Una laguna de laminación de avenidas garantizará la viabilidad de distintos sectores de suelo urbano y urbanizable.
Informan fuentes municipales de que, como consecuencia de la DANA de 2019, se han llevado a cabo numerosas modificaciones en los mapas que publica la Confederación Hidrográfica del Segura sobre zonas inundables y de riesgo. Asimismo, en estos últimos años ha venido aumentando la exigencia de la Confederación, a fin de adoptar medidas más efectivas para evitar daños por inundaciones.
"Es preciso indicar que, tras la publicación de los mapas posteriores a la DANA, se pone de manifiesto en nuestro término municipal un riesgo por escorrentías de aguas proveniente del barranco de Los Grajos y barranco de los Cabañiles". Según el concejal de Planeamiento, Antonio Ignacio Martínez-Real, este riesgo afectaría, como dicen los citados mapas, a distintos sectores de suelo urbanizable como SUS-6, SUS-7, SUS-8, SUS-9, SUS-11 y también a áreas de suelo urbano como APE-11 y, en menor medida, APE-17. En definitiva, una amplia zona desde la N-301, hasta la desembocadura de la Rambla en el río, pasando por calle Federico García Lorca.
Durante la tramitación de los informes sectoriales por parte de la Junta de Compensación SUS-11, todo lo indicado con anterioridad se ha puesto de manifiesto, habiendo dado la Confederación Hidrográfica el visto bueno a la medida consistente en la habilitación de la citada laguna.
Por todo ello, la Junta de Gobierno Local ha dado luz verde para iniciar los trámites de la construcción de la referida laguna, que estaría situada en la zona en desuso de la EDAR, garantizándose de esta manera la viabilidad de los desarrollos urbanísticos de la ciudad. Se ha estimado el coste de la obra en 180.000 euros y se contempla su total ejecución en el próximo año.
Finalmente, desde el Consistorio se solicitarán a la Confederación Hidrográfica del Segura los correspondientes informes para el destino del uso de las aguas embalsadas, ya que es deseo del Gobierno municipal utilizar esas aguas para riego y uso agrícola, sirviendo también por tanto la citada infraestructura para paliar las consecuencias del cambio climático y la escasez de agua. Así las cosas, por un lado, se evitarían inundaciones y sería viable continuar con el desarrollo urbanístico de la ciudad, y por otro lado se dispondría de un excedente de agua embalsada que podría destinarse a uso agrícola.
