A pesar de que, en términos generales, la Región de Murcia finalizó 2020 resistiendo el envite de la crisis sin pérdida de ocupación o incremento del desempleo respecto a 2019, hay colectivos y sectores que anotaron preocupantes registros, como los asalariados temporales y del sector público o los ocupados del sector agrícola y la construcción. UGT, por ello, se muestra preocupada por el riesgo de iniciar una recuperación dispar que aumente la desigualdad social y reclama centrar las respuestas políticas en proteger la salud y el empleo de las personas, para garantizar una salida sostenible, duradera y socialmente justa de esta crisis.
En el último trimestre del año se registra, en primer lugar y respecto al anterior, una significativa reducción de las personas activas (21.300 en términos absolutos, 2,85% en términos relativos). Aunque menos intensa, esta reducción se registra igualmente en relación al mismo trimestre del año anterior, respecto al que se perdieron 3.400 personas activas (-0,47%).
Esta reducción de la población activa influye en el abultado descenso del desempleo experimentado este trimestre con respecto al anterior (-13,07%) y también con respecto al año pasado (-4,69%), en mucha mayor medida que las variaciones registradas en la ocupación, negativa en términos intertrimestrales (-0,73%) y muy exigua en términos interanuales (0,36%).
Por sectores, Agricultura y Construcción son los que acaban el año destruyendo empleo (un 5,21 y un 8,10% respectivamente), mientras que crece la ocupación en Industria y Servicios, de forma vigorosa en la primera (con un incremento del 6,52% alcanza su registro de ocupación -89.900- más alto desde el tercer trimestre de 2008) y mucho más livianamente en los segundos (0,89%). Cabe colegir, por otro lado, que el mecanismo de los ERTES y la extensión de la protección por cese de actividad está sosteniendo en gran medida la ocupación, muy especialmente en el sector Servicios, uno de los que cabría esperar que fuera de los más afectados por la pandemia.
Por otro lado, debe precisarse que sólo los ocupados por cuenta propia registran una mejora de sus registros intertrimestrales (7,5%) e interanuales (6,2%), en tanto que los asalariados se reducen respecto al trimestre anterior (2,11%) y el año pasado (-0,65%). Además, en esa destrucción de empleo asalariado tiene particular protagonismo el empleo asalariado temporal (que se reduce en un año un 11,50%) y en el sector público (que también se reduce interanualmente, un 4,5% en concreto).
Ello ha permitido reducir nuestra tasa de temporalidad 3,6 puntos porcentuales en un año, situándose en el 28,9% en este cuarto trimestre del año, su segunda tasa más baja registrada desde que la EPA ofrece series temporales de acuerdo a su vigente metodología (2008)
Por sexos, se produce una mayor reducción interanual de la tasa de actividad de los mujeres respecto a la de los hombres (-1,15 puntos ellas, -0,52 puntos ellos) que influye en una mayor reducción de la tasa de paro de las primeras, (-1,04 puntos ellas, -0,36 puntos ellos). También se registra un mayor crecimiento de la ocupación masculina (0,57%) frente a la femenina (0,04%) Con todo, las mujeres mantienen una significativa brecha respecto a los hombres en cuanto a tasa de actividad (-14,61 p.p.), tasa de paro (-6,35 p.p.), tasa de empleo (16,04 p.p.) y tasa de temporalidad (2,8 p.p.)
Respecto a la media nacional, la Región de Murcia, aunque presenta una mayor tasa de empleo, sigue manteniendo también rasgos de mayor precariedad, con una tasa de temporalidad 4,3 puntos superior a la media, -aunque sea ésta su menor diferencia registrada hasta la fecha-. La tasa de desempleo, por su parte, se sitúa por debajo de la registrada a nivel nacional, como consecuencia del significativo descenso que se produce del paro en este trimestre en la Región; en términos interanuales, el único, junto al registrado por Extremadura y Ceuta, que se produce en España.
Ante estos datos, correspondientes al IV Trimestre de 2020, hechos públicos hoy por el INE a través de la EPA, UGT hace la siguiente valoración:
Durante 2020, el comportamiento del empleo en la Región ha mostrado una considerable disparidad por sectores y colectivos que conviene tener en cuenta para poder valorar adecuadamente las cifras globales de paro y ocupación que arroja la EPA.
Es cierto que, de acuerdo a esta estadística, la Región de Murcia es una de las pocas Comunidades Autónomas que no ha registrado pérdida de ocupación o incremento del desempleo respecto al año pasado en términos generales. Sin embargo, ese comportamiento se debe, fundamentalmente, al papel que han jugado los ERTES en el mantenimiento del empleo asalariado, sobre todo en el sector Servicios, del que cabría esperar que fuera uno de los más afectados por la crisis desatada a consecuencia de la pandemia. También, al sorprendente incremento del empleo por cuenta propia (crece un 6,2% en el último año) y a un empuje muy significativo del empleo industrial, que como en todas las crisis, vuelve a demostrar que es el que mejor soporta las fases contractivas de los ciclos económicos. Preocupa, por el contrario, la pérdida de empleo que se produce en el sector agrícola, absolutamente fundamental en nuestra Región y que, en los últimos tres meses de 2020, anotó su peor registro de ocupación desde el cuarto trimestre de 2015. También nos alerta la enorme afectación del empleo temporal (se han perdido 19.500 puestos de trabajo temporales en el último año, demostrando, de nuevo, su gran fragilidad y vulnerabilidad, y la pérdida de empleo en el sector público (que pierde 4.500 asalariados), paradójicamente, justo en el momento en el que más se necesita reforzar las plantillas de los servicios esenciales.
Queda, por ello, fuera de toda duda, que 2020 ha asestado un golpe terrible, tanto a la salud como al empleo de un alto número de personas en nuestra Región. Y que ambas cuestiones, la salud y el empleo son, inseparables. No nos cansamos de insistir en que sin control de la pandemia, no habrá recuperación posible y en que, sin proteger la salud de las personas trabajadoras, muy especialmente de las que llevan jugándose el tipo desde hace casi un año en nuestros centros sanitarios, no será posible retomar la actividad con normalidad.
Del mismo modo, insistimos en que sin proteger los ingresos de las familias, especialmente las que se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad, no habrá tampoco posibilidad de incrementar un consumo cuya parálisis explica, junto a las restricciones a las que ha obligado la pandemia, la mayor parte de la caída de la actividad económica.
Por estas razones, para nuestro sindicato la prórroga que recientemente se ha alcanzado respecto al régimen extraordinario de los ERTE resulta una noticia muy positiva, que debe, además, dar paso a su integración definitiva en nuestro marco de relaciones laborales, en detrimento del despido como mecanismo de ajuste en las empresas, ante una situación de crisis.
Ello ha de ir de la mano de una derogación de la reforma laboral que ha cristalizado el empleo precario en nuestro mercado de trabajo, y del mantenimiento de una política salarial expansiva, especialmente respecto a los estratos salariales más bajos, para los que la subida del SMI resulta imprescindible.
La prevención y la salud pública deben convertirse, asimismo, en una prioridad a mantener en estos momentos en los que la situación sanitaria continua siendo muy negativa y en los que es esencial hacer avanzar el proceso de vacunación con una gestión y planificación que hasta ahora está resultando cuanto menos, muy mejorable.
El marcado contraste en la afectación de unos sectores y colectivos frente a otros, además, introduce el riesgo de una recuperación dispar que aumente la desigualdad social que ya existía antes de la pandemia. La respuesta política debe seguir centrada, por ello, en las personas, en asegurar su salud y su empleo, reforzando la inversión en servicios públicos, manteniendo los apoyos a la actividad y protegiendo las rentas de los hogares, para garantizar una salida sostenible, duradera y socialmente justa de esta crisis.