La revista especializada en mujeres, estarguapas, nos habla sobre el auge de los deportes femeninos y su repercusión.
Según un informe, el deporte femenino ha ganado popularidad y su impacto global está creciendo de forma exponencial, sobre todo en Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, España, Australia y Nueva Zelanda, donde 66% del total de la población está interesada en al menos un deporte femenino, y el 84% de los consumidores de deporte en general están asimismo interesados en el deporte femenino, siendo de estos la mitad hombres y la mitad mujeres, lo cual resulta interesante, ya que indica que el deporte femenino no sólo le interesa a las mujeres.
Un ejemplo es el fútbol, que ha dado pasos adelante significativos en popularidad, algo que ya han conseguido deportes como el tenis o el golf. El hecho de que la final de la UEFA Women’s Euro 2017 tuvo una audiencia de 150 millones de personas, o que 1,6 millones de espectadores televisivos presenciará el partido entre el Chelsea y el Arsenal son muestras de este auge. No parece que sea circunstancial, sino más bien una tendencia y un cambio de escenario, que cada vez impactará más en deportes.
Hemos realizado una encuesta entre los seguidores de nuestra revista estarguapas, con un resultado de un 45% de lectores está predispuesto a acudir a ver en directo un evento de deporte femenino, un 62% lo vería si estuviera accesible en la televisión y un 38% aseguran que no han visto nunca deporte femenino, pero que podría estar interesado.
Para las marcas el mundo ya no se acaba en los Cristiano Ronaldo y Messi, sino que hay opciones muy interesantes, como Serena Williams, Maria Sharapova, Simone Biles, Li Na y Ronda Rousey, atletas capaces de impactar y transmitir al consumidor. En España, por ejemplo, es el caso de Mireia Belmonte o Garbiñe Muguruza en los deportes individuales o de Amaya Valdemoro, Veronica Boquete o Laia Palau en los equipos.
El cambio de mentalidad sobre cómo se percibe el deporte femenino es algo que se está transformando, ya que el deporte femenino se ve menos competitivo y de menos calidad que el masculino, pero por otro lado se contempla como menos maleado por el dinero, más limpio, con más valores familiares y con más valor inspiracional, virtudes que son muy apreciadas por las marcas.
Todo eso, en definitiva, está provocando cambios importantes. Por ejemplo, entre 2015 y 2021 ha aumentado en un 37% en el número de acuerdos de patrocinio en el ámbito del deporte femenino y hasta un 49% de subida en el dinero de esos acuerdos, cifras que indican que algo está cambiando y que muy probablemente cambiará mucho más en los próximos años.