La actividad de la hormona luteinizante (LH) no está dirigida solo a los ovarios sino también, directamente, hacía el útero, favoreciendo la anidación de los óvulos y el progreso del embarazo. Esta hipótesis, anticipada hace años por el equipo de científicos de la clínica MARGen de Granada, liderado por el doctor Jan Tesarik y la doctora Raquel Mendoza Tesarik, se ha confirmado en un estudio recién publicado por investigadores chinos en la revista científica Frontiers in Endocrinology
De esta manera, la supresión excesiva de LH durante la estimulación ovárica disminuye la tasa de nacimientos tras la transferencia de embriones frescos, en el mismo ciclo, mientras que la transferencia de los embriones congelados provenientes de los mismos tratamientos no se ve afectada. De hecho, la transferencia de los embriones formados en estas condiciones tiene una capacidad normal de generar un embarazo y el nacimiento más tarde, después de la congelación y descongelación de los embriones, en ciclos con los niveles normales de LH.
Según el dogma tradicional, las dos hormonas pituitarias, la hormona foliculoestimulante (FSH) y la hormona luteinizante (LH) actúan únicamente sobre los ovarios, regulando el crecimiento de los folículos y la consecuente maturación del óvulo antes de la ovulación. En la primera fase del ciclo menstrual, FSH estimula el crecimiento de los folículos que habían desarrollado la capacidad de respuesta a esta hormona. Normalmente de trata de un solo folículo pero con los protocolos de la estimulación ovárica, utilizando dosis elevadas de FSH, se suele alcanzar un crecimiento simultáneo de varios.
En un determinado momento, definido por el tamaño de los folículos y los niveles de estradiol y progesterona (estimulados por la FSH) se eleva la secreción de LH, induciendo la maturación final de los óvulos y provocando la ovulación aproximadamente 38 horas más tarde. Esto es lo que ocurre durante un ciclo ovulatorio natural. Sin embargo, en los tratamientos por la fecundación in vitro (FIV) la secreción de LH se inhibe artificialmente para evitar una ovulación espontánea antes del tiempo previsto para la aspiración de los folículos. La secreción espontánea es entonces sustituida por una inyección de la hormona coriónica humana (HCG), con la misma actividad, administrada con respecto a la hora prevista para la aspiración de los óvulos. Esta técnica permite una planificación exacta de la hora de la punción ovárica sin correr el riesgo de perder folículos por una ovulación espontánea no deseada.
Esta práctica está fundada en la hipótesis que la hormona LH/HCH no tiene ningún más efecto que el sobre la maturación final de los óvulos y la ovulación. Sin embargo, esta hipótesis fue desafiada desde hace varios años. De hecho, en un programa de donación de óvulos, las mujeres receptoras de óvulos con los niveles de LH muy bajos alcanzaban menos embarazos y nacimiento en comparación con las con los niveles normales, incluso si los valores de LH de las donantes de óvulos eran correctos.
Según los doctores Tesarik y Mendoza Tesarik, “los resultados de los investigadores chinos confirman nuestra teoría sobre un efecto directo de LH sobre el útero. Pero hay que recordar que los niveles completamente normales de LH en ciclos de transferencia de embriones criopreservados solo se alcanzan si su transferencia se hace en un ciclo natural”.
En este sentido, los científicos granadinos recuerdan que determinados protocolos de preparación de las mujeres para la transferencia de embriones congelados, actualmente en uso, “también causan una bajada de LH, que corregimos con la administración de la hormona coriónica recombinante (rHCG), portadora de la actividad de LH, en todos los protocolos de transferencia de embriones congelados. Desde que hemos incorporado este tratamiento, hemos observado una mejora importante de resultados obtenidos”.