Un abogado interviene en muchos campos y en situaciones muy diferentes: vida familiar, derecho de sociedades, derecho laboral, etc. Puede simplemente aconsejar o emprender acciones legales. Así es como se elige el abogado adecuado para estar bien defendido
Identificar con precisión las necesidades
Se puede recurrir a un despacho de abogados tanto para que asesore en un área específica del derecho (redacción de los estatutos de la empresa o de un contrato) como para que defienda en los procedimientos judiciales (divorcio o litigio con un profesional).
¿Generalista o especialista?
Al igual que los médicos, hay médicos generales y especialistas. El primero puede, en principio, ocuparse de todos los casos. Sin embargo, en la práctica, a lo largo del tiempo se han centrado a menudo en determinadas áreas del derecho, sin tener un certificado de especialización (los médicos generales suelen ocuparse de casos relacionados con el derecho de familia, el derecho laboral, el derecho inmobiliario, etc.).
Los abogados bancarios especializados, por otro lado, han hecho validar oficialmente las habilidades específicas con un certificado.
Se puede poner en contacto con un médico generalista y con un especialista para comprobar si se tienen suficientes conocimientos en el campo que interesa: basta con una simple llamada telefónica.
Un abogado especializado no debe asumir un caso en un campo que no domina, especialmente si es complejo. Sin embargo, para problemas espinosos y muy específicos (derecho bancario, derecho de patentes, estatutos de empresas, derecho urbanístico, derecho fiscal, etc.), el hecho de remitirse a un abogado especialista dará la seguridad de que el profesional tiene todas las habilidades necesarias.
Para los casos simples y clásicos (divorcio de mutuo acuerdo, impugnación de permisos de alquiler, devolución del depósito de garantía, retraso en la entrega de los bienes, casa ocupada ilegalmente, etc.) se puede recurrir a un especialista o a un médico generalista.
No elegir el abogado al azar
Elegir un abogado cerca de casa es la solución más común. Es, en efecto, más práctico, si lo llama para una misión de asesoramiento (redacción de contratos, consulta jurídica por ejemplo rechazar o aceptar una herencia, etc.) o para un procedimiento que tenga lugar cerca del lugar de residencia, porque facilitará encuentros e intercambios.
Por otro lado, si el caso se juzga lejos de casa, puede ser preferible llevar un abogado en el lugar. De hecho, los abogados dependen de un colegio de abogados y cada colegio de abogados está adscrito a un Tribunal.
Un abogado puede defender en cualquier lugar de España, pero en otro Tribunal, tendrá que recurrir, salvo en casos excepcionales, a un "postulante" (es decir, un compañero del colegio de abogados adscrito a ese tribunal), para realizar los actos de procedimiento. Esto conlleva costes adicionales.
Por lo tanto, es preferible, en este caso, llevar a un abogado directamente al lugar donde se desarrolla el caso, siempre que acepte viajar para una reunión con él.
¿Cómo se encuentra?
El boca a boca es una forma efectiva de seleccionar un abogado. En efecto, si se recomienda, es porque ha satisfecho a uno de los conocidos o porque éste lo conoce personalmente.
Por otro lado, es importante evitar ser defendido por un familiar o un amigo, porque las relaciones serán más complicadas y existe el riesgo de generar un lío.
Si nadie del entorno (amigos, familia, notario) ha podido dar los datos de contacto de un abogado, se puede consultar una lista de profesionales en el Colegio de Abogados más cercano al domicilio (que, además, suele tener un sitio web que ofrece un directorio con un motor de búsqueda por especialidad), pero también en el juzgado de la ciudad, o posiblemente en el ayuntamiento.
Hay que tener en cuenta que se pueden organizar consultas gratuitas en los tribunales, ayuntamientos, juzgados, colegios de abogados, etc. Esta es una buena manera de tener un primer contacto o de ser referido al especialista que se necesita.
Estar atento durante el primer contacto
El primer encuentro con el futuro abogado es muy importante: ¡no basta con que tenga los conocimientos necesarios y que esté cerca! Es esencial que se establezca una relación de confianza. Además, si llama en un juicio, se debe ser consciente de que el caso puede durar mucho tiempo y puede afectar a la vida privada (especialmente en caso de divorcio).
Si el contacto no es bueno, no debe dudar en consultar a otro profesional: es mejor pagar las dos primeras consultas que cambiar de abogado durante el procedimiento. Esto suele ser más caro que no hacer un seguimiento después de una reunión.
Es importante explicar la situación lo más claramente posible: también es importante, aunque no sea esencial, aportar todos los elementos que conciernen al caso, si se tiene. Sin embargo, no se debe dejar ningún documento original. No se debe olvidar hacer fotocopias en caso de que finalmente se decidas no confiar el caso a ese abogado.
Pedir que expliquen y detallen los honorarios
Los honorarios de un abogado son gratuitos y se fijan de mutuo acuerdo entre el abogado y el cliente. Al concertar una cita, se debe pedir el honorario de la primera consulta y luego, durante la entrevista, el coste de la asignación.
La composición de los honorarios del abogado
Los abogados tienen dos sistemas de remuneración. Para los casos sencillos en que el volumen de trabajo se puede evaluar con antelación, pueden ofrecer una tarifa plana.
En algunos casos, esto es incluso obligatorio (procedimiento de divorcio, asistencia jurídica parcial, abogado pagado por el seguro de gastos jurídicos o cuando se prevé una tasa de resultado).
En otros casos, cobran una tarifa horaria, que varía mucho según la edad, la experiencia, la dificultad del caso y la situación del cliente (de 100 a 750 euros por hora).
Es posible que se añada una tasa de resultado expresada como un porcentaje de las sumas obtenidas por el abogado en el beneficio. Por otra parte, un abogado no tiene derecho a prever una remuneración basada únicamente en los honorarios de los resultados.
El abogado también pedirá que pague los gastos y costas: son los gastos incurridos durante un pleito, que no constituyen su remuneración (honorarios del alguacil, honorarios de expertos, etc.).
Si inicialmente se acuerda una facturación a tanto alzado, el abogado no puede cobrar más de lo acordado (se puede acordar con él las condiciones de pago de esta tarifa plana).
Si el abogado cobra por hora, se debe llevar un registro del tiempo empleado y de las medidas tomadas en su caso y mantenerle informado. El abogado normalmente pedirá un anticipo sobre la marcha para asegurar el pago de su trabajo. Al final de su misión, se debe presentar una cuenta detallada distinguiendo entre los costes de los honorarios y el IVA si es aplicable.
Los honorarios de un abogado a menudo parecen exorbitantes, pero hay que tener en cuenta que tiene que pagar unos gastos (seguro profesional, cotizaciones al Colegio de Abogados, etc.) que pueden alcanzar el 60% de sus ingresos (por una hora facturada a 200 euros, recibirá por tanto 80 euros).
Es decir, si después de la primera reunión, se ha decidido confiar su caso, pídale a su abogado que redacte un acuerdo de honorarios. Este es un contrato que detalla las condiciones de su remuneración.