La explosión de Carlos Alcaraz empieza a ser digna de una película de Hollywood. Da la sensación de que quema etapas a un ritmo demasiado acelerado, como si tuviera prisa por colocarse a la altura de los mejores cuando solo han transcurrido poco más de dos años desde que disputó su primer torneo atp.
Sus ganas por seguir aprendiendo y evolucionando junto con un potencial espectacular forman una mezcla muy difícil de frenar. Y es que ya no es aquel chaval desconocido que prometía mucho, sino que merced de su gran crecimiento en los últimos meses, a partir del próximo lunes conocerá lo que se siente al internarse entre los diez mejores tenistas del planeta.
Jornada maratoniana en el Godó
Este viernes se encontraba en una coyuntura que había experimentado hace unas semanas en Río de Janeiro. Las intensas lluvias obligaron a suspender casi todos los partidos del día anterior, por lo que en caso de triunfo los jugadores tendrían que doblar turno.
En su primer enfrentamiento el palmareño derrotó a Munar por un cómodo doble 6-3, sin embargo la batalla que le esperaba ante Tsisipas era otra historia. Ambos se conocen de sobra desde que en el pasado US Open el español sorprendiera al griego en un encuentro que supuso el gran punto de inflexión de su temporada. Alcaraz también logró derrotarle hace menos de un mes en Miami, por lo que el número cinco del mundo llegaba a este duelo con ansias de venganza.
Durante los primeros compases el saque se imponía claramente al resto y apenas se presenciaban intercambios largos. Fue en el noveno juego cuando un solitario break ejecutado por el pupilo de Ferrero fue suficiente para que este se adjudicara el primer parcial.
Stefanos trató de buscar buenas sensaciones después del descanso. El pasado campeón de Montecarlo notaba como de nuevo el escurridizo adolescente le estaba poniendo en serios apuros y quería acabar con dicha dinámica lo más pronto posible. Pero lejos de dejar un tiempo de respiro a su oponente, Carlos comenzó a mostrar una auténtica exhibición de tenis: dejadas fabulosas, ganadores de derecha y de revés, restos incontenibles… Todo ello parecía desesperar al heleno, que observaba cómo su bestia negra volvía a hacer de las suyas.
Susto inesperado
Hay ocasiones en las que las cosas salen tan rodadas que esa euforia se puede transformar en un enemigo peligroso. Y esto fue precisamente lo que ocurrió. Varios errores por precipitación del flamante top 10 bastaron para materializar una rotura que cambiaría por completo la inercia. Ya nada tenía que ver con lo percibido hace unos instantes: el ateniense se sentía mucho más cómodo y ahora era su contrario el que se ponía tenso.
Ese cambio de tendencia provocó un gran nerviosismo en el murciano, que era consciente de que había perdonado justo cuando se hallaba a dos juegos de cerrar el encuentro. Tsisipas tiró de veteranía y supo aprovechar el momento para incitar a que este asumiera más riesgos, lo que desembocó en la remontada de un set que todo el mundo adjudicaba a Alcaraz.
Tocaba pasar de página lo más rápidamente posible, algo que a priori no iba a ser nada sencillo. Menos para él, claro, porque demostrando una madurez ilógica consiguió calmarse y volvió a sacar a la palestra un tremendo arsenal de recursos que le colocaron a tres pasos de la victoria. El doble finalista de Barcelona trató de despistarle yéndose al baño, estrategia que no le sirvió de mucho, puesto que el reciente ganador en Miami sentenció la contienda haciendo gala de una determinación bestial.
Noveno más joven en ingresar en el top 10
Con esta conquista alcanza por tercera ocasión una semifinal de un ATP 500. Aunque sin duda el dato más impresionante es que tan solo ocho jugadores en toda la historia han logrado escalar con menos edad a las diez primeras posiciones del ranking masculino. Nadal es el único en activo que sabe lo que es acceder más precoz a dicho lugar privilegiado.
Su rival por puesto en la final será el australiano Alex de Miñaur. El choque se podrá visualizar a partir de las 16:00 a través de Teledeporte o Movistar Deportes 1.