Veíamos en julio de 2017 como, en una oleada de "nueva política", se impulsaba por unanimidad en la Asamblea Regional la modificación del Estatuto de Autonomía de la Región de Murcia, nuestra constitución autonómica. La modificación fue sustancial, puesto que se eliminaban los aforamientos de los diputados regionales, eliminando coyunturalmente los privilegios judiciales. Éramos la primera Comunidad Autónoma que lo hacía.
Sólo se nos escapaba una cosa… El Partido Popular ha estado luchando contra esta medida por activa y por pasiva. Ya vimos la resistencia del expresidente autonómico, Pedro Antonio Sánchez, a dejar el escaño y la presidencia de los populares en la Región. Le amparaba el aforamiento como diputado y como gobierno. Aun así, no podían votar otra cosa en contra del resto de la Asamblea, la foto era terrible.
A mediados de septiembre se aprobaba en el Congreso de los Diputados la tramitación de la reforma del estatuto con la abstención del grupo parlamentario del Partido Popular y de nuestro diputado nacional, Teodoro. Desde entonces, en comisiones del Parlamento se ha ido escurriendo el bulto para la modificación del Estatuto.
En consecuencia, podríamos pensar… ¿serán sólo los diputados del Partido Popular como ya mostraron en la votación del trámite? La respuesta es no, puesto si Ciudadanos quisiera, como ya quiso en la aprobación para llevarlo a trámite ya se hubiera modificado. Actualmente votan con el Partido Popular, su media naranja, aunque esté algo podrida por la corrupción que le atiza. La negativa de los segundos se entiende, porque no quieren que la justicia les trate como al resto de la ciudadanía, pero de ¿Ciudadanos? Están tapando la corrupción, negociando con la transparencia para beneficiarse no sabemos muy bien de qué.
Los socialistas instamos a Ciudadanos que se separen de la derecha corrupta del Partido Popular. Los Ciudadanos necesitan instituciones transparentes y que la corrupción, sea esclarecida y condenada por nuestros jueces y magistrados sin traba alguna.
Necesitamos transparencia, como un valor transversal que apuntale los pilares de las instituciones. Es hora de dejarse de discursos vacíos por intereses desconocidos. Si creemos en una nueva forma de hacer política, es hora de ejecutarla.