La intervención del coro alto de la Parroquia Santa María Magdalena de Sevilla ha llegado a su etapa final, después de varios meses de labores acometidas en los paramentos verticales y en las bóvedas de la nave central y laterales, decoradas con elementos ornamentales de yesería, aplicaciones de madera y pintura mural, se puede apreciar la luminosidad de los muros, la blancura y la intensidad de color en los elementos policromados que se disponen a lo largo de sus naves, una apariencia que cambia la percepción del templo.
Las labores que iniciaron en noviembre del año pasado, han tenido como finalidad, la restauración de los valores estéticos de la decoración, recuperación y adaptación de este espacio para albergar un área de exposición, donde se puedan mostrar obras de interés histórico y artístico que atesora esta parroquia de Sevilla.
La limpieza general y la eliminación de los restos de hollín y polvo acumulados e incrustados en los paramentos tras años de exposición, mediante la aplicación de geles rígidos de Agar, ha sido posible gracias a la cofinanciación con los fondos propios de la Parroquia Santa María Magdalena y la aportación del Arzobispado de Sevilla.
La dirección de la obra ha sido responsabilidad de Agustín Martín de Soto y Antonio Gamero, técnicos adjuntos a la Delegación diocesana de Patrimonio Cultural, supervisada por el propio delegado de Patrimonio, Antonio Rodríguez Babío; el párroco de Santa María Magdalena, Francisco Román Castro y el arquitecto Miguel Á. López. El equipo ha estado conformado por seis especialistas en conservación y restauración, (Carmen Escot Piñero, Carlos Roncero Mesa, Azahara Lora Pérez, María Lara García, Ana Álvarez Caballero e Inés Flores Fernández), seleccionados dentro del programa EMPLEARTE, en el que se ofrecen oportunidades laborales a jóvenes que comienzan su trayectoria profesional tras colaborar en proyectos con el Arzobispado de Sevilla.
Labores acometidas
Durante la intervención se ha hecho un repaso y sellado de todas las grietas de la bóveda, consolidando las capas de enlucido de mortero ante el peligro de desprendimiento. De todos los paramentos, los que se encontraban en peor estado eran los de las bóvedas laterales, con grandes pérdidas de materia pictórica, debido a las filtraciones de agua y florescencias salinas. También poseían numerosas capas de repintes que ocultaban la pintura original y que han sido recuperadas. Como fase final de los trabajos, se han reintegrado puntualmente elementos volumétricos para su correcta lectura visual.
Desde la Delegación de Patrimonio Cultural refieren que la diversidad ornamental que ofrece este espacio restaurado, se presenta "como una muestra única en la ciudad, un testimonio de una época donde los diversos oficios artísticos cooperan para elaborar un programa ornamental armónico conjugando pintura mural, yesería y aplicaciones de madera dorada y policromada".