Cuando en el panorama tenístico surge una figura como Carlos Alcaraz, da la impresión que estamos presenciando el futuro en vivo y directo. Su potencial con tan solo 18 años es tal, que asusta pensar hasta dónde puede llegar un jugador que da muestras de estar varios pasos por delante de lo que se espera de alguien con tan poca experiencia.
Eso es precisamente lo que ha evidenciado en cada encuentro desde que se dio el pistoletazo de salida al torneo celebrado en Milán. La potencia y seguridad que exhibe en pista es tan apabullante que cuando sus rivales quieren reaccionar, ya está todo prácticamente sentenciado; y si en algún momento le surgen ciertas dudas, de inmediato consigue devolver la situación a su cauce.
En esta ocasión tenía enfrente a un Sebastian Korda que está realizando una excelsa temporada y que todavía se mantenía invicto en el certamen, al igual que el español. Respecto a su perfil, es un jugador de mucha calidad, capaz de exhibir todo tipo de recursos; sin embargo, como cualquier recién aterrizado en el circuito, a veces tiene lagunas mentales que le cuestan demasiado caro. Esto lo sabía su oponente, que también era consciente de que, para superarle, debía de mostrar un buen nivel de principio a fin.
Bajo sorpresa unánime, Alcaraz empezó bastante nervioso. La presión de querer mandar desde el inicio le jugó una mala pasada, y dos errores absurdos eran síntoma de que no iba a ser tan fácil como otros días.
Durante los primeros compases podíamos observar cómo el de Florida se encontraba más a gusto y con mejores sensaciones que su adversario. Esta superioridad la justificó con seis bolas de break que el murciano tuvo que salvar para preservar el resultado. Por otro lado, el discípulo de Ferrero no hacía daño al resto y se denotaba impotente ante la solidez y el poderío del norteamericano.
Maestro en situaciones difíciles
De esta forma llegamos a un tie break, que, visto lo visto, se trataba de un buen resultado desde la perspectiva del palmareño. La igualdad era notoria, ambos conseguían algún minibreak que luego no podían materializar en una ventaja mayor. Todo cambió cuando dos errores del primer cabeza de serie otorgaron la oportunidad al estadounidense de cerrar el set, pero Carlos aprovechó las dudas con su saque para imponerse desde línea de fondo y adjudicarse la primera manga.
Lo vivido en este último juego sería muy importante en el devenir del choque, porque a partir del segundo set la dinámica se modificó por completo. Korda seguía sacando muy bien, pero el cuartofinalista en Nueva York iba cada vez a más: su servicio estaba mejorando mucho, comenzaba a mandar con la derecha e incluso robaba algunos puntos al resto.
Dicho cambio de paradigma se vio reflejado con dos iguales en el marcador. La presión de Alcaraz era asfixiante y el pasado campeón en Parma sabía que necesitaba primeros saques si quería dominar, algo que no pudo lograr y que explotó su rival para, con varios increíbles restos, provocar una precipitación en este que se tradujo en el primer break de la noche milanesa.
Posteriormente, con todo de cara, el nacido en el 2003 no dudó ni un instante para cerrar el parcial haciendo gala de una inmensa autoridad.
Convicción de campeón
Solo hacía falta un último esfuerzo; la gloria le esperaba y no tardaría en abalanzarse sobre ella. El estadounidense intentaría llevarle al límite, pero esta reacción aparecía demasiado tarde: el español se hallaba en estado de gracia y ya era imparable. Una nueva rotura tras otro gran juego al resto, terminó de propiciar el golpe definitivo a un Korda que se sentía absolutamente desesperado ante la intensidad de bola del campeón en Umag.
Si bien Carlos se fue de cabeza a por otro break que sentenciara la final, el número 39 del ranking aguantó la presión y obligó a este a cerrar con su saque. Las excesivas ganas del murciano por alzarse con el trofeo causaron un 0-30 adverso, coyuntura que inmediatamente subsanó utilizando su saque y su derecha como principales armar para terminar de dinamitar la contienda.
La Copa Davis, última parada para cerrar un año brillante
Después de un espectacular torneo en Milán que ha claudicado con su nombre presente en todas las portadas, Alcaraz descansará unos días antes de viajar con el equipo español de Copa Davis, que disputará sus partidos en Madrid. Allí tratará de ayudar a la selección capitaneada por Sergi Bruguera a reeditar el título cosechado hace dos años frente a Canadá.
Además, en esta cita podría aspirar a seguir extendiendo su sobresaliente temporada, ya que a fecha de hoy acumula la impresionante cifra de 32 victorias en lo que va de 2021. Estos números lo convierten en el más joven en obtener tal cantidad de triunfos en un curso desde el ucraniano Andrei Medveded en 1992.