La nueva normalidad después de la pandemia de COVID-19 será diferente a la que se conocía hasta ahora. Y esto valdrá también para los diagnósticos y los tratamientos de infertilidad mediante las técnicas de reproducción asistida
La nueva normalidad después de la pandemia de COVID-19 también lo será para los diagnósticos y los tratamientos de infertilidad mediante las técnicas de reproducción asistida. En un artículo recién publicado en la revista Reproductive Biomedicine Online, el doctor Jan Tesarik, director de la clínica MARGen de Granada, analiza el impacto de la actual pandemia COVID-19 sobre las parejas con problemas de fertilidad y recomienda unas pautas a seguir.
El artículo evalúa las diferentes necesidades de cada pareja y, especialmente, en el grado de urgencia para realizar un tratamiento de reproducción asistida “especialmente -señala- en el caso de las mujeres premenopáusicas”. Asimismo aborda el impacto de la crisis económica en estos proyectos familiares “lo que nos obliga a mejorar los ratios de éxito, reduciendo así los costes”.
Según el doctor Tesarik: “No se trata de bajar el precio de los tratamientos por tentativa, ya que si son muchas, el coste será muy elevado. El objetivo es que el coste total de ser padres por fecundación in vitro sea más ajustado, lo que requiere reducir en número de tentativas gracias a unos tratamientos más personalizados”.
Madre menopaúsica
El equipo de la clínica MARGen hizo realidad el nacimiento de 2 niños sanos en una mujer completamente menopáusica utilizando sus propios óvulos, gracias a una combinación de procedimientos diagnósticos y terapéuticos, altamente personalizados, desarrollados en la Clínica denominados CARE (Customized Assisted Reproduction Enhancement).
“Sin embargo -señala el doctor Tesarik- este tipo de éxitos en mujeres completamente menopáusicas con sus propios óvulos es extremamente raro. Es mucho más eficaz intervenir durante el periodo de premenopausia, antes del cese definitivo del ciclo menstrual. Nuestra prioridad en la “nueva normalidad” será atender a las mujeres que se acercan a la menopausia”.
En cuanto al segundo factor, el coste de la FIV, Tesarik afirma que se puede reducir utilizando protocolos como CARE, cuyo índice de éxito en el primer intento es muy superior a la media. “Al conseguir antes el embarazo y el nacimiento se reducen el número de intentos y, por tanto, el coste final. Necesitamos reducir el coste por niño nacido, no por tentativa. Y no repetir las tentativas inútilmente. Con esta idea hemos publicado las técnicas de CARE y CODE. Nuestro objetivo es ayudar a las parejas en situaciones límite reduciendo al mínimo el número de tentativas realizadas para alcanzar el nacimiento del niño deseado”.