Este porcentaje asciende hasta el 74% entre los jóvenes con discapacidad intelectual y desciende al 30% entre aquellos que acreditan discapacidad física o sensorial, según la encuesta realizada por Fundación Adecco
En el marco del Día internacional de la Juventud, que se celebra el próximo 12 de agosto, la Fundación Adecco, en colaboración con JYSK presenta su 5º informe Jóvenes con Discapacidad, motor de futuro, un trabajo que basa sus conclusiones en una encuesta a 250 menores de 30 años con discapacidad, apoyada en los datos del Servicio Público de Empleo Estatal y el Instituto Nacional de Estadística.
En esta edición, ante la mayor emergencia sanitaria, económica y social de estos tiempos, resulta inevitable señalar cómo la crisis económica derivada de la COVID-19 está impactando entre los jóvenes con discapacidad, que ya eran uno de los segmentos de la población más afectados por el desempleo y la exclusión antes de la pandemia.
La doble crisis de los jóvenes con discapacidad: en búsqueda de su primer empleo en el mercado de la COVID-19
Las consecuencias del estado de alarma y el confinamiento han sido desproporcionadas entre los profesionales jóvenes, según el reciente estudio “el impacto de la COVID-19 en el mercado de trabajo”, realizado por la OIT. Dicho informe revela que la crisis del coronavirus ha tenido un triple impacto entre los jóvenes, ya que, además de destruir puestos de trabajos, impacta en su educación -ante el cierre íntegro o parcial de los centros de formación y el consiguiente retraso en el aprendizaje- e introduce nuevos obstáculos en el camino de los que buscan entrar por primera vez al mercado laboral, entre ellos, una competencia sin precedentes y unos sectores de actividad que han sufrido daños severos
- y cuya recuperación y perspectivas son inciertas en el corto plazo-. Se habla del riesgo de que el legado de la COVID-19 se perpetúe entre los jóvenes y emerja una “generación del confinamiento” que tenga que hacer frente a los efectos del virus durante toda su vida laboral.
Por otra parte, y según el citado informe, es significativo cómo más de la mitad de los jóvenes ha pasado a encontrarse en situación de vulnerabilidad frente a episodios de ansiedad o depresión desde que comenzó la pandemia.
¿Qué sucede en este escenario con aquellas personas que ya se encontraban en situación de riesgo de exclusión social antes de la COVID-19? Es el caso de los jóvenes con discapacidad, quienes tradicionalmente han tenido que sortear numerosos obstáculos para acceder a un mercado laboral aún desigual, debido a prejuicios y estereotipos muy arraigados en el imaginario social, así como a un desfase entre su formación y las necesidades empresariales.
Hoy, además de las tradicionales dificultades, los jóvenes con discapacidad tienen que hacer frente al terremoto económico derivado de la pandemia: gran parte de los sectores y puestos en los que habitualmente encontraban empleo, aún se están recuperando de los envites de la COVID-19 y con perspectivas de futuro inciertas: servicios de alojamiento, venta, restauración o servicio doméstico, son algunos de los que más han visto caer su número de afiliados.
Según Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco: “Si no se acometen medidas inmediatas de fomento de la empleabilidad en los sectores en auge, las secuelas de la COVID-19 afectarán durante décadas a la generación de jóvenes de nuestro país, y muy especialmente a aquellos con discapacidad que ya hacían frente a situaciones de discriminación y dificultades añadidas antes de la pandemia. Estamos en un escenario crítico para no dejarles atrás y evitar que las consecuencias económicas del coronavirus ahonden la brecha de desigualdad. Todos los esfuerzos han de ir encaminados al empleo sostenible como único garante para construir un futuro próspero, igualitario e inclusivo”.
En la era pre-COVID se contabilizan 9.419 jóvenes con discapacidad inscritos como demandantes de empleo en España, según el informe El empleo de las personas con discapacidad 2019 (SEPE). “su desempleo se cronificará si no se les acompaña en el proceso de búsqueda y se acometen medidas que les permitan conectar con las necesidades de un mercado en continuo cambio”- declara Mesonero.
Las cifras de la desigualdad: solo uno de cada 10 jóvenes con discapacidad tiene empleo
Lo más llamativo de los jóvenes con discapacidad en su relación con el empleo es la desigualdad que siguen experimentando en el mercado laboral y así lo avalan los principales indicadores de las fuentes oficiales.
- La participación en el mercado laboral reflejada en la tasa de actividad es aún mínima entre los jóvenes con discapacidad, alcanzando un porcentaje del 23,9%, frente al 34,5% registrado para todas las personas con discapacidad. Además, esta cifra ha descendido ligeramente desde 2015, cuando la tasa de actividad entre los jóvenes con discapacidad se situó en un 25,1%. Mientras, la participación general de las personas con discapacidad en el empleo ha seguido la tendencia contraria y se ha incrementado del 33,9% al 34,5% actual. Entre las causas que subyacen a este descenso de la tasa de actividad de los jóvenes con discapacidad se encuentra una prolongación de la etapa formativa ante la falta de expectativas profesionales y unas dificultades crecientes para encontrar un primer empleo en un mercado cada vez más competitivo. Cabe destacar, asimismo, que entre los jóvenes españoles la participación en el mercado laboral (36,9%) supera en 13 puntos porcentuales a la de aquellos que tienen discapacidad, (23,9%).
- La tasa de paro de los menores de 25 años con discapacidad (58,1%) es la mayor de todos los grupos de edad, representando más del doble que la general para el resto de las personas con discapacidad (25,2%) y superando en 24 puntos porcentuales a la de los jóvenes en general (34%).
- La tasa de empleo, entendida como el porcentaje de personas que trabajan en relación con la población en edad laboral, sigue siendo residual entre los jóvenes con discapacidad y alcanza el 10%; en otras palabras: solo 1 de cada 10 jóvenes con discapacidad tiene empleo. La cifra asciende hasta el 25,8% entre el resto de personas con discapacidad y al 24,4% entre todos los jóvenes de nuestro país.
- En 2019, solo el 7% de los contratos que formalizaron las personas con discapacidad fueron para menores de 25 años, mientras que para el resto de la población este grupo de edad concentró casi el 20% de la contratación, según el informe El empleo de las personas con discapacidad del Servicio Público de Empleo Estatal.
Más de la mitad de los desempleados jóvenes con discapacidad no ha trabajado nunca
La presente encuesta ha querido profundizar, además, en otras variables complementarias a las fuentes oficiales para identificar nuevos indicadores de desigualdad que afectan a los jóvenes con discapacidad en el mercado laboral. A continuación se exponen los principales resultados:
- Un 51,7% de los desempleados jóvenes con discapacidad encuestados no ha trabajado nunca y se encuentra buscando su primer empleo en un mercado golpeado por la pandemia. Este porcentaje varía en función del tipo de discapacidad, ascendiendo hasta el 74% entre personas con discapacidad intelectual y hasta el 41,6% en los jóvenes con discapacidad psíquica. Asimismo, desciende hasta el 30% en los jóvenes con discapacidad física y/o sensorial y al 22% entre aquellos con discapacidad orgánica.
“Encontrar un primer empleo en un mercado en crisis supone un reto de dimensiones mayúsculas para los jóvenes con discapacidad, que ya atravesaban grandes dificultades antes de la pandemia. Urge acompañarlos en este proceso a través de políticas activas de empleo que les doten de herramientas, recursos y formación para competir en el mercado y acceder a los sectores y empleos emergentes. Asimismo, es necesario intensificar las acciones de sensibilización para dejar de vincular la contratación de personas con discapacidad a filantropía o RSC, ligándola a competitividad y sostenibilidad empresarial. De otro modo, los jóvenes con discapacidad encuentran empleo en tiempos de prosperidad pero son los primeros en quedarse atrás en coyunturas desfavorables”- destaca Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.
- Un 61,4% de los jóvenes con discapacidad encuestados es desempleado de larga duración (más de un año sin encontrar empleo), seguido de un 19,3% que lleva en paro entre 6 meses y un año; un 12,2% que lleva entre 1 y 5 meses y un 7% que lleva menos de un mes en búsqueda activa de empleo. Según el Instituto Nacional de Estadística, uno de cada 4 desempleados menores de 25 años lleva más de un año sin trabajo en España. Si bien el citado organismo no analiza la situación de las personas con discapacidad, los datos de la presente encuesta permiten inferir un importante desfase y una mayor tendencia a la cronificación del desempleo entre los jóvenes con discapacidad.
A pesar de que el 93% de los jóvenes encuestados cree que las nuevas generaciones con discapacidad están mejor preparadas que las anteriores para el empleo, un 85,5% cree que su discapacidad le perjudica en su acceso al mercado laboral.
- El 62,7% de los jóvenes con discapacidad ha sentido, en alguna ocasión, discriminación a nivel profesional debido a su discapacidad. Algunos de los comentarios registrados en la encuesta vienen a constatar esta realidad: “después de haber pasado todos los filtros, y cuando les dije que tenía discapacidad, me dijeron que no era el perfil que estaban buscando”; “cuando vieron que era usuario de silla de ruedas me dijeron que el entorno no estaba preparado para mí”.
Claves para encontrar un primer empleo en tiempos de COVID-19… y con una discapacidad:
La Fundación Adecco expone algunas claves para ayudar a los jóvenes con discapacidad en su acceso a un primer empleo, en un mercado en crisis:
- Hoy más que nunca…competencias digitales. Las nuevas tecnologías son clave en todo el proceso de búsqueda de empleo: la mayoría de las ofertas de trabajo están presentes en portales online y los reclutadores buscan talento en la red, a través de plataformas como LinkedIn. Además, las empresas optan cada vez más por conocer a los candidatos de forma virtual: las videoentrevistas se han incrementado un 150% con la pandemia y han venido para quedarse. Consejos para la realización de videoentrevistas
En este escenario, solo los profesionales que se doten de recursos y competencias digitales podrán competir en un mercado laboral tecnologizado No se trata de ser ingeniero de robótica o desarrollador big data, sino de ser capaz de utilizar las nuevas tecnologías de un modo eficiente, crítico y seguro, dominando algunos básicos como la navegación por internet, los buscadores, la redacción de correos electrónicos, el paquete de Office, los portales de búsqueda de empleo o las redes profesionales.
- #PreparateParaElEmpleo. Si se busca un primer empleo, es fundamental diseñar una estrategia que permita unos objetivos determinados. Estas son algunas pautas:
- No buscar trabajo “de lo que sea”, porque habrá muchas posibilidades de ser descartado: las empresas buscan a personas que tengan un interés y una motivación especial para puesto ofertado. Por eso, la primera pregunta que se debe hacer es: ¿en qué quiero trabajar? ¿qué formación y capacidades se tienen y dónde encajarían mejor?
- Analizar dónde está el empleo. Además de reflexionar sobre cuál es el perfil profesional es importante que tener en cuenta qué sectores tienen una mayor demanda. Durante la era COVID-19 hay algunas áreas que no han perdido fuelle como la industria alimentaria, la distribución, la logística y transporte o el e-commerce. “Es el momento de poner el foco en perfiles como personal de almacén, repartidor, cajero, reponedor, operario de fábrica, operario de limpieza, recolector, personal de atención al cliente, administrativo, personal sanitario especializado y, en general, todos los perfiles tecnológicos, que han sido los más demandados durante la pandemia y con perspectivas futuras que indican que seguirán tirando del empleo”. -destaca Francisco Mesonero.
- Y después… construir una propuesta de valor. No tener experiencia profesional no está reñido con la capacidad para desempeñar un trabajo de la mejor forma posible. Si no se puede acreditar el haber trabajado en otras empresas, hay que centrarse en las fortalezas, actitudes y valores. ¿Qué cualidades son valorables para el puesto al que se está optando? Identificar y analizar cuáles están presentes en la propia personalidad.
- Transformar la discapacidad en ventaja competitiva: a la hora de construir una propuesta de valor, se deben tener en cuenta qué elementos pueden ayudar a explicar que se es un gran profesional. La discapacidad, lejos de ser un inconveniente, puede ser una aliada para demostrar competencias como el esfuerzo, la paciencia, o la resiliencia, especialmente valoradas por las empresas en tiempos de crisis.
- ¿Hay que indicar que se tiene discapacidad en el currículum? La recomendación es solo indicarlo en caso de que se trate de una oferta publicada en un portal especializado, en la que se detalle expresamente que se demanda una persona con discapacidad. En los demás casos, no es necesario especificarlo, ya que la mayoría de los seleccionadores no son expertos en discapacidad y podría generarles dudas innecesarias que les conduzcan al descarte, aun siendo válidos para el puesto.
- ¿Cómo tratar la discapacidad en una entrevista de trabajo? Si durante la entrevista de trabajo o en algún momento del proceso de selección se tiene que hablar sobre la discapacidad, hay que evitar que sea un tabú y explicarla con naturalidad. Lo importante es que el reclutador no se quede con dudas sobre si se puede desempeñar el puesto de trabajo.
- Dejarse guiar por expertos. La Fundación Adecco pone a disposición recursos y herramientas para comenzar la estrategia de búsqueda de empleo.