Muchos expertos ya saben y recomiendan ejercitar el cuerpo durante, por lo menos, 30 minutos todos los días que sea posible. Es posible dividir los 30 minutos de ejercicios en partes, con el fin de realizarlo simultáneamente con la actividad que fuera necesaria hacer. Importante, dichos ejercicios han de ser aeróbicos. El golf, el tenis, la natación, montar en bicicleta o incluso bailar son algunos de los deportes aeróbicos más populares. Realizar deporte como se ha explicado con anterioridad y con constancia ayudará a mantener la frecuencia cardiaca saludable.
También es posible optimizar y mejorar la frecuencia cardiaca a largo plazo con otra serie de actividades. Mantener una buena hidratación estabilizará el flujo sanguíneo, ya que con deshidratación el corazón requerirá de un pulso más acelerado. Otra gran alternativa consistirá en reducir las sustancias que muchas personas pueden ingerir, como el tabaco, el alcohol o la cafeína. Éstas deshidratan y aumentan el trabajo y esfuerzo que realiza el corazón. A dicho consejo es posible añadir una dieta equilibrada y una nutrición saludable, ya que el peso corporal también puede afectar al funcionamiento del corazón. Dormir adecuadamente también regulará el estrés, reduciendo la frecuencia cardiaca. Realizar salidas al aire libre siempre será una buena alternativa para mejorar la frecuencia cardiaca. A través de paseos y salidas será posible reducir el estrés y, por ende, mejorar las pulsaciones de una manera divertida y entretenida.
Los pulsómetros son aparatos que ayudan a medir la frecuencia cardiaca. Es por ello que es recomendable contar con uno para conseguir una medición precisa y ajustada del rendimiento obtenido y por conseguir. Será imprescindible a la hora de realizar un seguimiento del progreso en su totalidad.