Cada verano, cientos de miles de personas en España se encuentran a la búsqueda de empleo. De hecho, en julio, se han incorporado en España un total de 197.841 personas al mercado laboral, un nuevo máximo histórico en nuestro país. Para que esta búsqueda de trabajo sea satisfactoria y para conseguir destacar por encima de otros perfiles, cada vez más personas apuestan por mejorar las llamadas 'soft skills' o habilidades blandas con el objetivo de diferenciarse de la multitud. Así, los nuevos talentos serán aquellas personas comprometidas con su mejora continua, tanto en el desarrollo de habilidades tangibles como en habilidades blandas.
De hecho, según los últimos datos publicados por Udemy Business -la plataforma corporativa de Udemy de formación y enseñanza online líder en el mercado- en su último informe mensual de 'Tendencias de aprendizaje en el entorno laboral', el coaching, la gestión de ventas y la gestión de talento se plantean como las tres habilidades blandas que más se están aprendiendo este verano, como reflejo de esa necesidad por adaptarse al nuevo escenario del mercado laboral.
No obstante, por encima de las habilidades blandas, hay algunos factores que debemos tener en cuenta y practicar cuando somos nuevos en un puesto de trabajo:
La actitud personal. Puede sonar a tópico, pero uno de los rasgos más valorados en el entorno laboral es contar siempre con una buena actitud. Así, por norma general, una persona con gran predisposición y ganas de trabajar siempre generará mucho más valor y mejores resultados en la empresa que otra persona menos interesada en alcanzar metas personales y profesionales. Por no hablar del ambiente positivo que genera rodearse de este tipo de perfiles.
Demostrar interés profesional. Asimismo, también es relevante el propio interés que esa persona demuestre, o haya demostrado hasta la fecha, por su crecimiento profesional y personal -medible, por ejemplo, a través de los cursos que ha realizado últimamente. Una persona con un gran interés profesional hará crecer al equipo, hará que el resto de empleados se interesen por elevar sus conocimientos y formación, fomentando una sana competencia interna y dando lugar a un personal más cualificado.
Practicar la humildad. Esta también se presenta como un factor importante cuando nos queremos incorporar a un nuevo puesto de trabajo. Es clave que nos perciban como a una persona fácil de tratar y que no busca el conflicto. Practicar la humildad, tanto en la vida como en el entorno laboral, aporta grandes recompensas. Por nombrar algunas, crea un buen clima de trabajo y mejora las relaciones con todos los niveles de la organización.
Capacidad de integración. Y como cuarta característica imprescindible cabe destacar la capacidad de integración, como base para formar y reforzar los cimientos de un equipo potente. Al principio, algunas personas pueden buscar imponer sus propias formas de trabajo (lo cual, hecho desde el respeto, es positivo, ya que ayuda al equipo a crecer profesionalmente), pero es esencial escuchar con atención a los compañeros, sobre todo en las fases más tempranas de nuestra incorporación.
En general, todos estos aspectos, deben ser aplicados en nuestro día a día en el entorno laboral. Tanto cuando somos nuevo compañeros de trabajo, como cuando somos los más veteranos de la empresa. La práctica de la humildad, contar con una buena actitud, demostrar interés y tener capacidad de adaptación e integración, deberían ser constantes en toda nuestra vida laboral, pues son valores imprescindibles para garantizar el éxito profesional y personal.