Las intervenciones intrauterinas pueden provocar cicatrizaciones que reducen la fertilidad

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Las intervenciones intrauterinas pueden provocar cicatrizaciones que reducen la fertilidad

MARGen: Ciertas intervenciones médicas realizadas dentro de la cavidad uterina pueden provocar cicatrizaciones y la formación de adherencias entre lados opuestos de la cavidad. Estas adherencias deforman la cavidad uterina y deterioran su capacidad de acoger los embriones y facilitar su desarrollo

Las causas de estas cicatrizaciones y adherencias intrauterinas, también conocidas como el síndrome de Asherman, y su impacto sobre la fertilidad, se analizan en un trabajo publicado en la revista Minimally Invasive Therapy & Allied Technologies por grupo de expertos indios, estadounidenses, canadienses, húngaros, italianos y españoles.

Según los doctores Jan Tesarik y Raquel Mendoza-Tesarik, firmantes españoles de este trabajo y directores de la Clínica MARGen de Granada, “las adherencias intrauterinas son, a menudo, una causa oculta de infertilidad, ya que algunas mujeres no tienen molestias que apunten en este sentido. Y es a este grupo de mujeres a las que dirige el estudio, para evitar fracasos de reproducción asistida relativamente fáciles a resolver”.

Cuidado con el útero grávido

El útero es particularmente propenso a la cicatrización durante el embarazo y la mayoría de estas complicaciones resulta de intervenciones invasivas dentro del útero grávido. Se trata sobre todo de procedimientos de dilatación y curetaje (legrado) en un útero recientemente embarazado, con el fin de provocar artificialmente un aborto voluntario. En otros casos, se trata de un aborto espontáneo incompleto o fallido, con una retención parcial de residuos embrionarios que precisan ser evacuados para evitar otros tipos de complicaciones.

Es el procedimiento de legrado, utilizado frecuentemente en estas situaciones, es responsable de la formación de las adherencias. Después de eliminar la capa superficial del endometrio (el revestimiento interno del útero), inevitable en este tipo de intervenciones, las capas profundas de las paredes opuestas entran un contacto directo e inician un proceso de cicatrización que puede resultar en la adherencia entre ellas, limitando así el espacio libre de la cavidad uterina. Este fenómeno afecta a mujeres de todas las razas y edades, por lo cual no existe ninguna predisposición subyacente o base genética para su desarrollo. Según algunos estudios, hasta el 90% de las mujeres desarrollan las adherencias intrauterinas después del legrado durante el embarazo.

Cómo prevenir y curar las adherencias intrauterinas

Lo más importante es prestar atención a las mujeres con una historia de una intervención intrauterina durante el embarazo. Además de esta recomendación, el artículo compara diferentes sistemas de clasificación de las adherencias intrauterinas, según su localización, extensión y el impacto sobre la fertilidad de la paciente, así como también los métodos diagnósticos y terapéuticos disponibles.

Los autores concluyen que la evolución histórica de los sistemas de clasificación está condicionada por la aparición de nuevas técnicas diagnósticas, cada vez más sofisticadas, utilizadas para la evaluación de la enfermedad y de sus consecuencias para la fertilidad y la salud general de las mujeres afectadas. Por lo tanto, los sistemas más recientes son los más adecuados para elegir el tratamiento oportuno.

Según los doctores Tesarik y Mendoza-Tesarik, “el útero recientemente embarazado es particularmente vulnerable, debido a la influencia hormonal, por lo cual es preferible evitar dilatación y legrado siempre que sea posible y utilizar alternativas médicas no invasivas, tales como tratamientos medicamentosos (misoprostol y mifepristona) para evacuar los restos retenidos de un embrión abortado.”

En cuanto al tratamiento de las adherencias ya presentes, la técnica la más adecuada es su eliminación guiada por histeroscopia, seguida por terapias auxiliares para evitar que la cicatrización y formación de adherencias vuelva a ocurrir. El resultado de la intervención se controla en el próximo ciclo menstrual mediante una histeroscopia ambulatoria durante la cual las eventuales nuevas cicatrizaciones se pueden eliminar.

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