CAMINOS DE CULTURA: LOS GRANDES RÍOS MEDITERRÁNEOS, UN PATRIMONIO A VALORAR
El Mediterráneo, comunicado con otros “mares” a través de estrechos, no ha permanecido ajeno a los desarrollos de ámbito continental. Los grandes cauces fluviales que vierten sus aguas a su cuenca pronto se constituyeron en imprescindibles vías de comunicación: ideas, tecnologías, cultos, objetos -cultura en el más amplio sentido de la palabra- han transitado por ellos. La diversidad de identidades coexistentes en las tierras que bordea este “mar entre tierras” fluye, se extiende, tierra adentro entremezclándose con singularidades e imaginarios alejados unos de otros. Como contracorriente figurada, la singularidad mediterránea se ha nutrido de otras filiaciones conformadas en territorios interiores, menos permeables a mudanzas culturales o aceptación de lo diferente.
Ese espacio confluyente de otros muchos que es el río permite tejer un insospechado entramado de relaciones humanas, económicas e ideológicas, gestado al albur de acontecimientos sucedidos a lo largo de la milenaria historia mediterránea en cada uno de los territorios de su cuenca drenante. Así, los ríos mediterráneos, sean de gran caudal o de corrientes menores o efímeras, constituyen paisajes culturales conformados por sociedades que, adaptadas a su variabilidad ecológica, han modelado su fisonomía pero también mitificado imaginarios surgidos de la fuerza de la simbología que concitan. Son escenarios de convivencias y desencuentros, forjadas en construcciones sucesivas de los paisajes que vertebran. A analizar su papel en la formación de una realidad mediterránea “entre la tierra y el mar” se dedica este IX Encuentro Internacional del Mediterráneo asumiendo con ello el análisis de un soporte clave de su Historia.