La mayoría de los países ricos están creando condiciones insalubres, peligrosas y nocivas para los niños y niñas de todo el mundo, según el último Report Card publicado hoy por la Oficina de Investigación Innocenti de UNICEF.
Report Card 17: Lugares y Espacios compara la situación de 39 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y de la Unión Europea (UE) en relación a la creación de entornos saludables para la infancia. Para ello, presenta indicadores sobre la exposición a contaminantes nocivos como el aire tóxico, los pesticidas, la humedad y el plomo; el acceso a la luz, los espacios verdes y las carreteras seguras; y la contribución de los países a la crisis climática, el consumo de recursos y el vertido de residuos electrónicos.
Según este informe, si todos los habitantes del mundo consumieran recursos al ritmo de los países de la OCDE y la UE, se necesitaría el equivalente a 3,3 planetas terrestres para mantener los niveles de consumo. Y si todo el mundo consumiera recursos al ritmo que lo hacen los habitantes de Canadá, Luxemburgo y Estados Unidos, se necesitarían al menos cinco planetas.
Aunque España, Irlanda y Portugal ocupan los primeros puestos de la clasificación general, ninguno de los países de la OCDE y de la UE consigue proporcionar entornos saludables para todos los niños y niñas en todos los indicadores. En algunos de los países más ricos, como Australia, Bélgica, Canadá y Estados Unidos, el impacto sobre el medio ambiente mundial es grave y está generalizado, si se tienen en cuenta las emisiones de CO2, los residuos electrónicos y el consumo general de recursos per cápita. Estos cuatro países ocupan también una posición inferior en la creación de entornos saludables para los niños dentro de sus fronteras. Por el contrario, los países menos ricos de la OCDE y la UE en América Latina y Europa tienen un impacto mucho menor sobre el medio ambiente mundial en general.
“La mayoría de los países ricos no solo no están proporcionando entornos saludables para los niños dentro de sus fronteras, sino que también están contribuyendo a la destrucción de los entornos de la infancia en otras partes del mundo”, asegura Gunilla Olsson, directora de la Oficina de Investigación Innocenti de UNICEF. “En algunos casos, estamos viendo que los países proporcionan entornos relativamente saludables para los niños dentro de sus fronteras, a la vez que son los principales responsables de la contaminación que está destruyendo los entornos de los niños en el extranjero”.
El informe también refleja que las desigualdades acerca de cómo afectan los entornos a la infancia son evidentes no solo entre países, sino también dentro de los mismos. Los niños y niñas pobres se enfrentan a mayores riesgos en cuanto a contaminación del aire en lugares cerrados, acceso a agua salubre y no contaminada, y peor calidad de sus viviendas. En el caso de España, aunque el desempeño es relativamente bueno a nivel de calidad de la vivienda para la población general, se aprecia claramente que los hogares en situación de pobreza y con hijos/as se ven afectados en mucha mayor medida por las malas condiciones de su vivienda. Por ejemplo, en el indicador sobre la dificultad para mantener su casa caliente, la diferencia en nuestro país entre los hogares en riesgo de pobreza y el conjunto de todos los hogares es la sexta más alta de los países analizados: 13,8 puntos porcentuales (7,7% para el conjunto, 21,5% para los hogares en pobreza).
Otras conclusiones que cabe destacar son las siguientes:
· Más de 20 millones de niños de este grupo de países presentan niveles elevados de plomo en la sangre. El plomo es una de las sustancias tóxicas ambientales más peligrosas.
· Finlandia, Islandia y Noruega se sitúan en el tercio superior en la provisión de un medio ambiente saludable para sus niños y niñas, pero se encuentran en el tercio inferior del mundo en general en materia de contaminación, con altos índices de emisiones, residuos electrónicos y consumo.
· En Islandia, Letonia, Portugal y el Reino Unido, 1 de cada 5 niños está expuesto a la humedad y el moho en su casa, mientras que en Chipre, Hungría y Turquía están expuestos más de 1 de cada 4 niños.
· Muchos niños respiran aire tóxico tanto fuera como dentro de sus casas. México es uno de los países con mayor número de años de vida saludable perdidos a causa de la contaminación atmosférica, con 3,7 años por cada 1.000 niños, mientras que en Finlandia y Japón se registran los datos más bajos, con 0,2 años.
· En Bélgica, Israel, Países Bajos, Polonia, República Checa y Suiza, más de 1 de cada 12 niños están expuestos a una elevada contaminación por pesticidas. La contaminación por pesticidas se ha relacionado con el cáncer, incluida la leucemia infantil, y puede dañar los sistemas nervioso, cardiovascular, digestivo, reproductivo, endocrino, sanguíneo e inmunológico de los niños.
· En el caso de España, si bien ocupa el primer lugar de la clasificación general, se deben abordar importantes retos, como los ya mencionados relativos a la desigualdad. La posición en la clasificación, sin embargo, reconoce el hecho de que España tiene un desempeño bastante consistente y relativamente satisfactorio en las tres dimensiones que se miden: los entornos inmediatos en los que se desarrollan niños y niñas son aceptables en comparación con otros países y, al mismo tiempo, debido a los patrones de consumo y el nivel de emisiones, su impacto sobre el medio ambiente mundial es mucho menor que el de otros países.
UNICEF pide que se tomen las siguientes medidas para proteger y mejorar el entorno de la infancia:
1. Los gobiernos deben comenzar a liderar a nivel nacional, regional y local la mejora del entorno de la infancia, reduciendo los residuos y la contaminación del aire y del agua y garantizando una alta calidad de las viviendas y los barrios.
2. Mejorar el entorno de la infancia más vulnerable. Los niños y niñas de las familias pobres tienden a estar más expuestos a los daños ambientales que los de las familias más ricas. Esta situación consolida y amplifica las desventajas y desigualdades existentes.
3. Garantizar que las políticas medioambientales tengan en cuenta a la infancia. Los gobiernos y los responsables políticos deben asegurarse de que las necesidades de la infancia se incorporen a la toma de decisiones. Los responsables de la toma de decisiones a todos los niveles, desde los progenitores hasta los políticos, deben escuchar las perspectivas de los niños y tenerlas en cuenta a la hora de diseñar políticas que van a afectar considerablemente a las generaciones futuras.
4. Implicar a los niños y niñas, que son los principales interesados en el futuro: ellos van a ser quienes se enfrenten a los problemas medioambientales actuales durante más tiempo, pero al mismo tiempo son los que menos pueden influir en el curso de los acontecimientos.
5. Los gobiernos y las empresas deben tomar medidas efectivas ahora para cumplir los compromisos que han asumido de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para 2050. La adaptación al cambio climático también debería ser una de las principales medidas que deben tomar tanto los gobiernos como la comunidad mundial, y se debe aplicar en diversos sectores, desde la educación hasta las infraestructuras.
“Nos debemos a nosotros mismos y a las generaciones futuras la creación de mejores lugares y espacios para que los niños y niñas prosperen”, concluye Olsson. “El aumento de los residuos, los contaminantes nocivos y el agotamiento de los recursos naturales están haciendo mella en la salud física y mental de nuestros niños y amenazan la sostenibilidad de nuestro planeta. Debemos aplicar políticas y prácticas que salvaguarden el entorno natural del que más dependen la infancia y la juventud”.