Los sectores del comercio, el turismo y la hostelería han llegado a un punto límite. La incidencia de la pandemia, con cifras que aún preocupan, marca las medidas impuestas por los Gobiernos nacional y regional y los distintos ayuntamientos, en el objetivo compartido de detener su avance y que aceptamos desde las organizaciones empresariales, aunque con matices.

La incidencia del coronavirus se está notando, y de qué manera, en la actividad económica, en especial en unos sectores que llevan arrastrando casi un año de pérdidas como consecuencia de los protocolos impuestos por las autoridades sanitarias. Esos sectores son el comercio, el turismo y la hostelería, que están íntimamente ligados y han requerido de nuestra atención desde el inicio de la pandemia.

Las restricciones de horarios y los cierres han supuesto un condicionante contra el que los hosteleros no han tenido más armas que la resignación. El impedimento de la movilidad ha provocado un descalabro económico en espacios de ocio, agencias de viajes y hoteles. Y también las restricciones horarias han impedido el normal desarrollo de la jornada laboral en las superficies comerciales y, en especial, en el pequeño comercio. Con el agravante además de que es habitual que la visita al comercio y la visita al establecimiento hostelero se retroalimentan, por lo que el cese de actividad de uno condiciona al otro.

En el momento actual en que nos encontramos, con un horizonte marcado ahora por un proceso de vacunación tan incierto como el desarrollo de la pandemia, es necesario seguir reclamando más atención hacia los sectores comentados. Se echa mucho de menos la actuación directa del Gobierno de la nación en este sentido. La capacidad económica de las Comunidad Autónomas es limitada, aunque eso no signifique que puedan seguir haciendo más. En este sentido, es imperativo un Plan Nacional de Rescate para estos sectores, como lo es un segundo Plan Regional para la hostelería y que contemple también actuaciones directas sobre el comercio.

Y es tan importante o más que los ayuntamientos se muestren más receptivos a las demandas empresariales. Desde CROEM se solicitó a la Federación de Municipios una actuación mancomunada para que en toda la región se aplicasen rebajas fiscales, con tasas cero para los hosteleros y exenciones de hasta el 75% para el sector del comercio hasta el 30 junio. Es eso o la ruina. Porque, ¿no será mejor exonerar durante seis meses que no tener un solo ingreso y por lo tanto cerrar?

Son comprensibles las protestas de estos sectores. Y a estas protestas se sumarán otros si las restricciones no se compensan debidamente con medidas correctoras. Si no hay dinero, que haya ayudas de otra manera. De lo contrario, esta confederación apoyará otras medidas más contundentes, como las que supongan eludir pagos hasta que no exista un compromiso real en forma de planes y ayudas.