Exposición "El espanto de la guerra"

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La exposición EL ESPANTO DE LA GUERRA narra un breve periodo de la Historia de España donde se simultanearon dos episodios cruciales: Las Misiones Pedagógicas -uno de los más bonitos solidarios y enriquecedores de nuestra historia- y la Guerra Civil -uno de los más bárbaros y vergonzantes-.

La llegada de la República en 1931 permitió llevar a cabo la antigua idea de Manuel Bartolomé Cossío: acercar a los pueblos de una España pobre los tesoros del patrimonio nacional. Llevaban cine, una biblioteca con cien volúmenes escogidos, teatro, charlas, música o el Museo Ambulante con copias del Museo del Prado hechas por Eduardo Vicente, Juan Bonafé y Ramón Gaya. La idea de Cossío era hacer llegar esos tesoros a toda esa gente que no habían visto en su vida -no ya esas obras del Prado- sino cualquier pintura hecha sobre tela. Ramón Gaya fue el único de esos tres pintores que acompañó al Museo por toda España. Por la tarde daba una charla sobre pintura y las mañanas las dedicaba a pintar. En un pueblo de Almería conoció a la que será su mujer, Fe Sanz. 

Entre las copias estaba Los fusilamientos del 3 de mayo, obra que inicia esta exposición. Una estampa de guerra entre españoles y franceses que Francisco de Goya pinta en 1814 y Ramón Gaya copia en 1932 para el Museo Ambulante. Ese proyecto de llevar la cultura al mundo rural, tan alejado por aquel entonces de la ciudad, quedó truncado tras el levantamiento militar del 18 de julio de 1936.  

EL PABELLÓN DE LA REPÚBLICA DE LA EXPOSICIÓN INTERNACIONAL DE PARÍS 

El Gobierno de la República acude a la Exposición Internacional de París en 1937. Quiere mostrar al mundo toda la emoción del momento que vive España. El Pabellón, obra de los arquitectos Lacasa y Sert, dio cobijo durante cinco meses a la visión amplia de la dura realidad española del momento. Se transmitió el horror y el sufrimiento del pueblo, su drama. Había artistas consagrados como Picasso con su Guernica, Miró con su Payés catalán en revolución o Julio González con La Montserrat . También artistas jóvenes como el caso de Ramón Gaya que expuso 3 obras (y no 2 como se había pensado hasta entonces). Aparte del "Retrato de Gil-Albert" y el "Espanto (bombardeo en Almería)" está "Cabeza de muchacho" inédita que se muestra por primera vez desde aquel 1937. La pintura es parte de un cuadro mayor que el propio pintor quiso destruir en los años ochenta y que, gracias a la intervención de Manuel Fernández-Delgado, se salvó. 

HORA DE ESPAÑA Y EXILIO

Una vez estalla la guerra la destrucción es imparable. La madrileña casa de Ramón y Fe es bombardeada. Se trasladan a Valencia, capital de la República, donde nace su hija Alicia. Allí también nace la revista mensual Hora de España, uno de los proyectos intelectuales de más envergadura del siglo: "a mi entender, el mayor esfuerzo literario que ha salido de cualquier guerra y prueba de que la lucha de España contra la traición del mundo es el nacimiento de una cultura que no debe morir", dirá el hispanista Waldo Frank. Escritos de Antonio Machado, José Bergamín, María Zambrano, Juan Gil-Albert, Luis Cernuda o Ramón Gaya que también dibujó todas las viñetas de los 23 números publicados. Todas esas viñetas están en paradero desconocido, quizás perdidas en la redacción de Hora de España. Hay un único dibujo de 1937, una viñeta de la Albufera que exponemos junto a un vídeo donde se ha rescatado el resto.

En 1939 Fe Sanz, en su huida a Francia, muere en los bombardeos de Figueras -la Guernica Catalana- donde hubo cerca de 400 víctimas. Al pintor lo encontramos en el campo de concentración de Saint-Cyprien. Está junto a compañeros de las Misiones Pedagógicas y de Hora de España. Allí, en unas condiciones lamentables, usan un cuadro del pintor como hule para taparse del frío. Lo cuenta en una entrevista: "El cuadro apareció en el campo de concentración. Alguien lo había cogido y cruzado la frontera con él. Durante el tiempo que estuvimos en el campo de concentración los amigos, Gil-Albert, Sánchez Barbudo, Dieste, yo mismo, lo utilizábamos para dormir, para aislarnos de la humedad de la arena de la playa". 

Ese cuadro, también en paradero desconocido, se llamaba "La paz". En la exposición se ve una reproducción del mismo. 

Tras la salida del campo de concentración Ramón Gaya irá al exilio, pero como bien decía: "el exilio no termina nunca".

Exposición El espanto de la guerra - 1, Foto 1
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