejar atrás la gran ciudad y volver a las raíces, según Nerea, nueva empleada de Alternatic

Hay diferentes circunstancias por las que se puede tomar la decisión del cambio de pasar de vivir en una ciudad a un pueblo, el estrés, los atascos, el elevado precio de la vivienda o la añoranza de volver a las raíces familiares pueden determinar en muchas ocasiones una apuesta por la vida de pueblo

Con el objetivo de lograr una mayor calidad de vida, son muchas las personas que deciden regresar a sus lugares de origen en el entorno rural. Motivos relacionados con el ritmo frenético de las ciudades, el elevado tráfico o el preferir estar cerca de la familia pueden ocasionar en los urbanitas un cambio de mentalidad.

Es el caso de Nerea Leal, Ingeniera Informática con un Máster en Dirección e Ingeniería de Sitios Web y nacida en Calanda (Teruel). Nerea se ha incorporado desde hace poco más de un mes a Alternatic, con sede en Alcañiz, empresa dedicada a las telecomunicaciones y que ofrece servicios en telefonía móvil, teléfonos fijos e internet en el medio rural.

La historia de Nerea, de 30 años de edad, puede parecerse a otros casos de apuesta por la vida en una pequeña población. También puede ser inspiradora para aquellas personas que se estén planteando un cambio de este estilo. A continuación, los detalles que determinaron el paso de cambiar Zaragoza por Calanda, su experiencia y lo que está suponiendo para ella, pero también para su familia, el hecho de haber regresado al entorno rural.

Lo que supone volver a Calanda

Nerea Leal ha regresado con toda su familia (su marido y su hija de 8 meses). Afirma que le encanta que su niña tenga la familia tan cerca. “Hemos pasado de tener a sus abuelos, sus tíos y sus primos demasiado lejos a contar con un contacto familiar diario. El hecho de poder vernos tanto y tan fácilmente supone para mí una recarga de energía continua”, comenta Nerea. La familia todavía está terminando de ordenar sus enseres. Empezaron la mudanza la primera semana de septiembre, y desde entonces, todos valoran diferentes aspectos positivos de la vida en el mundo rural como, por ejemplo, poder disponer más de su entorno y poder pasar más tiempo al aire libre del que disfrutaban en Zaragoza.

La importancia de poder trabajar en Alcañiz

Nerea, además, se siente verdaderamente afortunada de haber encontrado un empleo en una empresa como Alternatic. Esta empleada del departamento de soporte de la empresa de Alcañiz valora trabajar en una compañía que persigue la mejora del entorno rural en el que nació y vive toda su familia. Nerea también aprecia que, a través de los servicios que ofrece Alternatic de telefonía e internet, su empresa contribuya al establecimiento de nueva población y la generación de nuevos empleos en la zona.

"Durante los once años que viví en Zaragoza, lo único que me ataba a la ciudad era el trabajo. Cuando nació nuestra hija, en plena pandemia y confinamientos, nos planteamos cómo afrontar la nueva situación, por lo que al encontrar un puesto de trabajo en Alternatic, no me lo pensé dos veces y decidí regresar a mi tierra”. Para esta turolense, otro punto a favor del cambio del mundo urbanita al rural es el tráfico. Desde Calanda a Alcañiz, aunque en distancia sea más, solo le supone un desplazamiento de 15 minutos, durante el cual no se encuentra atascos. Al llegar a su puesto de trabajo, puede aparcar siempre sin problemas, algo impensable en Zaragoza.

Las ventajas que tiene vivir en Calanda

Con sus casi 4.000 habitantes, Calanda dispone de todos los servicios. Además, a diferencia de lo que sucede en una ciudad como Zaragoza, existen grandes núcleos familiares y la relación entre amigos o vecinos es más cercana de la que se establece en cualquier ciudad. Nerea Leal, madre de familia, también encuentra una ventaja la libertad de los niños para ir solos, conforme crecen, por la calle. Nerea lo considera un punto realmente positivo respecto lo que supone vivir en una gran población como Zaragoza.

¿Una experiencia recomendable?

“¡Si, sin duda!”, afirma entusiasta la empleada de Alternatic”. “Mi formación y experiencia me han abierto las puertas a un nuevo desafío profesional en mi pueblo. Además, el hecho de tener hijos me ha cambiado el punto de vista. No nos falta de nada ni en Calanda ni en Alcañiz, disponemos de igual acceso a todos los servicios y a cualquier estudio hasta la etapa universitaria. Yo misma estudié en el pueblo y me fui a seguir con los estudios fuera de él, cosa que no me ha provocado ningún problema ni me ha privado de ninguna oportunidad”.

Nerea también comenta que uno de los argumentos que ha escuchado más a menudo es el de que en el pueblo no va a tener todo lo que tenía en Zaragoza. Una vez en Calanda, ha podido comprobar que en esta población no les falta de nada, tienen todos los servicios y, encima, ganan en calidad de vida respecto a la ciudad.

Una visión de futuro…

“Ya no me veo viviendo en otro sitio. Lo que me ha devuelto a mi pueblo no lo cambio por nada. Vivir junto a mi familia y a mis amigos hace que la vida sea más fácil y que te puedas plantear tener más hijos, cosa que estando en Zaragoza habíamos descartado por completo”, concluye la entrevistada.

En definitiva, con este caso se comprueba que resulta vital que las compañías apuesten por el futuro y por puestos de trabajo adaptados a los nuevos tiempos para evitar el fenómeno de la España vaciada. También que apuesten por el mundo rural, contribuyendo al desarrollo del mismo. Con el objetivo de alcanzar una mayor calidad de vida, muchas son las personas, como Nerea, que optan por regresar a sus lugares de origen. En esta línea, el trabajo de empresas como Alternatic, es decir, el de las empresas afincadas en el medio rural, deber ser ofrecer puestos atractivos que contribuyan a la conciliación, al apoyo a la mujer, al desarrollo y, por supuesto, a luchar contra la despoblación.

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