Durante los últimos días el gobierno ha dado a conocer su plan de desescalada. Las medidas, que nos permitirán recuperar la “normalidad” en un plazo de mes y medio (como mínimo) y atenuar el impacto económico del coronavirus, entrarán en vigor en un contexto laboral que, en tan solo dos meses, se ha transformado por completo. Con motivo del Día del Trabajador, el comparador Acierto ha realizado una comparativa del antes y el después.
El teletrabajo, una quimera hecha realidad
Así, los datos que maneja la entidad apuntan a que el teletrabajo –que, además, se alargará hasta junio– se ha convertido en una realidad. Una quimera que el coronavirus ha hecho posible y que parte de unos porcentajes que nos situaban a la cola de Europa, donde el 17% de los empleados trabajan a distancia.
En el caso de España, apenas un 7% lo hacía. El coronavirus sin embargo, ha elevado el porcentaje hasta el 88% y ha obligado a las empresas nacionales a replantearse sus políticas. Teniendo en cuenta que casi 7 de cada 10 empleados quiere teletrabajar, podemos hablar de un deseo hecho realidad. O al menos hasta junio.
El ahorro en desplazamientos, la mejora de la conciliación laboral y familiar, la mayor autonomía del empleado y la caída de los accidentes laborales son algunas de sus ventajas clave. No obstante, trabajar en casa también ha dado lugar a ciertos problemas en algunos trabajadores, como las dificultades para desconectar, así como el incremento de los ataques cibernéticos.
La tasa de paro en España
Por desgracia, el coronavirus también ha frenado la economía española y ha situado la tasa de paro en nuestro país por encima del 14,41% (datos del primer trimestre, que cierra con 3.313.000 parados). En concreto se han perdido hasta 285.600 puestos de trabajo entre enero y marzo, las peores cifras desde 2013.
Además, hasta 562.900 personas están en paro parcial por razones técnicas o económicas, o afectadas por un ERTE. También han bajado las horas trabajadas un 4,25% respecto del trimestre anterior. Un panorama nada halagüeño para el conjunto de la ciudadanía y una situación financiera que preocupa a 9 de cada 10 personas, según los datos que maneja acierto. De momento, el coronavirus ya ha hundido la economía española un 5,2%, la mayor caída en casi un siglo.
Los expertos apuntan, asimismo, que la tasa de paro real se situaría entre el 35% y el 45% si incluimos a los afectados por ERTES y a los autónomos.
Los sectores más afectados
Los sectores más afectados por la crisis del coronavirus han sido, sobre todo, los negocios pequeños y aquellos que pertenecen al sector servicios. El comercio, transporte y hostelería, que se desploman un 10,9%.
Las actividades de ocio y recreativas también han caído en picado (un 11,2%). Y han descendido las actividades profesionales y científicas, la información y comunicaciones, y la construcción, entre otros. Los únicos sectores que se mantienen son el de los seguros y las actividades financieras, que han crecido un 1%. En consecuencia, el consumo también se ha frenado.
Otros retos del mercado laboral
Las empresas que siguen en activo, por su parte, se han visto obligadas a reinventarse. No solo en lo que atañe al teletrabajo (que, según los expertos, ha llegado para quedarse), sino en lo que se refiere a la adaptación de sus espacios de trabajo físicos. Esto requerirá no una enorme inversión así como de un cambio en la cultura organizacional de las compañías.
Apostar por perfiles digitales y mejorar la seguridad de sus herramientas también será fundamental. Sobre todo si tenemos en cuenta que los ataques cibernéticos se han disparado con el teletrabajo, y que solo el 30% de las PYMES cuenta con protocolos de actuación básicos frente a este tipo de delitos. Contratar un seguro contra ciberataques y formar a los trabajadores será fundamental. De hecho actualmente en España los hackeos ya tienen un coste de 40 millones de euros.
En cuanto a los teletrabajadores, algunas aseguradoras ofrecen la posibilidad de contratar asistencia informática en sus seguros de hogar. Se trata de una cobertura que nos dará soporte técnico –tanto en el uso de software como de hardware– y responderá ante los problemas más usuales en el acceso a Internet, ataques por virus informáticos y similares.