Para aprender más sobre esta filosofía, del 24 al 30 de agosto tiene lugar un congreso online gratuito impulsado por Beatriz M. Muñoz (de la web Tigriteando), con motivo del 150 aniversario del nacimiento de María Montessori y del Dr. Alfred Adler (impulsor de la Psicología Individual en la que se basa la Disciplina positiva)
Con la vuelta al colegio prevista en España para dentro de un par de semanas, muchos padres temen un nuevo confinamiento y la posibilidad, una vez más, de tener que compaginar el teletrabajo con la educación a distancia de sus hijos. Para mejorar las relaciones en los hogares, el primer Congreso Montessori - Disciplina Positiva propone, del 24 al 30 de agosto, un cambio de mirada.
Tanto el ´método Montessori´ más conocido como la “Disciplina positiva” son dos filosofías educativas muy relacionadas, aplicables tanto en la escuela como en los hogares. El enfoque de la Disciplina Positiva se basa en el respeto mutuo y el equilibrio entre las necesidades de los niños, los adultos y las situaciones. Está basado principalmente en la “Psicología Individual” de Alfred Adler y su colega Rudolf Dreikurs, compilado por las profesoras Jane Nelsen y Lynn Lott, y actualmente en constante renovación con todos los aportes de la neurociencia.
Beatriz M Muñoz, organizadora del Congreso y creadora de la web educativa Tigriteando, explica los cuatro pilares de este enfoque:
En primer lugar, todos los comportamientos de todas las personas, adultos y criaturas, tienen un propósito en la vida: pertenecer y contribuir, ser parte de un grupo social y aportar un trabajo a ese grupo (sentirse importantes).
Además, todas las personas tienen derecho a expresar su poder y tener autonomía. Independientemente de la edad que se tenga, los seres humanos necesitan libertad para poder sentirse plenos. La tarea de padres y educadores es entonces alentar esa capacidad de toma de decisiones, al tiempo que protegen a los niños, el ambiente y el resto de personas.
Para lograr vinculaciones seguras, es necesario que existan al mismo tiempo libertad y orden. Flexibilidad y coherencia, sin utilizar premios y castigos para manipular el comportamiento de los niños y niñas, y ofreciendo aliento para que se construyan en sus fortalezas. La palabra “disciplina” viene del latín, deriva de discipulus, - aprendiz, el que captura la enseñanza-. "Todos somos aprendices independientemente de nuestra edad", apunta.
El objetivo de la educación es potenciar habilidades a largo plazo. Es decir, se pueden ver las situaciones complejas del día a día como una dificultad o como una oportunidad de aprendizaje para practicar esas habilidades de vida tan necesarias para los niños y las niñas. La propuesta de la Disciplina Positiva es que los adultos enseñen esas habilidades, aunque si se toma en cuenta la propuesta de María Montessori, realmente no tendrían que enseñar de forma directa, sino facilitar espacios seguros donde pudieran practicarse dichas habilidades, que son consustanciales al ser humano.
"En definitiva este enfoque aboga por que todas las personas tienen derecho a vivir relaciones horizontales de respeto mutuo, independientemente de su edad (y desarrollar así un apego seguro con los demás). Seguramente ningún progenitor o docente se levanta por la mañana pensando: “Hoy voy a gritar a mis hijos ocho veces para que aprendan”. No es lo que queremos hacer: lo hacemos porque es lo que interiorizamos cuando éramos pequeñas y en ese momento no se nos ocurren otros recursos" añade Beatriz M Muñoz.
¿Cómo llevar a cabo este cambio de mirada?
"Lo más importante- continúa- ¡es tomar consciencia de que es necesario y después podemos ir paso a paso construyendo nuevos cambios y en el camino, aprendiendo de nuestros errores. Para cambiar la mirada que tenemos hacia la infancia, es importante entender que los comportamientos de nuestros niños tienen como fin satisfacer necesidades, en especial, su necesidad de pertenencia -sentirse parte, queridos, importantes".
Es decir, "integrar la Disciplina Positiva en nuestras vidas pasa por integrar que nosotros tenemos impacto en el comportamiento y la construcción de la personalidad de los niños que acompañamos. Y hay que tomar una decisión: ¿vas a influir desde la confianza o desde el miedo?" .
A finales de mes, se celebra el Congreso Montessori y Disciplina Positiva, totalmente gratuito, cuya finalidad es acercar esta filosofía de vida a todo aquel que piense que es el momento de cambiar la mirada hacia la infancia.
"Ver con los ojos de otro, escuchar con los oídos de otro, sentir con el corazón de otro. Por el momento esa me parece una definición aceptable de lo que llamamos sentimiento social". Alfred Adler
Beatriz (Bei) M. Muñoz es madre de cuatro ´maestras´, educadora de Disciplina Positiva para familias, aula, parejas y organizaciones, Guía Montessori y, ante todo, firme defensora de la infancia. Tras publicar dos libros para "Montessorizar" las miradas y los hogares de muchas familias, lanza su primer Congreso Online sobre pedagogía Montessori y Disciplina Positiva, que arranca este lunes 24 de agosto con más de cuarenta ponentes a su lado, tratando de visibilizar las necesidades y derechos de los niños y las niñas.
Desde su blog ´Tigriteando´ lleva ya siete años compartiendo la importancia de crear un ambiente preparado físico y emocional en el hogar para facilitar el desarrollo integral de niños y niñas: "Para empezar a crearlo lo primero que tenemos que hacer es ponernos a su altura y observar". Y es que, fiel al legado de Maria Montessori, Bei Muñoz cree que lo más importante es desaprender para poder "Seguir al niño", empezando por el que llevamos dentro.