Hablar de 'Pasajes Floración' es hacerlo de Cieza, de su historia, de su cultura, de su patrimonio y de una manera especial de disfrutar la primavera. Para descubrir una ciudad y su patrimonio, el tiempo se convierte en un aliado perfecto, en el que la ausencia de prisa permite encontrar la pausada belleza de un concierto de música sacra, ofrecido por la Coral Ars Nova, en la Casa-Museo de la Semana Santa de Cieza. El recital tiene tanto encanto que es una actividad de la que resulta difícil marcharse. Ningún amante de la música coral puede poner en duda el valor del coro dirigido por Alejandro Molina, que sin duda viene dado por su excelsa calidad. Desde luego, oírlo es una experiencia inolvidable: supera con creces las expectativas de todos aquellos que aman la polifonía.
Sólo tienen una cosa en la cabeza: ganas de ofrecer un recital de canto coral que vaya un poco más lejos de lo habitual. En el punto entre lo bueno y lo sobresaliente está la diferencia, y es ahí por donde se movió la Coral Ars Nova bajo la dirección de Alejandro Molina, cuya mezcla de juventud y talento da como resultado un acabado de extraordinaria calidad. A todo ello se sumó el acompañamiento musical del pianista Pablo Martínez Pino. Un museo de Semana Santa puede engañar la vista. Un espacio expositivo dedicado a la imaginería se transforma de pronto en un lugar de voces, música y amigos. Hace un año el Ayuntamiento de Cieza reconoció el valor de esta actividad, que se enmarcaba en un conjunto de celebraciones vinculadas al proyecto turístico Floración, e incluyó 'Afterwork&Pasajes Floración' en la programación. Todo en su sitio, todo notable.
¿Por qué 'Pasajes Floración' se celebra en el interior de lugares históricos de Cieza? En primer lugar, porque los espacios cargados de historia ofrecen a las personas un lugar acogedor donde reunirse. En los eventos socioculturales, la gente necesita un lugar donde interrelacionarse. El espacio urbano y la memoria se combinan para decirnos que ciertos lugares son especiales, consagrados por sus extraordinarios méritos arquitectónicos y por el consenso social. A esos lugares los llamamos edificios históricos y nos parece normal que existan. Algunos son grandes y están protegidos como la basílica de la Asunción. Otros son más modestos e íntimos, como la ermita de San Bartolomé o el claustro franciscano de la Biblioteca Municipal Padre Salmerón. Cada uno de ellos encierra atractivos más que suficientes para atraer la atención de ciezanos y visitantes.
Buen ejemplo de ello es la Casa-Museo de la Semana Santa de Cieza, que en esta ocasión se justifica como protagonista de lo que significa 'Pasajes Floración', pues aparece como lugar elegido para el concierto de música sacra ofrecido por la Coral Ars Nova. El principal interés del recital de anoche residió en su repertorio: en la primera parte piezas del universal Requiem de Mozart ('Introitus', Dies irae', 'Rex tremendae' y 'Lacrimosa' y, en la segunda parte, composiciones que han formado parte en los últimos años de la coral ciezana ('Ave verum', 'Cantata', 'Señor aquí me tienes', 'Cerca de tI, Señor', 'La muerte no es el final', 'Ave María' de Arcadelt, 'Signore dell Cima', 'Santo' y 'La noche'. De ahí esta muy merecida expresión de respeto y admiración que recibieron las cuarenta voces por parte de un público fiel que ocupa un lugar muy relevante en la trayectoria de este coro.
Más de 80 personas, entre ellas el alcalde de Cieza, Pascual Lucas; la concejala de Museos, Conchi Villa, y el presidente de la Junta de Hermandades Pasionarias, Joaquín Gómez, se dieron cita en el histórico edificio de la calle Cánovas del Castillo para asistir a esta actividad incluida dentro del proyecto turístico Floración. Efectivamente, el patrimonio se convierte en el escenario en el que el arte y la música se fusionan. Son dos experiencias únicas y sorprendentes que se pudieron disfrutar en esta primera actividad, pero siempre con las saludables bases de la cocina murciana en su formulación y con el toque personal que Bar Restaurante Gomis da a sus recetas para presentarlas al comensal. Y lo hizo con bocados muy sugerentes y atractivos, acompañados de una sencilla delicia: el quinto de Estrella de Levante.
