Emilio del Carmelo Tomás Loba
Cronista Oficial de Villanueva del Río Segura. Trovero
Hoy nos ha dejado el Trovero, historiador y poeta Ángel Roca Martínez, un hombre al que le debemos que la Velada de Trovo siga hoy en día en pie, responsable de conectar el mundo del Trovo escénico surgido en el periodo Modernista, con el Trovo de posguerra. Preocupado por la palabra, también fue poeta, así como una persona celosa de la historia del Trovo. En recuerdo a su memoria, queremos recordar su trayectoria por todo lo que hizo y todo lo que ha dejado.
Ángel Roca Martínez (25 de octubre de 1928–8 de enero de 2022) nació Miranda (Cartagena). Fue un hombre dedicado al campo, a la albañilería, así como también obrero para la Refinería de Escombreras o voluntario del mundo militar, hecho que le llevó a destacar por su afición a la lectura y por haber cursado estudios nocturnos mientras se dedicaba al trabajo de la construcción.
Desde muy joven demostró inquietud por las personas mayores que, en zonas de ocio, echaban “chascarrillos”, improvisaciones, coplas repentizadas. Fue así que su primera copla improvisada fue con once o doce años en las Casas del Cura de Miranda, entre gentes como Antón Riquelme. Debido a su faceta, en poco tiempo llegó a ser el Guía o Guion de Aguilandos de la Cuadrilla de Miranda… De hecho, cuando empezó a trabajar en la Refinería de Escombreras con quince años para ingresar con dieciséis como voluntario en el ejército, ya tenía experiencia improvisando.
Como militar estuvo en La Ribera de San Javier, para lo cual fue destinado en la Escuela de la Legión en Alicante, lugar donde tuvo un gran aprendizaje, y tras volver a La Ribera, se licenció como Cabo 1º siendo un soldado bastante adelantado debido a su formación intelectual y su pasión por la lectura… algo inusual en aquella época. Tras ello trabajaría en la Policía Municipal y, más tarde, en el Banco Santander.
Además de su experiencia con la Cuadrilla de Miranda, quien inició a Ángel Roca en el mundo del Trovo como espectáculo poético o escénico, con catorce años, fue José Mateo Conesa Picardías (natural de La Mina, El Albujón, Cartagena), conocido como Picardías, trovero, cantaor y guitarrista. Más tarde Pedro Pérez Ros Cantares lo cogería para depurarlo más en su estilo. Fue así que gracias a la labor de estos tres Puntales de Plata: Pepe Picardías, Pedro Cantares y Ángel Roca, el Trovo fue recuperado como espectáculo escénico en la Región de Murcia y, en particular, en el Campo de Cartagena. Fue así que no pararon de realizar Veladas Troveras durante la década de los años cincuenta del siglo XX.
Además, Ángel Roca iba precisamente con dos personas que habían conocido a José María Federico Marín, más conocido como José María Marín, el gran Rey de los Troveros, natural de La Palma (Cartagena). Pepe Picardías llegó a ser “cantaor” de Marín y Pedro Cantares, siendo crío, pudo verlo trovar.
Fíjense si la fama de Ángel Roca se hizo notable en los años cincuenta que, con tan solo 17 o 18 años, en el Cine Mery de La Unión (cine situado en la Calle Mayor), Ángel Roca, acompañado de su “cantaor” Pepe Vidal, se enfrentaría a su maestro Picardías delante de un concurrido público unionense, en el año 55, seis años antes del inicio del afamado Festival del Cante de las Minas (1961). Es así que, durante esta década, pudieron trovar por numerosas localidades dejando su impronta repentista en La Aljorra, Molinos de Marfagones, Los Dolores, Santa Ana, Miranda, Lobosillo, La Mina, etc.
De izquierda a derecha: Agustín Meseguer, Pedro Ros Cantares, Tomás el Manco (su cantaor),
Pepe de Jaén (guitarra), Juan Martínez el Calala (cantaor), Ángel Roca y Antonio Serrano Nieto el Vinatero. Foto del libro Foto del libro Historia del Trovo.
La fulgurante carrera de Ángel Roca le condujo a situarse, con veinte años, en la cima del Trovo de las tierras cartageneras, en definitiva, del Trovo de la región murciana. Fue así que, aunque no pudo trovar con Marín (ya que este murió cuando Ángel tenía siete u ocho años), pudo hacerlo con Galindo, el trovero ciego de El Llano del Beal (por cierto, hecho que le llevó a que don Francisco Celdrán Conesa, el rico potentado de minas, le pidiera una Velada Trovera particular en la Casa Grande a las afueras de Cartagena). También pudo trovar con Gregorio Madrid, el gran trovero de Los Dolores de Torre-Pacheco, según Ángel Roca, un Trovero sublime muy superior a muchos que después le han precedido, heredero de esa gran primera época de José María Marín y Manuel García Tortosa el Minero… También llegó a trovar Ángel Roca con otros repentistas antiguos como El Retal o también Joaquín Madrid, este último de La Aljorra…, y entre las muchas cosas que hizo a favor del Trovo, estuvo la de homenajear a José Castillo, al trovero almeriense que, junto a Marín y El Minero, formaron el gran tridente trovero de nuestra historia, considerados los Tres Puntales de Oro.
Dicho esto, debemos tener en cuenta que si hoy en día tenemos o conservamos las denominadas Veladas Troveras todo es debido gracias a los tres Puntales de Plata, ya que fueron ellos quienes las revitalizaron, haciéndolas resurgir del olvido. Además, en particular Ángel Roca, llegó a inventar una disciplina conocida como el Piropo Trovero, variante viva hoy en día en las Veladas Troveras, que en su momento fue necesario integrar para renovar las muestras poéticas. Sería en Fuente Álamo donde tendría lugar por primera vez el Piropo Trovero, en los años 60-65.
Por otra parte, Ángel Roca trovó y cosechó excelentes Veladas Troveras junto a José Ruiz, más conocido como Pepe el Santapolero o José Moreno García el Lotero de Fuente Álamo. También pudo conocer y trovar junto a David Castejón Fernández, conocido como el Tío David Castejón que, aunque venía de la primera época de oro, la época de los Puntales Marín–Minero–Castillo, lo conoció mucho después.
De izquierda a derecha: Ángel Roca, Antonio Piñana Segado, Antonio Piñana Padre, cantando los versos dictados por el trovero Roca, y a la guitarra, Antonio Piñana Hijo.
Foto del libro Historia del Trovo.
Lo cierto es que Ángel Roca, además de su vertiente artística como trovero, demostró a lo largo de su carrera artística dos variantes creativas más: la de investigador de la Historia del Trovo como así ha dejado patentado a través de las tres ediciones de la Historia del Trovo como en libros como La Guitarra y la Pluma o El Trovero Marín, entre otras publicaciones; como también ha sido una persona muy vinculada a la poesía de autor, cosechando por ello varios éxitos tales como la Flor Natural de San Javier, el Primer Premio de Habaneras escritas en Torrevieja (Alicante), la Flor Natural de Cartagena, así como el Primer Premio por su Canto a Cartagena, hecho e idea que le llevó a crear el Himno de Cartagena que todos hoy conocemos, o el Himno de la Marina.
Francisco Díaz García el Miope, Ángel Roca y José Travel Montoya el Repuntín.
Foto del libro Historia del Trovo en Águilas.
Ángel Roca, ha llevado el Trovo como arte escénico no solo a la Región de Murcia sino allende de nuestras fronteras regionales, incluida la Real Academia de la Lengua, para hacerlo también fuera de España. Y en lo que respecta a su palmarés en el denominado Concurso Nacional de Trovo, es el trovero que más Primeros Premios Absolutos cosechó con un total de seis. Además, fue homenajeado por la Asociación Murcia Folk en el año 2017 con motivo de las II Jornadas sobre el Trovo en La Arboleja (Murcia) y recibió su merecido homenaje en el Centro Alonso Luzzy, en Cartagena, de mano de sus amigos, la Asociación Trovera José María Marín de La Palma.
Manuel Cárceles el Patiñero, Ángel Cegarra el Conejo II y Ángel Roca.
Foto del libro El último huertano.
Llora la musa tendida,
llora el viento en su vaivén,
llora la estrofa y también
tu Cartagena querida.
Llora amigo hasta la herida
del dolor que se desboca
pero oíd que abrió su boca
con su esplendor el Parnaso
ya que solicita el paso
porque ha de entrar Ángel Roca.
Descanse en paz.
Lectura y defensa de la Tesis Doctoral sobre el Trovo de Emilio del Carmelo Tomás Loba. De izquierda a derecha: Ángel Roca, Alfredo Rodríguez, José Francisco Ortega y Emilio del Carmelo Tomás Loba, el 28 de enero de 2016. Foto: Joaquín Gris Martínez.