Para los doctores Tesarik y Mendoza-Tesarik, directores de la clínica MARGen de Granada, la mejor opción es una decisión individualizada, basada en la condición particular de cada mujer después de la estimulación ovárica para la FIV. A parte de proteger la paciente contra las complicaciones de la estimulación ovárica, esta decisión tiene que estar fundada en la probabilidad cumulativa de embarazo, alcanzada con todos los embriones resultantes del intento de FIV
Desde 1983, tras el primer embarazo alcanzado después de la transferencia de embriones humanos congelados al útero de la madre, la práctica de la congelación de embriones es rutinaria en los tratamientos de fecundación in vitro (FIV). Como regla general, se utiliza para conservar los embriones excedentes, después de transferir el número deseado de embriones en el estado fresco. Sin embargo, en los últimos 10 años muchos especialistas recomiendan congelar todos los embriones que resultan de la FIV y realizar la transferencia cuando las condiciones de la paciente sean óptimas.
Un artículo recién publicado en la revista Journal of Gynecology and Women’ Health por científicos de la clínica MARGen de Granada repasa los argumentos a favor y en contra de la congelación de todos los embriones, desde el punto de vista de la seguridad para la madre y de la probabilidad de alcanzar un embarazo con la transferencia de embriones frescos o con los embriones congelados.
El argumento de la seguridad se basa en la evidencia de que las mujeres con una fuerte respuesta a la estimulación ovárica corren un alto riesgo para la salud en caso de quedar embarazadas en el mismo intento. Este riesgo se puede evitar renunciando a la transferencia inmediata de los embriones resultantes de la estimulación y posponiendo esta intervención para más tarde, cuando la transferencia se puede realizar sin estimulación ovárica, utilizando embriones previamente congelados. El otro argumento a favor de la congelación de todos los embriones está relacionado con el hecho que la estimulación ovárica perturba la capacidad del útero para acoger los embriones y fomentar su desarrollo.
La conclusión del equipo granadino va a favor de una decisión individualizada, tomando en cuenta la condición particular de cada mujer después de la estimulación ovárica para la FIV. A parte de proteger a la paciente contra las complicaciones de la estimulación ovárica, esta decisión tiene que estar fundada en la probabilidad cumulativa de embarazo, alcanzada con todos los embriones resultantes del intento de FIV.
El doctor Jan Tesarik y la doctora Raquel Mendoza-Tesarik, directores de la clínica MARGen de Granada, comentan: “La respuesta de algunas mujeres a la estimulación ovárica es muy fuerte y lleva a la recuperación de muchos óvulos para la FIV. La mayoría de esas mujeres corren un riesgo elevado de un síndrome de hiperestimulación ovárica (acumulación de líquido en la cavidad abdominal y una tendencia a complicaciones tromboembólicas). Este riesgo aumenta considerablemente en caso de embarazo en el mismo intento. El riesgo se puede reducir utilizando protocolos muy suaves de la estimulación, pero esta estrategia suele disminuir no sólo la cantidad sino también la calidad de los óvulos recuperados”.
Por otro lado, la capacidad del útero para acoger los embriones (receptividad uterina) disminuye en casos de una fuerte respuesta de los ovarios a la estimulación. “Dado que la estimulación ovárica es la parte más incómoda y costosa de la FIV -señalan- nuestra meta es alcanzar la tasa cumulativa de embarazo máxima con una sola estimulación mediante intentos repetidos de transferencia de embriones congelados, sin más necesidad de estimular los ovarios”.
Según los autores del artículo, “la congelación de todos los embriones permite realizar el proceso de la estimulación ovárica con el enfoque principal en la calidad de los óvulos, sin preocuparse demasiado de la receptividad uterina, y realizar la transferencia de los embriones congelados en siguientes intentos, realizados sin estimulación ovárica y enfocados plenamente en la preparación óptima del útero.”
Sin embargo, en casos de la respuesta moderada o débil de los ovarios a la estimulación la perturbación de la receptividad uterina es mínima y la congelación de todos los embriones tiene menos justificación. Si el útero está supuestamente receptivo en el mismo intento de la estimulación ovárica, y la paciente no corre un riesgo importante del síndrome de hiperestimulación, la congelación de todos los embriones no suele aumentar la tasa cumulativa de embarazo, además de retrasar el embarazo y añadir más costos correspondientes a la congelación y descongelación de los embriones.
“La decisión en cuanto a la elección entre la congelación de todos los embriones y la transferencia de embriones frescos, con una eventual congelación de embriones sobrantes, se debe tomar de una manera individual, teniendo en cuenta no solo las características básicas de la paciente y la respuesta de los ovarios a la estimulación sino también el aspecto ecográfico del endometrio (el revestimiento interno del útero) durante la estimulación y el día de la punción ovárica”, concluyen los doctores Tesarik y Mendoza-Tesarik.