Machu Pichu. nº 1

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Machu Pichu. nº 1

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Machu Picchu (del quechua sureño Machu Picchu, “montaña vieja”) es el nombre contemporáneo que se da a una llaqta (antiguo poblado andino) incaica construida a mediados del siglo XV en el promontorio rocoso que une las montañas Machu Picchu y Huayna Picchu en la vertiente oriental de la Cordillera Central, al sur del Perú y a 2490 msnm (altitud de su plaza principal). Su nombre original habría sido Picchu o Picho.

Según documentos de mediados del siglo XVI, Machu Picchu habría sido una de las residencias de descanso de Pachacútec (novenoica del Tahuantinsuyp, 1438-1470). Sin embargo, algunas de sus mejores construcciones y el evidente carácter ceremonial de la principal vía de acceso a la llaqta demostrarían que esta fue usada como santuario religioso. 

En el Mapa Geológico del Cuadrángulo de Machu Picchu (27-q) del Instituto Geológico Minero y Metalúrgico del Perú se observan dos grandes fallas de Rumbo regionales que cortan a la zona, llamadas Fallas Huayna Picchu y Machu Picchu, de orientación NE-SO. Estas fallas no han tenido actividad reciente.

Los andenes (terrazas de cultivo), de Machu Picchu lucen como grandes escalones construidos sobre la ladera. Son estructuras formadas por un muro de piedra y un relleno de diferentes capas de material (piedras grandes, piedras menores, cascajo, arcilla y tierra de cultivo) que facilitan el drenaje, evitando que el agua se empoce en ellos (téngase en cuenta la gran pluviosidad de la zona) y se desmorone su estructura.

El Templo del Sol (o Torreón) es un edificio en forma de torre semicircular, cuyos escalones tallados y bloques de piedra encajan perfectamente en el relieve de una piedra natural que sirve como una especie de altar, está construido sobre una gran roca debajo de la cual hay una pequeña cueva que ha sido forrada completamente con mampostería fina.

Templo del Sol. Incluye dos habitaciones de grandes dinteles monolíticos y muros de piedra bien labrada.

El Templo de las Tres ventanas, cuyos muros de grandes bloques poligonales fueron ensamblados como un rompecabezas, y el Templo Principal, de bloques más regulares, que se cree que fue el principal recinto ceremonial de la ciudad. Adosado a este último está la llamada "casa del sacerdote" o "cámara de los ornamentos". Hay indicios que sugieren que el conjunto general no terminó de construirse.

Intihuatana se trata de una colina cuyos flancos fueron convertidos en terrazas, tomando la forma de una gran pirámide de base poligonal.

Incluye dos largas escaleras de acceso, al norte y al sur, siendo esta última especialmente interesante por estar en un largo trecho tallada en una sola roca.

En lo alto, rodeada de construcciones de élite, se encuentra la piedra Intihuatana (donde se amarra el Sol), uno de los objetos más estudiados de Machu Picchu, que ha sido relacionado con una serie de lugares considerados sagrados desde el cual se establecen claros alineamientos entre las montañas circundantes y acontecimientos astronómicos.

La roca sagrada, se le llama así a una piedra de cara plana colocada sobre un amplio pedestal. Es un hito que marca el extremo norte de la ciudad y es el punto de partida del camino a Huayna Picchu.

Una ciudad de piedra construida en lo alto de un "istmo" entre dos montañas y entre dos fallas geológicas, en una región sometida a terremotos y, sobre todo, a copiosas lluvias todo el año supone un reto para cualquier constructor: evitar que todo el complejo se desmorone.

Según Alfredo Valencia y Keneth Wright el secreto de la longevidad de Machu Picchu es su sistema de drenaje. En efecto el suelo de sus áreas no techadas está provisto de un sistema de drenaje que consiste en capas de grava (piedras trituradas) y rocas para evitar el empozamiento del agua de lluvias.

129 canales de drenaje se extienden por toda el área urbana, diseñados para evitar salpicaduras y erosión, desembocando en su mayor parte en el "foso" que separa el área urbana de la agrícola, que era en realidad el desagüe principal de la ciudad.

Se calcula que el 60% del esfuerzo constructivo de Machu Picchu estuvo en hacer las cimentaciones sobre terrazas rellenadas con cascajo para un buen drenaje de las aguas sobrantes.

Existe sólida evidencia de que los constructores tuvieron en cuenta criterios astronómicos y rituales para la construcción de acuerdo a los estudios de Dearborn, White, Thomson y Reinhard, entre otros. En efecto, la alineación de algunos edificios importantes coincide con el azimuth solar durante los solsticios de manera constante y por ende nada casual con los puntos de orto y ocaso del sol en determinadas épocas del año y con las cumbres de las montañas circundantes.

Todas las construcciones conservadas son de granito color blancuzco, compuesto en un 60% por feldespato, un 30% de cuarzo y un 10% de mica. Todo el material procedía de las canteras ubicadas en los contornos del complejo incaico. La roca tiene entre 6 a 7 grados de dureza en la escala de Mohs.

En el Imperio esta fue trabajada con barretas y otras herramientas de bronce (no se usaba herramientas de hierro en el antiguo Perú) y percutores de rocas más duras. Las rocas fueron alisadas por abrasión con arena.

Sus caras exteriores podían ser almohadilladas, es decir protuberantes, o bien perfectamente lisas. En estos casos la unión de los bloques parece perfecta y ha hecho suponer que no tiene ningún tipo de mortero; pero de hecho sí lo tiene, es una fina capa de material aglutinante que se encuentra entre piedra y piedra aunque es invisible por fuera. El esfuerzo de estas realizaciones en una sociedad sin herramientas de hierro (sólo conocían el bronce, mucho más blando) es notable.

Rafael Alfonso Alfaro García.

Machu Pichu. nº 1 - 1, Foto 1
Machu Pichu. nº 1 - 2, Foto 2
Machu Pichu. nº 1 - 3, Foto 3
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