Carlos Alcaraz debutaba en las Next Gen ATP Finals sabiendo que su condición de máximo favorito es indiscutible. Las bajas de última hora de Félix-Auger Aliassime y Jannik Sinner le colocan en una posición, en la que, a pesar de ser el benjamín del torneo, tiene la responsabilidad de confirmar su estatus como uno de los jóvenes más prometedores del circuito. Además, recordemos que aunque está realizando una excelsa temporada, llegaba a la ciudad italiana después de una dolorosa derrota en París, en la cual, sufrió un colapso mental debido a que no supo gestionar de forma adecuada el obsceno ambiente del público en favor del francés Hugo Gaston, que se benefició visiblemente de este irrespetuoso apoyo.

Pues bien, tan solo cinco días después volvía a competir en un contexto bastante diferente, ya que en la mayoría de ocasiones desde que inició el curso se ha enfrentado a jugadores que en principio eran favoritos; en cambio, todo lo que no sea salir como campeón del certamen milanista supondría una decepción tanto para él y su equipo, como para los miles de aficionados al tenis que están observando con lupa cualquier movimiento que haga. Asimismo, esta actitud nuevamente demuestra la tremenda ambición de un chico que solo cuenta con 18 años.

La primera piedra en el camino se trataba de Holger Rune, un tenista de su misma edad que este año ha estado centrado en el Circuito Challenger, ubicado en un escalón inferior al atp. Este escenario es totalmente opuesto al de Carlos, puesto que, si bien ha participado en algunos challengers como el de Oeiras (en el que además se llevó el título), desde Roland Garros solo ha disputado torneos de categoría atp, por lo que se ha batido con rivales de mucha más entidad que en el caso del nórdico.

Durante los primeros compases de la contienda la igualdad era notoria. Pese a que ambos presionaban al resto cada vez que tenían la oportunidad, el marcador se mantuvo en tablas.

No fue hasta el sexto juego cuando aparecieron las primeras dudas. Varios segundos saques del de Copenhague fueron aprovechados por el español para fabricarse tres bolas de break, pero su oponente respondió con buenos servicios para llegar vivo al tie break. Poco le duró la alegría, porque la tremenda potencia del palmareño desde fondo de pista logró desbordar a un impotente Rune.

El segundo parcial comenzó de manera similar al anterior: los dos jugadores trataban de meterse en pista y dominar los intercambios. De nuevo todo indicaba que los pequeños detalles iban a decidir el ganador.

Con 2-2 en el electrónico llegábamos al momento decisivo del set. Alcaraz sabía que era la ocasión de dar el golpe y, apoyado por Ferrero desde la grada, no dudó un instante en ir en busca de la rotura. Los grandes restos y la intensidad de bola del murciano acabaron por superar a su coetáneo para dejar encarrilada la victoria.

A partir del break, el cuartofinalista en Nueva York acabó de cerrar el encuentro dando una absoluta exhibición de tenis frente a la mirada atónita del danés, que no consiguió sumar ningún juego más y acabó rendido frente a la supremacía de Carlos.

Su siguiente adversario será el estadounidense de origen japonés Brandon Nakashima, que venció al argentino Juan Manuel Cerúndolo en el primer choque de la jornada por 4-1, 3-4, 4-1- y 4-0.