La historia nunca se repite siguiendo el mismo guión pero tampoco hace falta caer en el fascismo o nazismo convencional para que se produzca la "quiebra de las democracias". ¿Se parece en algo nuestra situación actual a la de aquellos turbulentos años treinta en Alemania?

Cien años después, la Alemania regida por la Constitución de Weimar (1919) sigue suscitando interés, polémica y también asombro, debido a que el periodo histórico que protagonizó, tras ser derrotada en la Primera Guerra Mundial, concentró tensiones y esperanzas, actitudes y espejismos que, en mezcla nunca bien distinguible, llevó fatalmente al ascenso del nazismo y a la Segunda Guerra Mundial.

Las fuerzas políticas más dinámicas que asumieron el destino de la República alemana que sustituyó al Reich de Guillermo II, tras la tragedia de la Gran Guerra, dotaron al nuevo Estado de una Constitución liberal y de fuerte contenido social, que diseñó un marco innovador y optimista para una nación humillada y empobrecida que, al mismo tiempo, no pudo evitar la permanencia y reforzamiento de los mismos agentes políticos, económicos y militares que habían llevado al desastre. Estas fuerzas tradicionales consiguieron redirigir a aquella Alemania por un accidentado itinerario de revancha, con sistemáticos ataques a la Constitución republicana, dando lugar tras lasfunestas consecuencias de la Depresión de 1929 a que los ultras del partido nazi se impusieran en breve tiempo y se hicieran con el poder, volviendo a situar a una Alemania secuestrada por el nacionalismo, el supremacismo y el racismo, en el espantoso camino de una nueva guerra, más trágica aún que la anterior.

El Club Atalaya de Cieza ha programado, para el próximo día 9 de diciembre a las 19,30 horas y dentro de su ciclo de "Coloquios alternativos para tiempos inciertos", un encuentro sobre La Alemania de Weimar y la Europa de Entreguerras (1919-1939: reflejos de actualidad, en el que el filósofo Francisco Jarauta, el politólogo Pedro Costa y el historiador Alejandro García, tratarán de justificar la trascendencia multifacética (sociedad, cultura, política) de esos años, poniendo el acento en sus reflejos y las lecturas posibles de actualidad, tanto en el ámbito alemán como en el europeo (con especial alusión a España).

Reflexionar sobre la trascendencia de aquellos años es pertinente porque permite extraer algunas enseñanzas aplicables a los tiempos actuales.